DIVÁN DEL DUQUE 170519

 

El Duque de Santo Ton

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Duque de Santo Ton:

Me puede mandar algún número de esas mujeres ardientes que necesitan hombres con tipo de albañil.

 

Francisco

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Francisco:

Claro, hazme llegar a este correo algunas fotos tuyas para ver si cumples con el requisito. 

Duque de Santo Ton:

A mí me gusta mucho levantar pesas, hacer ejercicio y vestirme muy apretado, por lo que un señor me ofreció trabajo de estríper en una discoteca de Terán. A mí me halagó el ofrecimiento porque además de narcisista, soy un poco exhibicionista, así que fu para que me hicieran el “casting”. Antes le pregunté que qué tipo de vestuario tendría que llevar, y me respondió que no importaba, que de todas maneras me lo iba a tener que quitar. Cuando estuve ahí, un gripo de tres hombres y un fotógrafo me pidieron que me desnudara por completo y como ya estaba ahí, pues lo hice. El problema fue cuando el que parecía ser el jefe de todos me quiso tocar y yo intenté protestar. El tipo sacó dos billetes de mil pesos, me los puso en la mano y como ya estaba ahí, pasó lo que tenía que pasar.

Maikol

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Maikol:

Si pasó lo que tenía que pasar ¿entonces para qué me escribes? 

Duque:

Me gusta mucho leer tu columna, créeme que admiro tu sinceridad y aclaro, como dicen por ahí, que no soy barbera. Nunca cambies y que Dios te bendiga.

Rocío 

Querida Rocío:

Gracias por la flor. No creo que seas barbera y, a estas alturas, no creo cambiar; yo siempre le he dicho al pan, pan, y al vino, vino. 

Querido Duque de Santo Ton:

Tengo 23 años y me gustan mucho las señoras mayores, así como de 40 ó 50 años de edad, para acostarme con ellas, pues tienen mucha experiencia y siempre quieren más y más. Me he acostado con muchas mujeres casadas y con mamás de mis amigos ¿tiene algo de malo?

Héctor

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Héctor:

Desde el punto de vista físico las relaciones que te gustan son perfectas, pues tu les brindas a esas mujeres la potencia masculina que seguramente la mayoría necesitan, pues aunque uno piense que con la menopausia disminuye el apetito sexual de las damas, es al contrario, aumenta muchísimo y por lo general sus parejas ya no les hacen mucho caso. Desde el punto de vista ético o moral creo que no puedo aconsejarte pues depende del medio social en el que te desenvuelvas. 

Querido Duque:

Estoy feliz de que hayas vuelto a escribir. Ya te extrañaba.

Lorena

Tapachula 

Querida Lorena:

Nunca he dejado de escribir y publicar, tal vez no me veías pero qué bueno que ya me encontraste. 

Duque de Santo Ton:

Tengo las piernas bien peludas y también los brazos, pero a mi marido no le gusta que me depile, dice que mis vellos lo excitan a la hora de hacer el amor. Además quiere que siempre ande de falda o vestido y cada vez que puede acaricia mis pelos o juguetea con ellos y a mí no me gusta, me da pena.

Dafne

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Dafne:

Tu marido es un cochino. Debes imponerte y decirle que al no dejarte depilar afecta tu autoestima. Pregúntale que haría él si le pidieras que se afeitara el vello púbico o las nalgas. Tal vez en algún tiempo o en algún lugar las peludas estuvieron o están de moda, pero no en Chiapas. 

Duque de Santo Ton:

Quisiera llevarte un paste buenísimo que me sobró el día del maestro ¿a qué hora te la puedo pasar a dejar al periódico?

Meche

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Meche:

A ninguna hora, llévale las sobras a tu abuela. 

Santo Ton:

Todas las amigas de mi hija van a pasar un semestre estudiando en una universidad de España. Mi hija se siente muy mal porque aunque yo quiera no me alcanza el dinero para mandarla. No sé qué hacer, la niña está muy deprimida.

Roberto

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Roberto:

Tu hija debe aprender a vivir como pobre en el mundo de niñas ricas en el que la has metido. La experiencia le servirá para ubicarse. 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi hermana menor, a la que le llevo diez años de edad, ya se va a casar y yo ni siquiera tengo novio. Me pidió que fuera su madrina de ramo pero yo la mandé a volar porque además de que está cometiendo algo impropio al saltarme, a mí no me gustan esas babosadas.

Rosario

San Cristóbal 

Querida Rosario:

Rectifica tu actitud y accede a ser madrina de tu hermana. La mejor manera de sobrellevar la envidia es ocultarla. Ya se te pasará el berrinche y evitarás ese desaire que a la única que afectaría sería a ti. 

Querido Duque de Santo Ton:

El día que mi papá cumplió cincuenta años hizo una gran fiesta, nos llamó a mi hermana y a mí y nos confesó que era gay, que el matrimonio con mi mamá era pura pantalla para ser aceptado por la sociedad chiapaneca y que se iba a vivir a México, DF, donde tiene a su pareja. Nosotras nos quedamos heladas por la sorpresa y antes de que nos pudiéramos reponer del susto, agregó que también es travesti y que cada vez que viajaba solo se vestía de mujer. Nos dijo que el divorcio de él y mi madre ya estaba arreglado, que no nos iba a faltar nada a ninguna, que nuestra casa de Tuxtla estaba a nombre de mi hermana y mío y que él siempre nos iba a querer mucho. La verdad es que tanto a mi hermana como a mí nos pareció un cínico de porquería, pero tuvimos que permanecer calladas porque, al fin y al cabo, mi mamá no tiene dinero propio, y él nos tiene que seguir manteniendo. El caso es que mis padres se divorciaron, él se fue a México y hace un mes nos pidió a mi hermana y a mí que lo fuéramos a visitar. Vive en el mejor edificio de la mejor calle de Polanco y es toda una vieja de sociedad, con peluca, uñas postizas, pechos, nalgas y ropa de diseñador. Nos anunció que se iba a casar con su novio, veinte años menor, y nos pidió que lo ayudáramos a escoger su vestido de novia. Por supuesto que nos negamos a hacer semejante ridículo y nos regresamos a Tuxtla. Antes de partir, nos dijo que nos quería ver en su boda, que no fuéramos a faltar, porque si no lo acompañábamos en un momento tan importante en su vida, nos iba a dejar de dar dinero por desagradecidas. Estamos humilladas y ofendidas, la verdad es que no sabemos qué hacer, porque mi hermana y yo tentemos 24 y 26 años, respectivamente, ya terminamos la carrera, pero no queremos trabajar.

Nicole

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Nicole:

Trabajar es el peor castigo que Dios pudo imponer al género humano, por lo que yo les sugiero que se traguen su orgullo y vayan a la boda, si no quieren terminar como empleadas de gobierno o como gatas de cualquier empresario. En ambos casos lo más seguro es que para que les den el puesto tengan primero que pasar por el dormitorio del jefe, así que piénsenlo bien, y traten de que, por lo menos, las nombren damas de honor en la ceremonia