HOSPITAL DEL ALMA 081223

Por El Duque de Santo Ton

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Duque de Santo Ton:

Unos amigos de mi marido vinieron a conocer Chiapas, y nos invitaron a cenar a uno de los restaurantes más caros de Tuxtla.

Yo nunca los había visto pero de inmediato me hicieron sentir en confianza por sus atenciones y por su gran educación. Platicamos muy a gusto hasta que en la sobremesa a mí se me ocurrió comentar que el estado de Israel había dado muestras de ser igual o más inhumano que los terroristas árabes por todas las represalias que tomó en contra de los territorios palestinos ocupados de Gaza y Cisjordania. Furiosa, la señora me respondió que era yo una ignorante y que antes de opinar me informara más de las cosas. Yo me quedé callada para no confrontarla y ella se levantó, tomó su bolsa y sin despedirse se retiró seguida de su esposo. Después de un buen rato, cuando comprendimos que no iban a regresar, mi marido pidió la cuenta, pero el mesero le dijo que ya el amigo había pagado todo, hasta la propina y nosotros también nos retiramos. Después de eso ya no volvimos a saber de ellos, no respondieron llamadas de celular ni mensajes ¿qué podemos hacer?

Dulce María

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Dulce María:

Yo creo que lo mejor que pueden hacer esdar gracias a Dios por no tener que tratar con gente tan intransigente y maleducada. Siempre debe respetarse la opinión de los demás, aunque no se esté de acuerdo con ella. Eso es ley. 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi hija va a casarse con un joven empresario de Guadalajara, y los papás de él vinieron a conocer a la familia y a pedir la mano de la nena. Yo les ofrecí que se quedaran en la casa para que estuvieran más cómodos, pero prefirieron irse a un hotel de lujo y alquilar un carro. No pudieron visitar muchos lugares de Chiapas por el problema de los bloqueos carreteros, pero tratamos de que estuvieran contentos y de que se llevaran una buena impresión de nosotros. A leguas se nota que son gente con clase y mucho mundo. A él le gusta beber un poco más de lo debido, pero siempre se controla o lo controla su esposa, una verdadera dama, muy bien vestida, a quien siempre vi pintada y arreglada con buen gusro, y calzando zapatos con tacón de 15 centímetros, a sus 80 años recién cumplidos. Me dejó impresionada, por su amabilidad, su cultura y educación, espero que no desprecie a mi hija como nuera.

Ilse

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Ilse:

La señora te impactó por ser diferente, no por ser mejor que tú, ya que hay valores más esenciales que un tinte de pelo o unos zapatos de cabaretera. 

Duque de Santo Ton:

Estoy muy asustada por lo del crimen organizado, sigo todas las indicaciones que dan en la televisión, sobre todo la de no salir de noche en carretera, pero ni así se me quita el miedo ¿qué hago?

Maricela

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Maricela:

Ponte a hacer ejercicio rutinariamente mientras rezas o escuchas la palabra de Dios en tus audífonos. Eso te va a tranquilizar. 

Duque de Santo Ton:

Yo nací en un pueblito de la Selva Lacandona, y cuando era un jovencito conocí a un fotógrafo francés que estaba haciendo una sesión pagada por una revista. Cuando me vio la primera vez, me pidió que fuera su asistente en sus excursiones a la Selva, pero desde que nos quedamos solos, nos volvimos amantes. Cuando terminó su trabajo, me propuso que me fuera con él a Europa, que él se encargaría de arreglarme los papeles y pagar todo, y yo acepté. Desde hace 20 años vivimos en París, estamos casados legalmente, y yo trabajo en un instituto de investigaciones etnográficas pues domino a la perfección el tzeltal, el español, el francés y el inglés. Después de dos décadas volví a Chiapas, pero mi gente no me acepta ni me quiere, nadie cree que dos hombres puedan estar casados, y todos me dicen que soy puto. Por eso me regreso a Francia y no pienso volver ni a Chiapas ni a México.

Jacinto

Ocosingo 

Querido Jacinto:

Las cosas cambian y los cambios duelen, pero, en este caso, creo que obtuviste un gran beneficio pues, aunque te hubieses quedado aquí y hubieras permanecido soltero de todas maneras serías “el puto de la Selva”. La gente debe estar donde tiene que estar, y tu lugar está en París. Con motivo o sin motivo, procura no viajar mucho a Choapas, estamos en medio de una disolución social muy agresiva. 

Querido Duque de Santo Ton:

Aunque adoré a mi difunto marido y quiero mucho a mis hijos, yo soy una mujer a la que no le gusta estar sola, y por ello me volví a casar en contra de la voluntad de mi familia, pues todos piensan que mi nuevo esposo va a dejarme sin dinero. Lo que no entienden es que si no me gusta vivir sin hombre mucho menos me gustaría vivir pobre, por lo que tengo tomadas todas mis precauciones por si algún día decido divorciarme. Obviamente, mi compañero también cree que soy una estúpida que se dejará desplumar, pero yo estoy muy bien protegida, me asesora uno de los mejores despachos jurídicos del país. 

Lety

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lety:

Me alegra que tengas controlada la situación, pero ten cuidado, si tu marido es realmente un “cazafortunas”, podría abusar de ti de muchas maneras, no solamente en el plano legal, si no confías en él ciegamente mándalo al diablo. 

Duque:

Después de 40 años de casada, mi esposo me salió con la “novedad” de que es gay, y que siempre me lo ocultó para no lastimarme ni lastimar a nuestros hijos. Yo le respondí que no fuera imbécil, que desde que lo conocí supe sobre sus preferencias sexuales pero que no me importaron porque yo pensaba que iba a quedarme solterona y que, aunque fuese con él podría formar una familia, como lo hicimos. Él se puso lívido, más blanco que un fantasma, y me confesó, llorando, que quien realmente le había gustado siempre era mi hermano mayor, que en paz descanse.

Lucha

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Lucha:

Te siento muy centrada y conforme. Me asombra lo que tenían que hacer las mujeres de tu época para conseguir una vida, y me alegra saber que tú lo conseguiste con quien pudo haber sido tu cuñado. 

Querido Duque:

Soy escritor y a veces hago presentaciones de mis libros ante veinte o treinta personas, y ello me genera miedo irracional, excesivo, un verdadero calvario. Cuando sé que me presentaré en público, empiezo a sentir ansiedad incluso días antes de que el hecho ocurra. Es como un miedo incontrolable a ser víctima de situaciones humillantes y vergonzosas estando en compañía de otras personas.

Gilberto

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Gilberto:

Sufres de la llamada “fobia social” en alguna de sus vertientes, te recomiendo que consultes a un especialista porque esos padecimientos no suelen desaparecer solos. 

Duque de Santo Ton:

Con esta crisis que estamos viviendo, he pensado en dedicarme al trabajo más antiguo de la historia, es decir, prostituirme con mujeres ricas que estén dispuestas a pagar por mis encantos, los que, por cierto, son bastantes.

Cristian

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Cristian:

Por más encantos que tengas, los consumidores de prostitución masculina no son mujeres sino otros hombres, así que tú sabrás si enfrentas la crisis al estilo del trabajo más antiguo de la historia. 

Duque de Santo Ton:

Hace muchos años trabajaba en un restaurante como empleado de limpieza, pero embaracé a una de las meseras. A los dos nos corrieron y nos fuimos a vivir a casa de mi mamá para esperar a que naciera el bebé. Mientras tanto, me puse a buscar trabajo, pero no conseguía nada o pagaban muy poco. Después de que nació mi hijo, antes de 15 días, la madre también salió a buscar empleo y lo consiguió. Ganaba bien y decidimos que de momento ella se fuera a trabajar, mientras mi mamá y yo cuidábamos al niño. Así fue, hasta que una amiga de mi hermana la conoció y le ofreció un súper puesto, con un sueldo de jefa. Entonces ya no lo dudamos, ella se convirtió en la proveedora y yo quedé como responsable de las labores del hogar. Nos sentíamos tan a gusto, que nos dimos el lujo de tener otro hijo. Éramos una pareja extraña pero funcional, hasta que ella conoció a un hombre con mucho dinero y más joven que yo, con el que se fue y nos abandonó a sus hijos y a mí. Mi mamá ya falleció, yo me quedé con la casa y los muchachos, que ya terminaron la universidad, me aportan lo necesario para mi sustento. El domingo pasado, el mayor me preguntó si yo estaría dispuesto a recibir a su madre si quisiera visitarme, y yo le respondí que no, de ninguna manera, que me había traicionado. Creo uno puede perderlo todo menos la dignidad.

Jaime

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Jaime:

Aunque te hayas casado con ella y sea la madre de tus hijos, tu ex mujer jamás dejará de ser la mesera a la que embarazaste en un restaurante de baja estofa. Después de lo que pasó, si ella quiere acercarse a ti, no te pongas tan digno, tal vez quiera indemnizarte ya que, después de todo, fuiste tú el que la sacó del andurrial en el que vivías.