HOSPITAL DEL ALMA 161123

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected]) 

Querido Duque de Santo Ton:

Yo soy una mujer liberal, ya que nací en los años setenta y no me siento para nada retrógrada. Sin embargo, el otro día mi hija de nueve años me contó que su profesora les dijo a ella y a los demás alumnos, que la homosexualidad es algo muy normal y que la moral cristiana es un mito que sólo sirve para crear sentimientos de culpa y conflictos internos.

Según la Constitución, en México existe libertad de cultos, por lo que me ofende que una burra como esa maestra, le esté llenando la cabeza a mi hija de ideas que no compartimos en nuestra casa, en donde no consideramos que la homosexualidad sea algo normal, sino que, por el contrario, nos parece una situación aberrante y degenerada. Fui a la escuela a reclamar a la profesora y a la directora, y las dos me salieron con que eso no era nada, que pensaban instruir a los niños en el uso del condón, y en las distintas prácticas sexuales (coital, anal, oral, masturbación, etc.) Les recordé que mi hija apenas tiene nueve años de edad como para estar aprendiendo cochinadas, que es una niña inocente, y las muy frescas me respondieron que mi nena está a punto de iniciar su vida sexual y que ellas la están preparando para que pueda defenderse de enfermedades venéreas o embarazos no deseados ¿creerán las muy puercas que mi hija es igual de golfa que las de ellas? Yo siempre he pensado que el mejor (único) método para prevenir enfermedades venéreas o embarazos es la abstinencia. Yo quiero que mi hija llegue virgen al matrimonio y que tanto ella como su esposo se guarden fidelidad, lo cual dudo se cumpla, si ese par de arpías le siguen metiendo ideas sobre homosexualidad, felaciones, sodomía y esas cosas. Creo que la moral cristiana es el único código de conducta realmente eficaz ¿qué puedo hacer?

Silvia

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Silvia:

Me parece que tu hija no está asistiendo a la escuela indicada, pues en tu casa recibe una información que se contradice con la que le dan en el colegio, lo que únicamente puede conducir a la confusión de la niña. Yo también estoy de acuerdo con la moral cristiana, y se me hace idiota que un par de maestras la descalifiquen de esa manera ante los niños ajenos, sobre todo, si como bien lo dices, en México existe la libertad de cultos. Como no mencionas el nombre de la escuela yo no puedo hacer una denuncia pública desde este hospital, pero creo que es urgente que te quejes ante las autoridades educativas competentes, ya que si bien es cierto que hay menores que se inician en la sexualidad desde los doce años de edad, tu hija no tiene por qué ser una de ellas. Por lo pronto, trata de cambiarla de escuela, esas mujeres están locas y en una de ésas hasta lesbianas y corruptoras de menores son. 

Querido Duque de Santo Ton:

Tengo catorce años y soy muy bajo de estatura. Mi mamá dice que todo se debe a que fumo desde que cumplí los diez años y que sólo por eso me voy a quedar enano y que ya debería ir buscando chamba en un circo. Estoy muy asustado porque sí, la verdad es que, aunque todavía no cumplo los quince, ya me echo una cajetilla diaria.

Adrián

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Adrián:

Antes que nada, me gustaría saber de dónde sacas dinero para pagar casi ochenta pesos diarios para comprar tabaco, si sólo estudias y tienes apenas catorce años de edad. No tengo porque mentirte, por lo que es mi obligación ética decirte que lo que tu madre dice es falso, nadie se queda enano por fumar, aunque el riesgo de un cáncer bucofaríngeo o pulmonar es muy alto entre los fumadores consuetudinarios, además de que se genera una adicción muy difícil de erradicar. 

Duque:

Fui de vacaciones a Cuba y me gustó tanto una cubanita, que regresé varias veces a visitarla, pues su familia me encantó tanto como ella, son personas de veras muy agradables. El caso es que sin darme cuenta me enamoré y le pedí que se casara conmigo, lo cual hicimos en un pequeño salón del Hotel Nacional de La Habana. Fue un cuete conseguirlo, pero después de muchos trámites logré traérmela a vivir a Chiapas y aquí estamos desde hace ya casi tres años. Lo malo es que la mujer no se ambienta aquí, dice que, si no me la llevo a vivir a Miami, que mejor la regrese a Cuba porque vivía mejor allá ¿puedes creerlo?

Sebastián

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Sebastián:

Claro que puedo creerlo. En México los únicos que viven mejor que los cubanos son los ricos. Si tú eres un pobre diablo, lo único que hiciste fue desubicar a esa muchacha que vivía al lado del mar Caribe para traértela a vivir junto al río Sabinal. Cambiar el arroz con frijoles por el pozol con taquitos de cochi no debió haber sido muy gratificante para esa niña, que con toda la razón del mundo quiere regresar al lugar al que pertenece. Déjala ir. 

Duque:

Tengo 30 años, y estoy cansada de que los mejores partidos de Chiapas se vayan a estudiar fuera de aquí, y regresen casados con una bola de fuereñas advenedizas que se sienten la gran cosa, pero a las que luego, luego, se les nota el cobre. A las chiapanecas se nos va el tiempo esperando a que alguien se fije en nosotras por nuestras costumbres, por nuestros apellidos, por nuestras buenas familias, pero se nota que a los chiapanecos eso los tiene sin cuidado y prefieren casarse con pájaras de cuenta cuyo pasado todo el mundo desconoce. Te juro que estoy bien decepcionada, Duque.

Marina

Tuxtla Gutiérrez

Querida Marina:

Te mentiría si te dijera que a tus treinta eres una pollita, ya no te cueces al primer hervor chula, y por lo mismo, cada vez será para ti más difícil conseguir algún esposo de buena familia que no sea pobre, gay o divorciado, por lo que te sugiero que sin olvidar los principios morales que te enseñaron en tu casa ni tu educación chiapaneca, te vayas a otro lugar, de preferencia a una ciudad grande, en donde nadie te conozca, ahí podrás encontrar a alguien adecuado para ti y de cuya procedencia aquí tampoco se sepa nada. Te recomiendo Guadalajara o Monterrey, ahí hay muchos güeros de rancho, con uno de los cuales podrás venir a apantallar a tus amigas y a tus primas diciéndoles que es la gran cosa, aunque en realidad no tenga ni en donde caerse muerto. 

Duque:

Soy homosexual y siempre me ha gustado serlo. De niño sufrí mucho por la discriminación y por el maltrato de los demás, empezando por mi propia familia. Mi padecer terminó el día en que comprendí que por más que trataba de disimularlo, siempre se me notaba lo gay o me traicionaban las nalgas. Desde entonces, me separé de mi familia, me enamoré de un peinador que tiene una estética muy famosa y muy cara y que me sostiene en todos mis gastos. Yo me dedico al hogar, a cocinar, a tener bonita la casa, a acompañar a mi pareja a sus compromisos y estudio historia del arte. Me han contado que mis primos me desconocen y que reniegan de mí, pero a mí no me importa porque ya puedo hacer lo que quiera y me parece que encontré la felicidad. Además, las niñas más fresas de la sociedad quieren ser mis amigas y siempre estoy en los mejores eventos, podría decir que hasta subí de nivel.

Giorgio

San Cristóbal 

Querido Giorgio:

Me gusta que sepas que nunca vas a cambiar y que te adaptes a ello para sacarle el mayor provecho a la vida, pero tienes que ser muy cauteloso, porque las parejas homosexuales son muy inestables, muy proclives a la promiscuidad y puedo asegurarte que en su diccionario no existe la palabra fidelidad. Por si fuera poco, los homosexuales conforman el grupo de más alto riesgo en la transmisión del virus VIH (SIDA). Eso quiere decir que tienes que cuidarte mucho y buscarte una forma de ganarte la vida, aunque tu peinador te mantenga porque cuando pierdas la juventud con toda seguridad también vas a perderlo a él y a tu fuente de ingresos. Por último, debo decirte que nuestra sociedad sigue siendo híper machista y que, aunque sientas esos aires de libertad, seguirás siendo un marginado.