HOSPITAL DEL ALMA 091123

Por Duque de Santo Ton

Consultas gratis: [email protected] 

Duque de Santo Ton:

Hace casi un año fallecieron mi esposo y mis hijos en un accidente de tránsito y yo, por más que lo intento, no puedo superar esa pena. Me quedé con tantas cosas que tenía pensado decirles algún día que ya jamás llegará. La tristeza me consume y las cosas que deberían producirme alegría solamente me dan tristeza, ya no quiero vivir.

Ivonne

Tapachula 

Querida Ivonne:

La vida tiene muchas caras y no todas son bonitas. Por suerte, nada es para siempre y con el tiempo entenderás que también algún día tú también vas a partir de este mundo, tu familia solamente se adelantó y pronto la vas a alcanzar. 

Querido Duque:

Estoy muy mortificada, porque fui a visitar a mi abuelita para preguntarle que qué quería de regalo de cumpleaños, y poniendo la cara más amarga que te puedas imaginar, me contestó que dinero, que lo que ella necesitaba era dinero. Déjame decirte que mi abuela va a cumplir noventa años de edad, y me parte el corazón ver que después de toda una vida de apuros económicos, ahora, que está al final de su existencia, siga obsesionada con el tema del dinero. Yo pienso darle una tarjeta de felicitación bien linda y adentro meterle un billetito de doscientos pesos, para que esté un poco más tranquila. Se lo merece mi abuela.

Mercedes

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Mercedes:

El problema de la falta de dinero nos obsesiona a casi todos los mexicanos, lo que pasa es que existen algunas personas que enfrentan ese tipo de cosas de manera enfermiza, porque a los noventa años tu abuela debería dar gracias a Dios por el simple hecho de respirar. Por otra parte, me asombra que seas tan prángana, mínimo regálale cinco mil pesos, no doscientos y una tarjeta. Noventa años no se cumplen dos veces, te lo aseguro. 

Duque:

Tengo una prima que se siente la gran cosa, y reacciona con rabia cuando la critican, y trata de destruir o humillar a quien se atreve a hacerlo. Cuando alguien le hace notar sus errores arma tales discusiones, que todo el mundo prefiere darle la razón con tal de que se calle el hocico.

Flor de María

San Cristóbal 

Querida Flor de María:

Tu prima necesita una lección de humildad que la propia vida se encargará de darle, pero no por ello debes olvidar que una persona educada no se refiere a la boca de alguien con la vulgar palabra “hocico”. Ese vocabulario déjalo para las suripantas y las pepenadoras. 

Querido Duque:

Me invitaron a una “lounge party” a la que todo el mundo debería ir vestido de blanco. Mi esposa y yo tuvimos que comprar ropa especial porque ninguno de los dos tenía ropa blanca, y cuando llegamos a la fiesta nos dimos cuenta de que nadie sabía lo que es el concepto “lounge” y que sólo dos o tres personas, además de nosotros, iban de blanco. Yo soy de Guadalajara y cuando me si me quería venir a vivir a Tuxtla Gutiérrez, jamás me imaginé que la sociedad fuera tan primitiva.

José Antonio

Tuxtla Gutiérrez 

José Antonio:

Es estúpido que juzgues a una sociedad tan a la ligera. El concepto de fiestas temáticas es tan viejo como las pirámides de Egipto, y si aquí ese tipo de cursilerías siempre fracasan es porque no son acordes con nuestra idiosincrasia. 

El Duque de Santo Ton

Querido Duque de Santo Ton:

Estoy angustiada porque mi único hermano, que es joven, blanco, guapo, alto e inteligente, se enamoró de una fulana vieja, chaparra, prieta, horrenda y, por si fuera poco, tuerta. Me parece que, en lugar de ayudarla a integrarse a la buena sociedad, la tuerta arrastrará a mi hermano a la cloaca de donde la sacó.

María Celeste

Tuxtla Gutiérrez 

Querida María Celeste:

Algo me dice que tu hermano lleva un buen tiempo buceando en la cloaca que mencionas, y la tuerta es tan solo un recuerdito de ese pantano. Déjalo que haga su vida con quien y como se le antoje. 

Duque:

Pronto voy a tener a mi primer hijo y mi esposo quiere que se llame Jean Pierre, pero yo siempre soñé que mi primogénito se llamaría Iker ¿a ti qué nombre te gusta más?

Rosa María

San Cristóbal 

Querida Rosa María:

Ambos nombres me parecen asquerosos ¿no se han dado cuenta de que vivimos en México? Poner a los niños nombres que no concuerdan con su apellido no sólo es ridículo sino es una injusta manera de estigmatizarlos desde la cuna. 

Querido Duque de Santo Ton:

Un hermano de mi esposo es gay pero siempre me había caído bien y le tenía cariño, hasta que en la fiesta de mi cumpleaños se enamoró de mi peinador de toda la vida. Yo no acostumbro invitar a las personas que me sirven a mis reuniones íntimas, pero, además de ser mi peinador, el tipo del que se enamoró mi cuñado es muy educado y de finas maneras, por lo que pensé que se comportaría bien, pero terminó en la cama del hermano de mi esposo la misma noche en que se conocieron. La cosa no terminó ahí, sino que se fueron a la Ciudad de México y se casaron legalmente, de manera que mi peinador ahora es parte de mi familia política. Estoy apenadísima con mi marido y con mi suegra, pues lo fui la que presentó al hermano mayor con el que ahora es su marido.

Rebeca

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Rebeca:

Todas las cosas tienen su lado positivo: ahora ya tienes peinador gratis a la mano, pues no creo que ese hombre se atreva a cobrarte después de que le cambiaste la vida y de que, después de todo, te guste o no, es tu concuño. Lo que sí te aconsejo es que abras bien los ojos, pues con su nuevo estatus civil, el peinador va a querer hincarle el diente a la herencia de tu marido pues, como legítimo esposo, es probable que ya esté contemplado en la lista de los que les va a tocar algo. Siempre es recomendable que los parientes homosexuales permanezcan solteros. 

Duque de Santo Ton:

Hace unos días estaba discutiendo con mi esposa y se puso tan acalorado el pleito, que terminé dándole un par de cachetadas. Es tan escandalosa mi mujer, que empezó a berrear más que un cochino en el matadero y una de las vecinas, a la que ni conocía, vino a decirme que no maltratara yo a mi esposa. Me dio tanto coraje que fuera tan metiche la vieja, que le dije que se fuera a chingar a su madre, y se fue, pero regresó con su marido para que, según ella, me pusiera yo con un hombre. El tipo iba a reclamarme por haber insultado a su esposa, pero salió corriendo cuando vio que lo estaba yo esperando con mi escopeta. Mi mujer también está enojada con ellos por meterse en nuestros asuntos, pero nos da miedo que procedan legalmente contra mí porque yo no tengo permiso para portar armas ¿Qué haré?

Sebastián

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Sebastián:

Me parece que ha llegado el momento de desprenderte de esa escopeta, acuérdate de que las armas las carga el diablo, y si no tienes permiso para portarla sí puedes meterte en un pleito legal. No creo que tus vecinos vuelvan a husmear en tu intimidad, pero explícale a tu esposa que el ser tan gritona y exagerada puede dar lugar a problemas innecesarios