HOSPITAL DEL ALMA 180823

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected]

Duque:

Me encantas, eres un hombre coherente contigo mismo y hagas lo que hagas siempre conservarás ese inconfundible estilo tuyo, tan agudo, tan directo y humorístico. Soy tu lectora desde hace años, desde que te leía impreso en papel. Lástima que la computadora vino a perjudicar la prensa porque la verdad a mí no me gusta leer mucho en computadora, solo encabezados y fotos.

Marilú

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Marilú:

Sí, es una lástima perder lectores como tú, y por eso te agradezco especialmente que hayas tenido el detalle de escribir a mi E Mail para comunicármelo, sobre todo sabiendo que no te gusta leer cosas en Internet.  

Querido Duque de Santo Ton:

Sin falsa modestia, quiero decirte que soy un muchacho guapo y que me gustaría ser modelo de ropa y sin ropa si me llegan al precio. La verdad no me da vergüenza ya que acabo de cumplir los 18 años, pero no sé qué hacer ni cómo empezar.

William

Tuxtla Gutiérrez 

Querido William:

Para ser modelo debes medir por lo menos 1.85 cm. de altura. La talla de tu camisa debe ser de 40 regular y necesitas tener un cuerpo firme. Debes tener el rostro atractivo, el cabello abundante y la moral relajada, porque en algunos castings te exigen pasar pruebas que no son aptas para mentes conservadoras. 

Duque de Santo Ton:

Desde que era niño me detectaron esquizofrenia, y siempre he vivido medicado. Por suerte jamás he tenido episodios graves de locura, pero el miedo al futuro me hace tambalear emocionalmente ¿qué me aconsejas?

Toño

San Cristóbal

Querido Toño:

Debes comunicarte con tu psiquiatra y ponerlo al tanto de lo que te sucede, tu padecimiento es incurable y condicionado por las circunstancias externas, por lo que tu médico debe atenderte y controlar la dosis de tu medicina, que, como ya sabrás, debes tomar el resto de tu vida. 

Duque:

La otra noche mi marido me puso tal golpiza que ya me querían llevar a mí a la Cruz Roja y a él a la Fiscalía, pero un compadre nos defendió, les dio dinero a los agentes y nos dejaron en paz. Mi vecina le llamó por teléfono a mi hermano a Tonalá para darle la queja, y él me llamó a mí para decirme que me fuera para allá para estar con la familia, que no puedo seguir viviendo con un hombre que me trata así, pero, Duque, yo no puedo hacer eso, ese hombre es mi esposo, y yo no pienso dejar sin padre a mis hijos, para que no tengan quién los defienda. Además, Duque, yo tuve la culpa. Mi marido es un hombre acostumbrado a vivir bien, proviene de buena familia, pero desde que nos casamos cada vez nos va peor y prácticamente no tenemos ni en qué caernos muertos. La noche en que pasó lo que te platiqué, a él lo habían tratado muy mal en el trabajo, lo habían humillado, lo habían sobajado, lo habían hecho sentir un gato; y cuando regresó a la casa me encontró hecha una furia y yo, la muy pendeja, empecé a gritarle que no me alcanzaba el dinero, que no tenía ropa, que nuestros hijos parecían limosneros, que teníamos que pagar la renta, que era un fracasado y otras cosas muy feas. Fue entonces que empezó a pegarme. Primero para que me callara y después para desquitar sobre mí su rabia, su frustración. Pagué el pato, pero no me quejo porque, como te dije, yo fui la pendeja por no saber comprender a mi esposo. Debí reconfortarlo en lugar de acabarlo de madrear.

Rocío

Tuxtla Gutiérrez 

Querida Rocío:

Adoro la frialdad que tienes para describir la conducta de tu esposo y para echarte la culpa. Me encanta que comprendas que tu marido estaba sufriendo una crisis, pero no me parece que te eches la culpa de que él no sepa cómo comportarse ni controlar su ira. Por muy mal que le haya ido jamás debió agarrarte de saco de boxeo porque pudo haberte lesionado seriamente, te pudo haber dejado paralítica o sacado un ojo. Mira Rocío, los hombres que son así, una vez que te ponen la mano encima, tarde o temprano lo vuelven a hacer, por lo que te sugiero que te separes de él. Sin embargo, veo que no tienes muchas opciones porque sería terrible regresar divorciada y con hijos a casa de tus padres y se ve que eres una mujer poco productiva económicamente hablando. Creo que si empiezas a buscar ingresos que te permitan vivir por tu cuenta encontrarás tarde o temprano la puerta de salida de un matrimonio fracasado. 

Duque:

Mi novio no se quiere casar conmigo por la Iglesia, porque dice que no cree en Dios; y mis papás dicen que si no hay boda religiosa no habrá boda. No sé qué hacer.

Julieta

Ocosingo 

Querida Julieta:

Dile a tu novio que tú eres una mujer católica, que la boda civil no significa nada para ti y que si se quiere casar contigo debe hacerlo como Dios manda. Si no acepta, entonces mejor no te cases con él porque si te falla en una cosa tan importante, ahora que no viven juntos, imagínate de lo que será capaz cuando dependas de él. 

Señor Duque de Santo Ton:

Jamás me imaginé que llegaría a escribirle, pero lo hago porque me gustaría conocer su opinión. Soy un hombre de 70 años de edad, y durante algún tiempo de la vida me fue muy bien en todos los sentidos. Tenía dinero, me casé con una buena mujer, logré que mi única hija estudiara una carrera y luego una maestría. Yo mismo la ayudé a conseguir el trabajo de alta ejecutiva que ahora tiene, pero un día todo cambió para mí. Me quedé sin empleo primero y sin dinero después. Sin darme cuenta empecé a depender del sueldo de mi hija, quien se encarga de pagar absolutamente todo. La situación es muy incómoda, tengo que pedirle dinero para comprar unos cigarros o permiso para usar su computadora. Obviamente ella ha cambiado mucho conmigo, ya no me respeta, me trata muy mal. Se ha vuelto cómplice de su madre y entre las dos me hacen sentir como si yo fuera un hombre fracasado y eso me deprime mucho.

Quique

Tuxtla Gutiérrez 

Querido Quique:

Tanto tu hija como tu mujer son un par de malagradecidas, porque lo que tienen te lo deben a ti. Eres un hombre viejo que no se preparó para el retiro, eso es cierto, pero, ante todo, los tres forman una familia y como tal deben apoyarse los unos a los otros como tú lo hiciste con tu hija cuando era estudiante, y como lo has hecho siempre con la fodonga de tu mujer. Se me ocurre que les digas que vas a vender la casa porque necesitas el dinero para sobrevivir, a ver qué cara ponen. Oye, pero tampoco hagas concha, porque el hecho de que hayas pagado la educación de tu hija, ello no significa que ella esté obligada a pagar tus gastos de por vida. Trata de encontrar una puerta para resolver tu situación económica, Dios siempre tiene algo reservado para ti.