Migrantes sienten miedo; permanecen “refugiados”

CHRISTIAN GONZÁLEZ/Ocozocoautla 

Jesús Moreno es uno de los casi 300 migrantes que partieron este miércoles en una pequeña caravana de Tuxtla hasta Ocozocoautla de Espinosa. Él, junto a otros amigos, aguardan en el Auditorio Municipal de esta localidad, recién nombrada como Pueblo Mágico, el sexto con este distintivo en Chiapas. 

Desde hace como cuatro días, el originario de Venezuela entró a Chiapas por Ciudad Hidalgo. Sin embargo, confiesa que ha sido asediado por delincuentes y las mismas autoridades, sobre todo las de Migración.

Consciente de que Ocozocoautla o Coita es considerado un municipio peligroso por las disputas territoriales entre grupos del crimen organizado, confiesa que siente temor, pues ha visto cómo otros compañeros ya fueron víctimas de la inseguridad.

“A otros compañeros del campamento de acá sí los asaltaron, les han pedido cosas”, agrega quien desea culminar su carrera de Ingeniería Mecánica, la cual dejó a medias por falta de recursos.

Aunque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, prometió brindarles a los venezolanos apoyo económico siempre y cuando se regresen a su país, el entrevistado confiesa que, si salieron de su nación, es porque ya no soportan la dictadura de Nicolás Maduro.

Por ello, está empecinado en continuar su curso hacia los Estados Unidos, donde pretende establecerse porque su intención es, también, ayudar a su familia. “Uno se cansa, me desespero, por eso buscamos mejorar”, dice el joven de 27 años, quien antes de llegar a México, estuvo en Brasil.

En su caminar, Jesús es acompañado por otras cuatro personas, entre ellas, también de Venezuela, quien Zulay Romero, quien era comerciante, pero tuvo que salir de su país porque, como otros familiares, ya no aguantaron la situación de su país.

“TRIPLE ESFUERZO”

Como madre soltera, acepta, la situación es más compleja, debido a que es madre de una adolescente de 17 años y de un niño de 7, “en verdad, salgo para ayudar a mi familia, porque mi hija, por ejemplo, quiere ser aeromoza, pero es muy caro pagar eso”.

Sin embargo, puntualiza que las necesidades crecían cada día, por lo que decidieron salir y buscar un mejor futuro en los Estados Unidos. “No tenemos familia allá, pero vengo con un primo y un sobrino, pero voy con Dios, porque Él es mi guía, el que me ayudará”.

A pesar de que se siente temerosa de estar en Chiapas, ella advierte que continuará su camino, “porque no quiero volver a la corrupción de mi país”. Ni Jesús, ni Zulay buscarán hacer un trámite ante alguna instancia mexicana, pues en su misión sólo buscan continuar hasta llegar a donde anhelan.

No obstante, también siente la angustia del acoso del que son víctimas por parte de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración que, como el pasado miércoles, también los persiguieron en su caminata de Tuxtla hasta Coita.

“Necesitamos que nos ayuden, al menos para que lleguemos a la Ciudad de México; nos vamos a organizar, y esperemos que podamos hacerlo”, dice Zulay.