La Nochebuena tiñe de rojo los invernaderos de Chiapas

Eduardo Pérez Pérez, un hombre de 29 años de edad y hablante de la lengua tsotsil, cultiva la Nochebuena para llevar un pedacito de México a muchos hogares
Comunicado
Berriozábal
A pesar de lo delicadas que pueden llegar a ser las Nochebuenas, éstas pueden llegar a durar hasta seis meses en pequeñas macetas con los cuidados adecuados. Por ello, se sugiere regarlas con poca agua cada tres días
Cultivada bajo la sombra luminosa en Chiapas, la Nochebuena extiende sus hojas rojas vibrantes, armoniosamente abrazadas por un verde intenso. Así nace una flor que no es flor.
Cuenta la leyenda que al norte de Taxco, en Cuetlaxochitlán, crecían arbustos de bellas flores blancas, las cuales cambiaron de color después de una batalla que los mexicas ganaron a los chontales. Cuando la lucha terminó, las plantas se marchitaron y en la siguiente floración se apreciaron los arbustos cubiertos de un intenso y bello color rojo, atribuido a la sangre que derramaron los vencidos.
Conocida como la Primavera de Chiapas, Berriozábal, la ciudad de las hamacas es por excelencia el lugar de los viveros, emblema de este municipio porque parte de la derrama económica se genera a través de la venta de distintas plantas. Pero muy pocos saben que existen comunidades dedicadas al cien por ciento a esta actividad.
Es por este motivo que un equipo del Centro de Apoyo al Desarrollo Rural (CADER) 01 Tuxtla Gutiérrez, liderado por el ingeniero José Luis Calero Olmedo, visitó la localidad Vistahermosa —del municipio vecino de Berriozábal— donde conocieron a un joven productor dedicado a esta actividad desde hace ocho años.
Él es Eduardo Pérez Pérez, un hombre de 29 años de edad y hablante de la lengua tsotsil. Hoy es padre de dos pequeños, pero aprendió el oficio de la floricultura desde muy temprano. “Es herencia de mis padres”, cuenta.
En este 2025, la producción de Nochebuena ascendió a 10 mil 500 plantas, las cuales fueron sembradas en agosto pasado para verlas florecer a principios de noviembre. Eduardo comparte que cultivar esta planta es un negocio rentable, pues le permite llevar el sustento a su familia.
En sus viveros se aprecian dos variedades, Freedom y Prestige, y su venta ha sido un éxito en esta temporada, sobre todo con los compradores foráneos, quienes han adquirido poco más de 200 plantas cada uno. El resto de la producción es colocada en la cabecera municipal, específicamente en el tianguis dominical y en los alrededores de Berriozábal.
Las Nochebuenas —cultivadas con dedicación y paciencia— llegan a medir seis pulgadas y su precio se mantiene estable de principio a fin. Pero a partir del 15 de diciembre ya no habrá Euphorbias pulcherrimas en los invernaderos, pues comienzan un nuevo ciclo y las plantas de ornato serán las que le den vida a estos espacios.
A pesar de lo delicadas que pueden llegar a ser las Nochebuenas, Eduardo explica que éstas pueden llegar a durar hasta seis meses en pequeñas macetas con los cuidados adecuados. Por ello, sugiere regarlas con poca agua cada tres días.
También, resalta la importancia de tener especial cuidado con las plagas, en particular con la llamada “mosquita blanca” que es el principal agente problemático al cultivar Nochebuenas. Pero su tratamiento es fácil, sólo es necesaria una base de agua y jabón.
En esta región del Chiapas se encuentran unos seis pequeños productores, como Eduardo, quienes dedican su vida al cultivo de variantes florales. Ellos han encontrado una forma de subsistencia en los colores y el efluvio de las mismas.
Hoy, muchas familias mexicanas tienen un pedacito de nuestro país y quizá no lo saben. Esto es gracias a la Nochebuena, una flor que fue usada en tónicos para disminuir la fiebre y afectaciones en la piel en épocas prehispánicas.
Y por alguna razón… los Franciscanos ligaron al nacimiento de Jesús y la llevaron a Europa en el siglo XVII.
Esta es la flor que México le regaló al mundo.



