HOSPITAL DEL ALMA 31/07/2015

 

 

Por El Duque de Santo Ton

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Duque de Santo Ton:

¿A quién me puedo dirigir para que el gobierno me indemnice por la llanta que se me despedazó al caer en un bache que lleva abierto más de dos meses?

Meli

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Meli:

Tienes que dirigirte a la Santísima Providencia y a San Judas Tadeo, que es el patrono de las causas imposibles o muy difíciles.

 

 

Querido Duque:

La otra noche detuve mi coche en el crucero de la gasolinería “La Fuente”, y un payasito estaba haciendo malabares con unas pelotas. Cuando terminó su acto, se acercó a la ventanilla de mi auto y me pidió que le diera dinero. Yo me negué moviendo la cabeza horizontalmente y con la mirada perdida en el espacio. Entonces el payaso se enojó tanto que empezó a darle de patadas a mi coche. Abrí la ventanilla para reclamarle y me escupió en la cara. Yo me arranqué para que no me siguiera agrediendo. Es el colmo ¿qué puedo hacer al respecto?

Liliana

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Liliana:

Te recomiendo que la próxima vez por lo menos le des cinco pesos al payaso.

 

Duque, mi amor:

Me encanta tu nuevo look. Eres un desarrapado pero siento que tienes algo de clase ¿te gustaría conocerme?

Marisabel

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Marisabel:

No.

 

Duque de Santo Ton:

Mi esposa quiere que nuestra hija se llame Roberta. Yo le respondí que a mí me suena a nombre de negra y que jamás voy a dejar que le fastidie la vida a mi hijita con ese nombre tan feo.

Melitón

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Melitón:

Creo que en realidad tienes razón, Roberta suena a nombre de negra, pero, ponte a pensar en que ¿por qué tus padres se permitieron uno al otro encajarte el nombre de Melitón?

 

Querido Duque:

Qué bueno que tu Hospital del Alma ya no es tan grosero como antes. La verdad es que a mi mamá y a mí nos molestaba tanto erotismo.

Dulce María

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Dulce María:

El erotismo no es grosero si se hace con buen gusto. Es raro saber que a una mujer le molesta lo erótico, por lo general le encanta lo caliente.

 

Duque:

Me fascina como se ve mi señora cuando no usa sostén debajo de la ropa, y le propuse que ya no lo use más. Entonces ella me contestó que me puede dar gusto, siempre y cuando yo deje de usar calzoncillos. No es lo mismo, que no la amuele.

Carlos

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Carlos:

Claro que no es lo mismo, porque tú eres el hombre de la casa, el que le da de comer a tu esposa, la que, por lo tanto, está obligada a respetarte y a obedecerte.

 

Señor Duque:

Dime cómo le puedo hacer para conquistar a una niña a la que le fascina el relajo. Yo soy más bien tranquilo, no me gusta el trago ni ir a los antros, pero ella me encanta.

Ricardo

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Ricardo:

Vas a tener que aplicar el plan “fichera” pero invertido. Invítala a un antro y finge que tomas al parejo que ella, pero busca la manera de tirar o de no ingerir tus copas. Cuando ella ya esté bien borracha entonces la tendrás a punto de turrón y dispuesta para el amor.

 

Duque de Santo Ton:

Estoy tan gorda, que cuando uso falda se me irritan los muslos por el simple roce que tienen uno con otro al caminar. Así que tengo que usar pantalones, aunque yo creo que las gordas nos vemos mejor de vestido.

Angie

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Angie:

Las gordas se ven igual de mal, se pongan lo que se pongan. Por lo menos trata de estar cómoda.

 

Querido Duque:

Me voy a casar con un muchacho que pertenece a una familia muy rica, muy distinguida y que goza de muy buena posición social en Tuxtla Gutiérrez. Sin embargo, la casa en la que vivo con mi madre es una pocilga y ni de loca recibiría ahí a la familia de él cuando pida mi mano, por lo que solicité un préstamo para pagar una cena íntima, para doce personas, en uno de los sitios más exclusivos de Tuxtla, pero ya no me alcanzó para comprarme un vestido ni zapatos ni bolsa ni nada. Una amiga millonaria me dijo que puede prestarme uno de sus vestidos favoritos, pero mi mamá dice que sería de mala suerte que yo en mi pedida de mano use un traje prestado. No sé qué hacer, apenas me quedó para pagar el salón de belleza.

Nancy

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Nancy:

Debes sentirte afortunada de que ese tipo, con toda la seguridad económica que representa para tu futuro, se interese en ti y su familia te acepte. Mala suerte sería que tus futuros suegros te vieran llegar a la cena hecha una mamarracha con un vestido viejo. Doblega ese orgullo, acepta el vestido prestado y trata de verte lo mejor posible para que a tu futura familia política no le importe tanto que su hijo despose a una pobretona como tú. Mejor empieza a pensar en cómo vas a solventar los gastos de la boda, que por medidos que sean, siempre resultan muy altos.

 

Duque:

Yo soy de piel morena pero me gusta pintarme el cabello de rubio. Según yo me veo bien, pero el domingo pasado fui a San Cristóbal, y como entiendo y hablo muy bien el inglés, escuché que una británica, que se me quedaba viendo, le dijo a su pareja, que le daba risa ver que las indias nos tiñéramos el pelo y nos hiciéramos cirugías plásticas para parecer europeas, pero que así nos veíamos todavía más autóctonas. Sí, sí tengo operada la nariz y las bubbies también, pero no me veo fea, te lo juro. Además, me visto mucho mejor que la piojosa turista que hizo el comentario.

Laurie

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Laurie:

No hagas caso a ese tipo de opiniones. Yo también prefiero a una gatota bien prieta, con la nariz operada, güera y con buenos melones, que a una chancluda turista mochilera, apestosa y desabrida.

 

Duque de Santo Ton:

Desde niña siempre quise ser monja, y cuando cumplí dieciocho años le pedí a mi papá que me mandara a una abadía en Austria, para tomar los hábitos allá, lejos del mundo en el que crecí, pero no aguanté los malos modos de las monjas de allá. Vieras lo malcriadas que son. A pesar de que pagamos un dineral por el ingreso, me ponían a hacer quehaceres de criada y me despreciaban por no hablar el alemán, por no ser alta, rubia, de ojos azules y no tener conocimientos de latín. No aguanté más y le pedí a mi papá que me regresara a México. Estuve buscando en Internet información para ingresar a una orden religiosa mexicana pero ninguna me convence, la verdad es que no sé qué hacer.

Linda María

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Linda María:

Yo te sugiero que te dediques a otra cosa mamacita, por las cosas que me cuentas advierto que no tienes madera de religiosa; yo te recomendaría buscarte un buen marido antes de que se te vaya el tren.

 

Hola Duque:

Quisiera que me pudieras poner en contacto con alguno de esos muchachos lujuriosos que te escriben y que se sienten la gran cosa. Yo soy mucha mujer para cualquiera de esos presumidos, a los que puedo domar mejor que si fueran potros salvajes y yo una vaquera.

Rosa María

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Rosa María:

No seas fantasiosa, no creo que esos jóvenes que mencionas estén interesados en mujeres mayores como tú, para eso están las muchachas de su edad, quienes también tienen el don de apagar esos fuegos que la testosterona genera en sus cuerpos.

 

Querido Duque:

Yo no soy chiapaneca, pero estoy pasando una temporada larga en Tuxtla y como mi cuñado trae a la casa el periódico en el que escribes, ya me aficioné a leer el Hospital del Alma. Jamás te hubiera escrito, te lo digo sinceramente, si no fuera por lo que me sucedió el otro día: mi hermana me pidió que la acompañara al Club porque quería llevar a nadar a mis sobrinos y yo acepté. Cuando llegamos, los niños se metieron en el chapoteadero y mi hermana y yo nos sentamos en una mesa cercana, a la que se fueron agregando varias señoras, entre las cuales había una, no te miento, más nalgona que una africana, y que llevaba a dos horrendos niños a los que dejó en el chapoteadero, con dos nanas, una para cuidar a cada uno. Yo no podía dejar de verlos y por eso casi me caigo de la silla cuando vi que las sirvientas se descalzaron y metieron los pies en el agua, en la misma alberca en la que nadaban mis sobrinos. A mí me dio mucho asco y le conté en voz baja a mi hermana lo que había sucedido, para que nos fuéramos de ahí, pero ella, con tal de seguir platicando chismes, me respondió que no fuera sangrona, que aquello no tenía nada de malo, que se notaba que las criadas estaban limpias. Yo ya no dije nada, pero sí me quedé muy molesta.

Marifer

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Marifer:

Tal vez procedes de un mundo muy exclusivo que, por desgracia, aquí no existe. La convivencia con la servidumbre es muy abierta y no se usa eso de comprar vajillas, comidas o uniformes especiales para las sirvientas, quienes comparten casi todo con los patrones. De alguna manera tenía que compensarse el hecho de que son las criadas más baratas de todo México, y que puedas darte el lujo de tener varias que te atiendan las 24 horas del día.

 

Duque:

Tengo 22 años de edad y, aunque me da vergüenza reconocerlo, sigo siendo virgen. No soy una belleza de concurso, pero tampoco me considero fea. No sé por qué los hombres no se fijan en mí. A estas alturas a mí no me interesa tener un novio fijo, sino ejercer mi sexualidad, me parece que ya estoy en edad de hacerlo.

Martha

Ocosingo

 

Querida Martha:

Yo también creo que estás madura sexualmente, pero no veo la razón por la que tengas que dedicarte a la putería sin ton ni son. Eres lo suficientemente joven como para encontrar a un muchacho formal que te respete y establezcas con él una pareja monogámica que, en estos tiempos del SIDA, del herpes y del virus del papiloma, es la mejor forma de, como tú misma dices, ejercer tu sexualidad.