Tamal maya: analizan investigadoras su aparición en gastronomía mexicana

CHRISTIAN GONZÁLEZ/Tuxtla Gutiérrez 

Investigadoras de la licenciatura en Arqueología de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) comenzaron una investigación sobre los tamales mayas, con la intención de saber desde cuándo este alimento se hizo presente en la gastronomía mexicana.

Fanny López Jiménez, antropóloga de esa casa de estudios, comentó que este proyecto lo elabora junto con Laura Elena Sotelo, investigadora de la UNAM, pues se empezó a hacer un trabajo desde la iconografía, la antropología social, incluso desde la biología y de otras ciencias antropológicas.

Aclaró que los tamales mayas siempre han estado representados en murales, en algunas vasijas o en códices donde aparecen los dioses con ofrendas de ese alimento. Incluso, rememoró que desde hace tres mil años son consumidos.

“En el análisis que hacemos, podemos ver algunos dioses que tienen la olla de tamales, y otros que ofrendan los mismos; eso no sólo se refleja en la cultura maya, sino en las diferentes culturas de Mesoamérica, pero también tenemos códices del siglo XV donde ofrendan o dan a la población esos tamales, sobre todo cuando hubo hambruna, sobre todo entre los aztecas”, evidenció.

Por ello, reiteró que la idea es tener un dato más preciso del nacimiento de esa tradición culinaria, y cómo algunas personas aún utilizan los mismos objetos para moler el maíz en algunas comunidades, como el mismo metate o molcajetes.

Otro aspecto importante, subrayó, son los ingredientes, algunos de los cuales cambiaron con el paso del tiempo, como el agregar, más recientemente, la hoja de plátano para envolver esos tamales.

A partir de la llegada de los españoles, recordó, incrementaron algunos ingredientes más como la manteca, “pues antes nuestros tamales era veganos; o se hace el tamal de frijoles”.

Fanny López insistió en que es importante rescatar esa tradición prehispánica, y la intención de preservarla, debido a que es parte de la identidad de los chiapanecos y mexicanos. “Es nuestra responsabilidad hacer ese rescate, desde la memoria del pasado, hasta el presente y el futuro”, dejó en claro.

MUCHAS EVIDENCIAS Y APORTES

En Tikal, Palenque o Bonampak, dijo, han encontrado evidencias precisas, pero también han revisado, de forma exhaustiva, códices u otros textos, y así empezar a hacer esos registros.

Aclaró que no precisamente han hallado pistas en ciudades arqueológicas, sino en otros espacios donde aparecían esas ofrendas mayas. En Palenque, ejemplificó, existe un plato, en cuyo alrededor tiene la imagen de tamales, y dice: “Este es el plato para servir tamales”, lo que es un aporte importante.

Asimismo, comentó que se han dado a la tarea de revivir las tradiciones, y para ello invitan a quienes elaboran tamales, para rescatar más información y, por ende, volver a cocinar esos alimentos que ya no se hacen.

En Palenque, dijo, detectó que ya no hacen un tamal con frijol y chile, lo que la motivó a hacer más estudios, “pero, esto se empieza desde Semana Santa, con el chuti (caracol), el cual lo molían, y esto era como la cal para lavar el maíz. Un proceso bastante largo, para que en Todosantos ya estuvieran todos los ingredientes para hacer ese tamal”.

Para ella, externó, es difícil responder o saber cuántos tipos de tamales existen sólo en Chiapas, aunque hay algunos más comunes o populares, “pero en la parte del lado maya, está el tamal colado, con una masa más fina, y en nuestro estudio, hemos hallado el de ‘petejul’, de la región cho’l”.