Migrar... sin caravanas, coyotes ni bestias

Activistas han alertado del arribo de familias con niños; muchos enferman en el trayecto.

Pese al cierre de la frontera sur a causa de la pandemia, los flujos de centroamericanos no cesan 

Agencia El Universal

Palenque 

Ni el Covid-19 ni el cierre del tráfico no esencial en la frontera sur a causa de la pandemia han detenido los flujos migratorios de Centroamérica a México, país de tránsito para quienes huyen de la violencia en su tierra.

La migración desde Guatemala, El Salvador y Honduras cambió, pues las caravanas se convirtieron en pequeños grupos, muchos de ellos familiares. En Palenque, Chiapas, en la línea fronteriza entre El Ceibo y Tenosique, Tabasco, los migrantes ahora usan caminos entre la selva. No hay rutas definidas: arriesgan la vida, pero lejos de traficantes y autoridades federales.

Otros más dicen añorar el paso de La Bestia por Pakal-na, que frenó su tránsito a causa del Tren Maya. Finalmente, están los que se quedaron en México y hoy tejen una nueva vida en el sureste del país. 

 

Elder, originario de Honduras, caminó 24 días para llegar de su país a Palenque.

 

En Palenque, muchos migrantes se han casado y son comerciantes. En México obtuvieron refugio.

 

La casa refugio Jtatic en Palenque, se convirtió en un oasis para los migrantes.