Tamayo inédito y su colección; más allá de los árboles

Para conmemorar 40 años de vida del museo del artista oaxaqueño, se presentará una muestra con una decena de sus obras jamás expuestas

Agencia Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.

A mediados de los años 50, Rufino Tamayo (1899-1991) pintó El gato, un óleo inédito en el que plasma a un personaje felino que es tomado por la cola y zarandeado con violencia en el aire. Esta pieza, explica el curador Juan Carlos Pereda, es una recreación que alude a la Segunda Guerra Mundial.

Se trata de una metáfora de la condición universal del hombre, un cuadro en el que Tamayo captó la condición universal del hombre, un animal, un gato, que es zarandeado; es un poco la metáfora de esa humanidad (afectada) por la posguerra”, expresó durante un recorrido previo por la muestra Más allá de los árboles que exhibe el Museo Tamayo para celebrar su 40 aniversario.

A este óleo se suma Los castillos, una pieza de tonos grisáceos, ocre y magenta en el que el artista exploró el lenguaje popular del mexicano. “En este cuadro, de 1953, construye un argumento estético a partir del dicho ‘Formar castillos en el aire’”.

Otros inéditos que se pueden apreciar en esta muestra son: Fábricas, de 1925, “un cuadro no visto que no van a encontrar en ningún libro”, en el que se observa un conjunto de edificios simétricos del que borbotean columnas de humo. Así como Techos, que permaneció 70 años colgado en la pared de un coleccionista, que a la distancia representa una azotea oaxaqueña, vista desde un barandal de hierro negro, con la luna de fondo.

Y un inédito más es Galaxia, donde la luna muestra ambas caras y es sostenida por una constelación que simula un cuerpo, quizá visto desde el interior de una cueva que simula la forma del ojo humano.

Otra pieza inédita es Mujer India, y una muy peculiar y poco vista que es El rocanrolero (1989), un retrato simbólico de Michael Jackson, donde capta al cantante con enorme condescendencia y con una gran ironía. “Encontramos al rocanrolero (con el rostro de una figura prehispánica) cantando en ese momento en que realiza el paso que le dio celebridad y, al mismo tiempo encontramos a un Tamayo de 90 años, como una burla sobre su misma época.

Pero estas piezas apenas son una breve mención del recorrido que conforma el primer núcleo de la exposición, bajo el título Una cierta idea de Tamayo, que suma casi 100 piezas y algunas de las obras representativas del artista, como La gran galaxia, El juglar y Homenaje a la raza india, que muestran el vínculo de Tamayo con su origen indígena, el arte popular y el arte prehispánico.

Después un núcleo, titulado Más allá de los árboles, una videoinstalación de Erick Meyenberg, realizada a partir de una investigación del archivo hemerográfico del museo que es una sinfonía coral interpretada por el Coro de Madrigalistas de Bellas Artes.

En una tercera sección El Museo Tamayo y la caja mágica, se aborda la relación entre arte y televisión.

Continúa con Desnivelando la pirámide o el Museo Tamayo posmoderno, a partir de la idea de Jean-François Lyotard y la posmodernidad, donde se exhibe una serie de fotografías y obras de la época que plantean un diálogo entre el edificio y las obras de la colección Tamayo.

Y cierra con Una línea punteada,  que reúne obras, realizadas entre 1979 y 1981, que marcaron la pauta de la producción internacional de aquellos años, principalmente en las regiones en las que Tamayo centró su atención. Recorre obras de Vicente Rojo, Mark Rothko, Eduardo Chillida, Pierre Soulages, Manuel Felguérez, José Luis Cuevas, Lilia Carrillo y Francisco Toledo, entre muchos más.

Este núcleo, curado por Andrés Valtierra, “es un recorrido por los criterios de Tamayo para formar su colección y sobre los discursos que  se estaban articulando”. Esta colección recorre una historia que va de 1953 hasta finales de los 80, en que Tamayo reunió su colección de arte contemporáneo, la cual fue pensada por el propio edificio, que comisionó a los arquitectos Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León.

La muestra contó con la curaduría de Magalí Arriola, directora del recinto, Humberto Moro, Juan Carlos Pereda, Andrea Valencia y Andrés Valtierra.