Cómo reírse de la realidad en uno de los lugares más violentos de Sudamérica

(BBC)

 

El Complexo do Alemão entraba en otro espiral de tiroteos y muertos, incluido un niño de 10 años que recibió un disparo en la cabeza. Mientras, ellos apostaban al humor.

No buscaban cualquier humor, sino uno que reflejase la vida cotidiana de ese imponente conjunto de favelas en Río de Janeiro y lograse arrancar una sonrisa a sus sufridos habitantes.

Lo hicieron a través de YouTube, con dos personajes divertidos denominados 100 Gramos y Jurubeba que protagonizan una original serie de videos cortos.

 

Son un grupo de jóvenes que se criaron y viven en ese lugar de la zona norte de Río, marcado por la violencia de narcos y policías que, sostienen, eclipsa la otra cara de su comunidad.

"Dicen ahí afuera en la zona sur que en las favelas sólo tienes traficantes, criminales, adictos a drogas…", señala Samuel Silva, estudiante de teatro de 19 años que interpreta a Jurubeba.

"No, en las favelas también tienes gente creativa, de bien, que lucha para vencer pese a todas las dificultades", agrega durante una entrevista con BBC Mundo en una plaza del barrio.

Es precisamente de esos estereotipos y problemas de los que ellos proponen reírse.

"Olvidar un poco"

Con unos 70.000 habitantes en su interior, el Complexo do Alemão es un punto neurálgico para la policía y el crimen organizado de Río de Janeiro.

El lugar era controlado por narcos hasta 2010 y casi inaccesible para las fuerzas de seguridad, que ese año lo recuperaron en un operativo de guerra con helicópteros y blindados.

Pero la anunciada "pacificación" de Alemão ha tenido varios tropiezos desde entonces.

Favelas del Complexo do Alemão, Río de Janeiro, Brasil

El Complexo do Alemão y su teleférico: el conjunto de favelas es un punto neurálgico para la policía y los narcos en Río.

El mes pasado la zona fue otra vez el escenario de tiroteos que dejaron seis baleados en dos días. Cuatro de ellos murieron.

El caso que generó más indignación fue el de Eduardo de Jesús, un niño de 10 años que murió en la puerta de su casa, cuando un policía le disparó a la cabeza a plena luz del día.

El gobernador de Río, Luiz Fernando Pezão, calificó el episodio como "un error" policial.

Eso ocurría justo cuando Silva y su amigo Allexandre Ferreira grababan un episodio tras otro de "Las aventuras de 100 Gramos y Jurubeba", con temas del día a día en Alemão más allá de la violencia.

"No quisimos tocar ese punto (de la violencia) ahora, sino traer alegría: querer olvidar un poco lo que estaba ocurriendo, con humor", explica Ferreira de 20 años.

"Episodios sobre violencia, tiroteos y muertes todos los días tenemos inspiración para hacer", acota Silva.

"Pero de tanto convivir con eso, no queremos mostrarlo para afuera ni para el pueblo de nuestra comunidad, que es nuestro mayor público".

"Es difícil"

La serie ha tratado otros temas sensibles para los habitantes de Alemão.

El capítulo "Gringo" muestra a un extranjero que va a la favela en teleférico, con lentes de sol y cámara de fotos. Cuando 100 Gramos y Jurubeba se le acercan, huye despavorido creyendo que van a robarle. Pero ellos sólo querían preguntarle la hora.

Otro caricaturiza el drama del transporte público: para ir al trabajo, 100 Gramos tiene que cruzar los angostos corredores de la favela, trepar un morro, saltar un muro, hacerse camino en la selva tropical machete en mano…

Y cuando al fin llega, descubre que olvidó en casa una carpeta que tenía que llevar.

Leonardo França, director de una serie de humor en el Complexo do Alemão, Río de Janeiro, Brasil

"La diferencia es que trabajamos dentro de la favela, nuestro humor es volcado a la favela", dice Leonardo França, director de la serie.

Ambos conocen bien el tema porque trabajan para ganarse la vida: Ferreira, que también estudia teatro, lo hace en una empresa del lugar; Silva es repartidor de un mercado fuera de Alemão.

"Vivo solo, entonces, si no trabajo, muero de hambre", explica Silva. "Es difícil".

Esto ha traído complicaciones adicionales para grabar la serie, ya que solo pueden hacerlo los domingos.

Aunque nunca han tenido problemas de seguridad para grabar, los actores cuentan que fueron abordados como sospechosos por policías estando en la calle o esperando una clase de teatro en una estación del teleférico.

"Dios y nosotros"

También hay episodios que juegan con la falta de experiencia para conseguir trabajo, el dilema de qué hacer con un celular perdido, los consejos equivocados de un amigo o el problema de que la vecina te encuentre robando mangos de su árbol.

Bruno Alcântara, camarógrafo de una serie de humor en el Complexo do Alemão, Río de Janeiro, Brasilnu

El camarógrafo Bruno Alcântara sostiene que la serie se realiza sólo "por amor" al arte, pese a la falta de equipos.

Los personajes son idea de los propios actores (el nombre "100 Gramos" alude a la delgadez y "Jurubeba" es una hierba medicinal) pero tras grabar un primer episodio con sus teléfonos móviles recibieron la invitación para seguir con una productora.

La miniempresa, Sem Roteiro Producciones, fue creada por otros dos jóvenes de la favela: Leonardo França, de 19 años y director de la serie, y Bruno Alcântara, de 27 años y a cargo de la fotografía.

Ellos también se ganan la vida con otras actividades y Alcântara señala que realizan el canal "por amor" al arte, incluso con falta de los materiales básicos para grabar.

Aunque se han inspirado en otras series, França asegura que lo que hacen es algo inédito en Río.

"La diferencia es que trabajamos dentro de la favela, nuestro humor es volcado a la favela", explica.

Protesta en el Complexo do Alemão, Río de Janeiro, Brasil

Los habitantes del Complexo do Alemão se quejan de la falta de servicios básicos, un tema reflejado con humor en la serie.

Los capítulos en Youtube suman más de 5.000 visualizaciones desde febrero y los actores dicen que en Alemão a menudo son reconocidos por los nombres de sus personajes.

"Tengo un sueño", cuenta Silva.

"Que con esta serie se abran aquí en el Complexo do Alemão oportunidades para otras personas que tienen este sueño pero no tienen oportunidad de hacerlo".

 

"Pero falta dinero; no tenemos ayuda de nada", continúa. "Somos sólo nosotros. Dios y nosotros".