HOSPITAL DEL ALMA 13/07/2015

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Me muero de ganas de hacer el amor con mi novia, pero ella no quiere porque dice que su religión se lo impide. Según ella, la Biblia señala que tanto el hombre como la mujer deben permanecer castos hasta encontrar a la pareja de su vida, pero yo he escuchado que el ser humano es una especie polígama, en la que por instinto la madre es la que se encarga de cuidar a las crías y el padre se desentiende de todo después del coito con el que la mujer queda preñada ¿cómo puedo hacerla entrar en razón?

Jacinto

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Jacinto:

Todas las normas sociales, en este caso las religiosas, están destinadas a cuidar bienes de interés común. Yo supongo que la virginidad y la fidelidad sirven, entre otras cosas, para proteger a los jóvenes contra las enfermedades de transmisión sexual. De todas maneras, el cuerpo siempre reclama lo suyo y si tu novia no ha cedido a tus intenciones después de tanto tiempo es porque está decidida a acostarse contigo hasta después de haber firmado el acta de matrimonio.

 

 

Duque:

Soy de una muy buena familia pero que se quedó sin dinero. Sin embargo, conservamos la clase, el buen tipo, las buenas costumbres y la religión. Como nos hace mucha falta el dinero, yo, que soy soltera, entré a trabajar a una oficina de gobierno y ahí conocí a un muchacho muy trabajador y no tan feo, pero que a leguas se nota que pertenece a otra clase social. De todas maneras, yo me enamoré y pienso casarme con él. La semana pasada lo invité a cenar a la casa para que mis papás lo conocieran, y mi padre, sin pelos en la lengua, le dijo que nuestra familia –es decir, la suya- tiene uno de los mejores apellidos de Chiapas, y que, hasta ahora, nadie ha tenido la ocurrencia de querer brincar las trancas como yo al pretender casarme con un pelado, porque a él se le nota lo indígena hasta en lo gordo de las manos. Le dijo que aceptarlo como yerno sería como permitir que el peladaje cobrara venganza contra nuestra decencia y buena cuna. Al final concluyó diciendo que él no iba a traicionar a su gente ni a dar cabida al escándalo y lo invitó a que se fuera y no regresara más. Desde me siento muerta en vida.

Lolita

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Lolita:

Actualmente, en México no existe más decencia que la que da el dinero y si tu familia no lo tiene lamento decirte que pertenece al peladaje. Si realmente estás enamorada del indito haz tu vida con él sin escuchar los prejuicios de tus padres, pero si quieres mi consejo, mejor búscate a uno que tenga dinero, porque si además de naco y oficinista, tu novio es pobre, sólo le faltaría ser gay para estar en la lista de los renegados sociales.

 

Duque:

¿Me podrías decir a qué santo puedo rezarle para dejar de ser pobre?

Fabio

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Fabio:

A la santa corrupción.

 

Duque de Santo Ton:

Me encantan tus rasgos eslavos ¿de dónde es tu familia?

Minnie

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Minnie:

De Ocosingo.

 

Querido Duque:

Mi familia es de extracción muy humilde, de hecho mi mamá era sirvienta y mi papá mandadero de un político, pero desde que se casaron han hecho mucho dinero, mucho de verdad. Es por eso que a mí me mandaron a estudiar a un internado de monjas francesas que está en Lorraine (en la frontera que divide a Francia de Luxemburgo, Bélgica y Alemania), para que me fuera puliendo y aprendiera idiomas. El chistecito costó una fortuna y me fui con la intención de permanecer allá tres años o más, pero desde que llegué a la escuela, que está instalada en un castillo de la Edad Media, las alumnas europeas me segregaron, jamás me aceptaron como si fuera una de ellas y tuve que conformarme con hacerme amiga de las pocas latinoamericanas que también estaban inscritas. Bueno, con decirte que hasta las monjas nos hacían sentir mal y una de ellas nos bautizó a las latinoamericanas como “las neardentales”. Era tan desagradable el racismo, que por teléfono pedí a mis papás que me regresaran a Tuxtla y aquí estoy, lista para empezar un nuevo proyecto de vida. Prefiero ser la millonaria en un pueblo de pobres que la “neardental” en un colegio de monjas francesas.

Eugenia

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Eugenia:

Me gusta el hecho de que te hayas dado cuenta de quien realmente eres y no siguieras soñando con convertirte en otra gracias al dinero de tus padres, pero me parece que después de eso, en lugar de replegarte, deberías haber dado la batalla a las europeas para ponerlas en su lugar. En todas partes siempre gana el que tiene más dinero, y una millonaria bananera como tú no creo que hubiera tenido dificultad para imponerse.

 

Duque:

Mi novio me invitó a una fiesta muy elegante que ofrecieron sus padres en su casa de San Cristóbal, y aunque mi mamá tuvo que endeudarse para comprar mi vestido a crédito, me insistió mucho para que aceptara la invitación porque, según ella, debo hacer todo lo posible para pertenecer a esa familia. La fiesta estuvo muy bonita, llegaron muchos extranjeros, además de artistas de cine y políticos que he visto en la televisión. Por desgracia mi novio tomó champaña después de estar bebiendo whisky toda la tarde y se quedó dormido en un sillón, lo que aprovechó su papá para ofrecerme cocaína y querer meterme mano y ya te imaginarás que más. Como estaba sola en la fiesta, me puse a llorar hasta que se dio cuenta la mamá de mi novio y sin hacer escándalos, le pidió a su chofer que me trajera de regreso a mi casa de Tuxtla. Yo le dije que no podía viajar sola en carretera con un chofer, y la señora me dijo que no fuera pendeja, que me subiera a la camioneta y que no hiciera “panchos” porque me iba a arrepentir. Desde entonces mi novio no me ha vuelto a buscar y no me contesta el celular. Yo creo que nuestra relación terminó para siempre.

Rosario

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Rosario:

Yo no solamente lo creo, estoy seguro.

 

Duque:

Me gustaría que me dieras un recorrido por Tuxtla y sus alrededores, pues me han dicho que tú sabes mucho de la historia de la ciudad.

Beta

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Beta:

A tus informantes les faltó decirte que yo no soy guía de turistas, ni manejo un taxi.

 

Duque:

Vi la película “El gran Gatsby” y me encantó la moda de los años cuarenta, la gente se vestía verdaderamente elegante ¿verdad?

Romina

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Romina:

Esa película está basada en una novela de Scott Fitzgerald, pero no está ambientada en los años cuarenta sino en los veinte. Se nota que por mucho cerebro que los creadores modernos tratan de poner en sus realizaciones, nada más no pueden educar al pueblo.

 

Duque:

A fines de la semana pasada estuve en un concurso de belleza y tú eras uno de los jurados. Déjame decirte que te urge bajar unos kilos porque no eres tan feo y si bajas de peso vas a mejorar, pero no me gustó que te hayas prestado al juego de hacer fraude y darle el triunfo a una muchacha que ni al caso, estaba mucho mejor la del segundo lugar, no entiendo cómo te puedes prestar a esos juegos estúpidos.

Maribel

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Maribel:

Me gustaría poder opinar sobre tu peso y tu apariencia pero, por desgracia, no te conozco. Con respecto al concurso de belleza, la decisión no fue enteramente mía pero, de haberlo sido, habría ganado, la que ganó.

 

Querido Duque:

Me encantaría que mi hija aprendiera a tocar el piano pero la muy burra no entiende ni la diferencia entre las teclas blancas y las negras y no se esfuerza en intentarlo, a pesar de que le compré un piano Brodmann antiguo que me consiguieron en Viena. La muy estúpida de mi hija dice que tocar el piano es muy aburrido.

Brenda

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Brenda:

Vaya que es estúpida la niña.

 

Duque:

Estoy enamorado de una muchacha que es una auténtica “niña bien”, de esas que ya se han acostado con medio Tuxtla Gutiérrez. Cada que veo el anuncio de la pomada contra las infecciones vaginales de las “niñas bien” me acuerdo de ella pero me encanta, la amo, adoro su estilo, pertenece a una familia decente y estoy seguro de que si me caso con ella se convertirá en una gran señora ¿verdad que sí?

 

Fausto

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Fausto:

La fantasía de convertir a las mujeres públicas en privadas es eso, una fantasía. Por muchos apellidos que tenga la mujer de tus sueños, jamás se conformará con ser la mujer de un solo hombre y tú le recriminarás su falta de gratitud. Mejor búscate otra.

 

Duque:

Vivo en Berriozábal y aquí no se consigue el periódico en el que tú escribes. Yo creo que deberían ponerse las pilas pues aquí tienes muchos lectores que te seguimos por Internet. Estoy seguro de que en el mercado harían su agosto pues ahí sólo se vende el Diario de Chiapas y ahí no escribes tú.

Karla

Berriozábal

 

Querida Karla:

Pronto recibirás una sorpresa.

 

Señor Duque:

Tengo un tío que es travesti, y a mí me da mucha vergüenza que me vean con él porque además de marica es gordo como una marsopa y negro como un zopilote.

Ituriel

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Ituriel:

Sólo te faltó decir que te avergüenzas porque además de marica, gordo y negro, tu tío es chiapaneco.

 

Duque de Santo Ton:

Yo no soy de Chiapas, vivo aquí porque estoy casada con un chiapaneco pero toda mi familia es de Toluca. Te escribo este mensaje porque el otro día fue mi cumpleaños y mi suegra me salió con que para celebrarlo me iba a hacer una sopa de pan. Me llamó la atención la idea de una sopa hecha con pan e imaginé unas migas o algo así, pero la señora me salió con unos bolillos remojados en caldo de pollo, con huevos duros, pasitas y hasta rajas de canela, un vomitivo. Le dije que no lo iba a poder comer porque me daba asco y la señora se molestó mucho. Me pareció una reacción exagerada.

Ludmila

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Ludmila:

Tienes razón. Lo mismo sentí yo cuando en Toluca me sirvieron un chorizo verde. Lo bueno fue que sucedió en un restaurante y no en casa de mi suegra.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Soy una viuda relativamente joven (35 años), nada fea, con solvencia económica, y me gustaría conocer a un señor mayor de cuarenta años para establecer una relación formal. Si alguien responde a mi llamado, pásales mi dirección y con ella, mi corazón.

Isabella

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Isabella:

Al amor no se le busca ni se le llama, él llega solo. De todas maneras, si alguien escribe pasaré tus datos.