Hey, Palenque: ¡Hablan!

Por Manuel Zepeda Ramos. 

El primero de enero de 1994, con la irrupción al unísono del EZLN a San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano y Margaritas, el Mundo volvió a saber de Chiapas. Seis meses después, el asombro era evidente: la afluencia de turistas “de la guerra” abarrotaban los pocos hoteles de San Cristóbal buscando al Sub Comandante para verlo y tocarlo. Nacía el boom turístico de Jovel hasta la fecha, que se resiste a fenecer a pesar de que los asaltos y la contaminación de los ríos se lo propongan.

 

Antes del inicio del movimiento armado, que le declarara la guerra al gobierno, al ejército y a “los ricos y a los menos ricos” -así decía el parte publicado en El Despertador, el órgano impreso de comunicación de los insurgentes, acaso publicación de un solo número-, muchos años antes quise decir, el Mundo también supo de Chiapas cuando el descubrimiento de la gran Ciudad Estado de Palenque y con ella el inicio de los profundos estudios del Primer Imperio Maya. Los arqueólogos del Planeta y los turistas de la historia y la cultura de la época, supieron de Palenque y de Chiapas, de su extraordinaria Selva Lacandona con su feracidad evidente.

Palenque se habrá de volver nuevamente una Ciudad Estado del interés, ahora, del gran turismo mundial. El acierto de proponer la construcción de un tren moderno, que conecte con los sitios arqueológicos del Mundo Maya, facilitándole a los viajeros tener playa de inicio -Cancún y su irresistible seducción-, presagia un detonante de grandes dimensiones que habrá de provocar la llegada masiva al Mundo Maya de este turismo que en la Tierra ya se cuenta por millones.

El ingeniero Rogelio Jiménez Pons -el realizador del desarrollo urbanístico Tabasco 2000 durante el gobierno de mi padrino de generación en la Facultad de Ingeniería de la UNAM don Leandro Rovirosa Wade-, a quien Andrés Manuel López Obrador designara como el próximo Director General del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, FONATUR, tiene la encomienda de construir el Tren Maya. Como en la conquista del oeste norteamericano, el paso del tren durante su construcción desde Cancún y Tulún, Carrillo Puerto, Calakmul, Palenque, Tenosique y Balancán, habrá de ir detonando el desarrollo necesario de infraestructura para que, al cuarto año del gobierno presidencial que se calcula el tiempo final de su construcción, las estaciones del Tren Maya estén listas para atender al turismo por todo lo alto.

Creo que, ahora sí, ha llegado la hora para el desarrollo definitivo del Turismo Cultural, Histórico y de Naturaleza, en la gran Ciudad Estado de Palenque.

Palenque tendrá que preparase desde ahora.

A partir de mañana, deberá empezar la capacitación del personal que habrá de operar con gran profesionalismo los hoteles, restaurantes, antros y servicios turísticos de transporte. Palenque habrá de transformarse en su fisonomía, en sus vialidades y su unidad arquitectónica. La gran avenida principal, que ya alberga hoteles y que correrá desde la estación hasta la zona arqueológica, deberá ser el símbolo de una ciudad del turismo moderno que cuida una historia milenaria. La construcción de nuevos hoteles habrá de ser prioritario para que la oferta de cuartos sean los suficientes, del tamaño del nuevo proyecto y su demanda.

En los próximos cuatro años, deberán de construirse: un gran teatro al aire libre -que libere a la zona arqueológica de un posible deterioro-, con foro monumental, con foso, con isóptica suficiente para montar espectáculos épicos sobre la historia de Palenque y las grandes obras de la dramaturgia universal que se entrecrucen con la historia misma de la Ciudad Estado; pero también montar grandes espectáculos de música y danza, del Mundo, que permitan pensar en festivales nacionales e internacionales que convoquen a los jóvenes del Planeta; un museo viviente en donde enseñemos a los visitantes, orgullosamente, el modo de vida de nuestras culturas originales que todavía se visten, cultivan, comen y hablan como lo hacían desde hace 5 mil años. El Mundo deberá verlo, en un museo itinerante, que pueda apreciar el día y la noche de los habitantes de Chiapas.

Afortunadamente, Palenque ya tiene la primera manifestación de la cultura de la conservación de la Naturaleza: Los Aluxes, que ha hecho un trabajo extraordinario para la conservación de la fauna silvestre. Junto a Los Aluxes, habrán de florecer los espectáculos y museos necesarios para que la seducción nos lleve a poder “atrapar” al turista visitante del Planeta y se quede varios días admirando la cultura nuestra.

El Aeropuerto Internacional de Palenque habrá de convertirse en entrada y salida del turismo que quiera hacer el viaje al revés, para gozar de la playa y el sol al final de la aventura.

También mañana deberán iniciarse los trámites para que el Usumacinta y el Grijalva sean considerados por la UNESCO patrimonio natural de la humanidad. Es urgente.

Llegó la hora para Palenque y el Mundo Maya. Una región con conectividad aérea, terrestre por carretera y ahora por vía férrea que habrá de llevar al turismo, directamente, a las zonas arqueológicas.

Un punto más para el desarrollo del sureste.

Palenque avanza.