La inutilidad del voto

Por Juan Rivero Valls

 

Nostalgias permitidas

en  pensamientos  libres

confusos, diversos

sin  conclusión.

 

Marckory  (Antagónicos, fragmento)

 

Con seguridad habrá algunos cambios en la conformación final de la Cámara de Diputados para este periodo 2015-2018, producto de las impugnaciones que presentarán los partidos que perdieron la elección y que piensan hubo irregularidades graves en el proceso, que pudieran revertir algunos resultados; pero, por lo pronto, de acuerdo con las cifras dadas a conocer por el INE, el partido en el poder y sus aliados no solo mantienen una mayoría, sino que la incrementan, mientras que la izquierda acelera su proceso de pulverización…

 

Y es que si bien el PRI perdió 10 escaños, el sorprendente crecimiento del Partido Verde que, prácticamente duplicó el número de escaños y Nueva Alianza que mantuvo  los mismos, le permitirán al gobierno federal contar ahora con 260 escaños contra los 251 que tiene en estos momentos, lo que significa que las reformas estructurales impulsadas por el PRI podrán afianzarse en los próximos tres años.

La irrupción de Morena, el partido de López Obrador en el contexto nacional, no logró el cometido de restarle votos a la coalición priísta, pues si bien se coloca como la quinta fuerza electoral en el país, al que hizo cera y pabilo fue al otro partido de izquierda, el PRD que perdió casi la mitad de sus curules, las que pasaron a manos de López Obrador y su partido, lo que facilitará aún más el trabajo de la coalición gubernamental.

El presidente de Morena, Martí Batres dejó muy claro que “con el PRI, el PAN y el PRD ni a la esquina”, lo que condena a este partido a mantener solamente una presencia testimonial en la Cámara. Podrán subir a tribuna y mentar madres, pero no llegarán a ningún acuerdo ya que ellos mismos lo niegan y, además, el PRD, nomás por fregar a López Obrador, con seguridad hará nuevas alianzas con el PRI y el PAN para impulsar las reformas aprobadas por la legislatura actual.

Debemos recordar que esta elección no incluyó a los senadores, la Cámara Alta queda exactamente igual y donde la coalición PRI-Verde-Nueva Alianza no tiene mayoría, ya que juntos tienen 62 de los 128 senadores que la integran; ahí Morena no pinta, a menos que alguno de los 22 senadores del PRD o de los 5 del PT quieran renunciar a sus partidos y armar un mini bancada morenista, cuya posición será la misma que en la cámara baja: testimonial.

La irrupción de Morena, que algunos piensan exitosa, puede ser vista desde diferentes puntos de vista: por un lado, es real su presencia en la Cámara y, especialmente en el bastión de López Obrador, el Distrito Federal, ya que ahí sí tendrá mayoría en la Asamblea Legislativa y gobernará en 5 delegaciones, una menos que el PRD, pero en el resto del país solo triunfos aislados y poco representativos; y, por otro, un fracaso para su dirigente, ya que a decir del PRD la campaña se basó en su presencia (en todos los promocionales aparece él al lado del candidato) pues en la elección presidencial del 2012 obtuvo cerca de 16 millones de votos, catapultando al PRD que entonces lo postulaba, como la segunda fuerza política del país, contra los 3 millones y pico que obtuvo en la reciente contienda; así, dice el PRD, López Obrador no solamente no ganó, sino que perdió casi 13 millones de votos.

Obviamente es una postura de defensa perredista ante la debacle, lo que sí es una realidad, es la fragmentación de la izquierda que, con posturas como las asumidas por Batres dejan a los votantes de Morena en la indefensión, ya que su partido no negociará con las otras fuerzas políticas (cuando la esencia y el sentido de la política es la negociación), basando su proyecto en tres propuestas irrealizables: vender el avión presidencial, bajarle el salario a los funcionarios públicos y que todos los que aspiren a estudiar una carrera universitaria tengan acceso a una universidad pública.

Las dos primeras, por nimias, ni siquiera vale la pena comentarlas, pero la última reviste una gravedad mayúscula: Las universidades públicas del país se debaten en una crisis financiera que les impide crecer y mejorar sus programas académicos y de investigación, además, claro, de que carecen de espacio y maestros para el ingreso de miles de no admitidos (la palabra rechazado es ofensiva) considerando que son más los que no pueden ingresar que quienes, a través de una evaluación, tienen el derecho de hacerlo. No existe país en el mundo donde todos sus jóvenes pueden acceder a estudios universitarios.

La solución, masificar la educación y crear universidades “patito” como la UPAV veracruzana o la de la Ciudad de México, sendos fracasos, significa un distractor de las finanzas dedicadas a la educación superior, urgida de proveer a una sociedad deprimida, una educación de calidad. Esta propuesta, más que resolver algo, no es más que una estrategia para captar el voto de esos miles de jóvenes en favor del candidato “Moreno” en las próximas presidenciales que, no lo duden, será de nuevo López Obrador, a ver si la tercera es la vencida.