Del rescate urgente del Patrimonio Nacional a la formación cultural de los niños de México.

Por Manuel Zepeda Ramos 

Hace algunas horas se llevó a cabo un encuentro interesante -encuentro democrático le llamó Ricardo Raphael, uno de los conductores del evento, allá en Ciudad Universitaria de la CDMX, en la UNAM-, entre los representantes de tres candidatos a la Presidencia de la República, Pepe Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador, encarnados por César Moheno, Raúl Padilla y Alejandra Frausto, respectivamente. Uno de los tres candidatos habrá de ser elegido en las urnas el primero de julio y uno de los representantes en ese encuentro democrático habrá de encargarse de la política cultural nacional.

 

Se dijeron muchas e inteligentes propuestas.

Desde el inicio me causó grata impresión el representante de Pepe Meade, el doctor César Moheno, sólido historiador e investigador, intelectual formado en las instituciones de México y Francia, con muchos encargos profesionales en el sector público. Me llamó la atención desde el principio porque a la primera pregunta para todos en torno a su concepción de la cultura, que la dijo rápido e impecablemente, se refirió a la urgente necesidad, inaplazable, de rescatar el patrimonio histórico nacional de nuestro país que quedara seriamente dañado por los sismos del 7 y 19 de septiembre del año pasado: dos mil doscientos edificios, entre iglesias, conventos y grandes claustros que sucumbieron ante la fuerza de la naturaleza en los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Morelos, Tlaxcala, Estado de México y la mismísima Capital de la República. Me recordó al inolvidable arqueólogo don Alfonso Medellín Zenil, querido y respetado maestro, pilar fundamental del Instituto y Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana en Xalapa, mi casa de trabajo durante muchos años, tan amada. Para la revista Extensión, que tuve el honor de fundar al principio de los ochenta en la capital de Veracruz, se le hizo una larga entrevista a don Alfonso -QEPD-, en donde nos expresaba su enorme preocupación y tristeza por la construcción del oleoducto que iría del sur de Veracruz a la frontera sur de los Estados Unidos -cuando la administración de la abundancia en épocas de López Portillo-, que habría de dejar, decía don Alfonso, la destrucción de cientos -quizá miles-, de Centros Ceremoniales establecidos por las diferentes Culturas del Golfo a lo largo de los siglos. Así fue. La destrucción llegó al extremo del saqueo de las piedras de los centros ceremoniales para la construcción de casas modernas. Ahora, casi cuarenta años después de un esfuerzo tirado por la borda, que destruyera nuestro patrimonio histórico, se presenta esta contingencia sismológica. Nada más que a diferencia de aquella época, ahora sí habremos de contar con 15 mil millones de pesos para la reconstrucción de nuestro patrimonio, en donde habrán de participar con su mano de obra, remunerada por supuesto, los habitantes de todas esas comunidades en donde se ubican los monumentos históricos afectados. También habrán de participar, decía don César, las instituciones culturales regionales como las universidades públicas, así como los colegios de arquitectos e ingenieros con su conocimiento y experiencia. Hablaré de esto en fechas posteriores.

Una propuesta fundamental de César Moheno, fue la revisión impostergable del régimen fiscal para el fomento y la promoción de la cultura nacional. Quiere decir que habrá excepciones y estímulos para los creadores y la comunidad cultural que gira alrededor de ellos, que permitan el despegue exponencial de la actividad cultural en México. Escribiré al respecto.

Escuché una propuesta innovadora en boca de César Moheno, propuesta que habrá de ser pieza importante en el desarrollo por el gusto de la lectura. Cada vez que se entregue una casa construida por el Infonavit -agregaría al fovissste y a todas las instituciones inmobiliarias que construyen vivienda para las familias mexicanas de la clase media-, habrá de incluirse un lote de libros que fomente el hábito de la lectura en el seno familiar. Estoy seguro que con esta medida, el número de 2.6 libros per cápita nacional habrá de superarse muy rápido. Escribiré de esto.

Especial atención mereció el tema de nuestra relación con los vecinos del norte. Nuestra enorme riqueza cultural acumulada a lo largo del tiempo, habrá de convertirse en nuestro principal aliado para que los norteamericanos y canadienses - ¿por qué no está incluido en el TLCAN?-, conozcan a México a través de su cultura bien producida en todas las manifestaciones. Hay que llevar a Estados Unidos, -yo diría que, a Canadá, Europa, a todo el mundo-, nuestra gran cultura para que sepan los habitantes de Estados Unidos y de la Tierra, de qué estamos hechos los mexicanos. Abundaré al respecto.

Raúl Padilla, representante de Ricardo Anaya -ex Rector de la Universidad de Guadalajara, creador y mantenedor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, hoy la feria del libro en español más importante de la Tierra-, hombre respetado y conocido en el ámbito cultural nacional e internacional, hizo propuestas fundamentales para el desarrollo de la cultura en nuestro país. Puso el énfasis en las industrias culturales y en la imperiosa necesidad de crear una cultura del mecenazgo que hoy no existe en nuestro país y que habría de detonar el desarrollo de las grandes producciones artísticas para México y el Mundo que pueden dejar muy buenas utilidades para el desarrollo nacional en otros rubros. Para eso, dijo Padilla, los estímulos fiscales resultan indispensables. También habló sobre la importancia de poner el ojo en la propuesta francesa de André Malraux en torno a la autonomía de los centros para las actividades artísticas en todo el país, con patrimonio propio y libertades de creación y funcionamiento. Raúl Padilla puso como condición sinecuanón, triplicar el presupuesto insuficiente dedicado a la cultura, de 17 mil millones de pesos, proteger las relaciones laborales y prestaciones sociales de los trabajadores profesionales de la cultura, que han sido el pilar de su funcionamiento a lo largo del tiempo. También habló de la importancia de desarrollar la industria del cine, como sucedió en la época de oro de la mitad del siglo pasado, que aportaba grandes utilidades a la nación a través del Banco Cinematográfico. De todo esto hablaré en próximas fechas.

Alejandra Frausto, representante de Andrés Manuel López Obrador. -fue directora del Instituto Guerrerense de Cultura con el gobernador Aguirre Rivero, aquel político perredista al que le reventara el caso de los estudiantes de Ayotzinapa por lo cual tuvo que pedir licencia a su encargo-, escogió a lo largo de sus intervenciones el fomento de la cultura comunitaria como manera de integrar a la población marginada de México en la búsqueda de la sociedad igualitaria. Habló del desarrollo de las industrias culturales en la comunidad de artesanos, como la gastronomía y la laudaría. Puso ejemplos que habrá que analizarlos. Abundaré al respecto.

El turismo cultural no podía pasar desapercibido en esta reunión de cultura. Representa un ingreso de divisas muy grande para México. Bien estructurado, sería un detonante fundamental para el desarrollo. Abundaré al respecto.

Por primera vez en muchos años de andar en el oficio de la promoción de la cultura, escuché en esta reunión lo que para mí era un sueño acariciado para la vida nacional: la formación artística del futuro nacional desde la enseñanza básica. También lo dijo César Moheno: A partir del triunfo electoral, habrá de iniciarse la planeación intensa para la formación docente por parte de los profesionales de las artes de las escuelas de música, teatro, danza, literatura y desarrollo tecnológico en redes sociales que existen en México, artistas y técnicos profesionalmente formados, para que la currícula de las diferentes etapas de la formación tengan cuadros encargados de su construcción. Eso significa que los jóvenes formados en las escuelas artísticas y de nuevas tecnologías en la Educación Superior,  tendrán abierto un mercado asegurado en la educación de todos los niveles para que en un futuro cercano existan profesionales de muchas disciplinas que aprendan a valorar y apreciar la cultura en todas sus manifestaciones, que habrá de convertirlos en mexicanos alejados de las tentaciones del dinero fácil, preparados para construir una familia que lleve a buen final la consolidación del núcleo nacional por excelencia. Soy un convencido que la cultura, fundamentalmente la música, es la gran vacuna para los jóvenes en cuanto a las tentaciones que el demonio les pone en su etapa juvenil. La Reforma Educativa avanza. Abundaremos al respecto.

Me gustó mucho este encuentro de política cultural. Me gustó mucho el conocimiento sólido y ordenado que César Moheno, representante de Pepe Meade, desplegó a lo largo de sus intervenciones. Me gustaron las propuestas sobre industrias culturales y mecenazgo de Raúl Padilla, no obstante ser partidario de la tutela del Estado en torno a la cultura. Sin embargo, creo que tutela de Estado y mecenazgo particular, podrían caminar de la mano. Pero, sobre todo, me gustó mucho apreciar que todas estas propuestas ponen a Chiapas en particular y a la región sur sureste en lo general, en el foco de la atención nacional. No me equivoco si digo que ha llegado la hora para esta región marginada de la Nación, con Pepe Meade como presidente y sus ideas de Estadista.

Abundaré al respecto.