Un paseo por el Jardín Botánico  

Por Rutila Mejía Gutiérrez

 

Hace unos días tomé de la mano a mis nietos y nos dirigimos al Jardín Botánico “Dr. Faustino Miranda”. Ellos me preguntaron: ¿A dónde vamos abuelita? —A un lugar muy bello que les va a gustar mucho —les dije. El Jardín Botánico es una zona arbolada donde se encuentran plantas de nuestra flora chiapaneca. Es un pulmón de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Se localiza enla Calzada de los Hombres Ilustres. Llegamos a la puerta del Jardín Botánico y entramos. Sentimos la frescura de los árboles y respiramos hondamente. Caminamos por los senderos que hay marcados, oímos el trinar de los pájaros. Llegamos a un lugar que le llaman la tembladera, porque al brincar se siente que tiembla.

 

Les dije a mis nietos: Brinquen y me dicen qué sienten. —¡Tiembla, abuelita! Ellos, entre risas y brincos, vieron a un pájaro carpintero haciendo un agujero en el árbol. —Abuelita, mira, ¿qué está haciendo el pájaro? —Busca gusanitos para comer o está haciendo su nido, ellos hacen un hueco en el árbol y ahí ponen sus huevos. En eso saltó una ardilla, ellos corrieron queriéndola agarrar, la ardilla muy ágil subió al árbol, ellos se quedaron viéndola y Mario, el más pequeño, preguntó: ¿Qué comen las ardillas? —Les contesté: Aquí comen frutas de almendra, guayaba, chicozapote, mangos y frutitas de las palmeras.

—Abuelita, y este árbol tan grande que está aquí, ¿cómo se llama? —preguntó Ruth, la más grande. —Vengan niños —les dije— leeremos el letrero que tiene en su tronco: “Huanacastle, árbol que llega a medir unos 40 ó 50 metros de altura, su madera sirve para muebles”. ¿Y este otro abuelita? —preguntó Lulú. —Este es un cedro —le contesté. —Mira abuelita, qué grueso es su tronco, es alto y recto!

En eso estábamos cuando vimos volar una parvada de loros. —Abuelita, ¿todos estos pájaros viven aquí? —Sí, aquí hacen sus nidos.

Ellos corrieron por el caminito que serpea entre los árboles. —Abuelita, ¿y estos que parecen carrizos grandes qué son? —Se llaman bambúes. —¿Y éste otro árbol tan grande? —Es una Ceiba. ¿Para ¿qué sirve? —dijo Ruth. —Leamos su letrero, dice: “Ceiba o Pochota, árbol que llega a medir de 40 ó 50 metros de alto, su tronco es grueso, su algodón sirve para preparar el Kapok para rellenar almohadas, boyas, chalecos salvavidas, aislador de refrigeradores y aviones”.

—¡Oh, qué árbol tan interesante,  niños!

—¡Miren estas flores: están llenas de abejitas! —¡Qué bellas son abuelita! ¿Cómo se llaman? —Pues aquí dice (señalando un letrero) que se llaman: “Cepillo, o Flautas, que sus ramas fueron usadas para tejer canastos y hacer flechas”. 

Seguimos caminando y llegamos a un puente, éste nos llevó al vivero, aquí se cultivan las plantas, siembran las semillas seleccionadas en bolsas de plástico para distribuirlas en los parques, jardines o para reforestar algunas zonas donde se necesite; también las obsequian a las personas que lo soliciten para plantarlas en sus casas, ranchos o terrenos; a mis niños les obsequiaron unas plantitas de tamarindo: ¡Las sembraremos en nuestro terreno!

Regresamos por el mismo camino y mis nietos dijeron: —Abuelita, ya tenemos hambre. —Bueno nos sentemos bajo este gigantesco árbol que se llama Higoamate, ¿ya vieron su enorme tronco? —Sí, y mira hermanita: cuántas hormigas suben por el tronco. ¡Oh, son bien grandes y negras!

Inmediatamente destapamos nuestras tortas y jugos, y nos dispusimos a comer, oyendo el canto de los cenzontles y el murmullo del agua que corre por los canales.

—Abuelita, ¿cuando eras niña venías a este lugar? —me preguntó Ruth. —¡Claro, venía con tus tíos! Recuerdo que cuando estudiaba la secundaria mis compañeros y yo solíamos venir, traíamos libros y cuadernos de tareas, según para que estudiáramos en la paz y la frescura de este lugar, después de una hora disque de estudiar y hacer la tarea, dejábamos a un lado los útiles y nos disponíamos a cortar mangos, chicozapotes, almendras o guayabas, y así se terminaba un día de estudio.

—Abuelita, ¿y quién sembró todos estos árboles? —preguntó Lulú. —Bueno, el botánico español Faustino Miranda y otros chiapanecos dedicaron parte de su vida en estudiar las plantas de Chiapas y las trajeron aquí. El Dr. Faustino Miranda las clasificó con el nombre común de la región y su respectivo nombre científico para que todo aquel que lo lea, sea chiapaneco, mexicano o extranjero, sepa de qué planta se trata.

En honor al Dr. Miranda, el Jardín Botánico lleva su nombre desde su fundación (1949).

Después de saborear nuestras tortas y refrescos, seguimos caminando, observando las plantas y llegamos a una casita que está en medio de los árboles. —¡Mira abuelita esta casita! ¿Por qué está aquí? —dijo Mario. —Es una casita zoque, muestra que los indígenas cultivaban en sus patios plantas medicinales. Las niñas preguntaron: ¿Qué son plantas medicinales? —Son plantas que curan enfermedades y que ellos sabían utilizarlas, por eso aquí están sembradas: albaca, ruda, epazote, árnica, zábila, estafiate, hinojo y muchas otras.

Nos fuimos dirigiendo para la salida y observamos que en la barda del jardín que tiene malla, se encuentran sembrados varios arbolitos de sicqueté, vean niños les dije: Estos arbolitos ya casi no se ven en el campo. Ellos se acercaron para verlos y dijeron: —Tienen una espina en la punta de sus hojas y sus flores son de color naranja, ¿por qué dices que ya no se ven en el campo, Abuelita? —Porque han construido tantas casas que las flores se van acabando y éste es uno de los objetivos del Jardín Botánico: conservar las plantas para que los niños, como ustedes, las conozcan.

 

Salimos del Jardín Botánico con una grata sensación de tranquilidad y frescura. Los niños me dijeron: —Abuelita, qué interesante estuvo este paseo, ¿vendremos otro día? —¡Claro que sí!