HOSPITAL DEL ALMA 29/04/18

Por EL Duque de Santo Ton

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Duque de Santo Ton:

Hace como un mes me sentía muy mal de todo el cuerpo, y fui a ver a una doctora. Yo trabajo como vigilante en una empresa de seguridad, y el jefe de personal me mandó con esa doctora, la que me preguntó mi edad, que, si era casado, que cuántos hijos tenía y así.

Después me pidió que me desvistiera y que me quedara solo con calzoncillos y calcetines. Sentí mucha vergüenza, pero no me quedó más remedio que hacerlo, y cuando estaba ya en trusa, la doctora me dijo que me tendiera en una plancha que había ahí en su consultorio. Me estuvo apretando la panza y me preguntaba que dónde me dolía, hasta que metió la mano debajo del calzón y me agarró el instrumento masculino y me preguntó que si también me dolía. Le contesté que no, pero me lo estuvo jugando tanto que se me puso tieso, tieso, y entonces la doctora terminó de desnudarme. Yo no sabía qué hacer, pero la doctora se levantó, se quitó la blusa y el brasier, y me pidió que le besara los senos. Después, yo le bajé los calzones y la penetré y la penetré hasta que terminé haciéndolo con ritmo. Entonces, cuando más concentrado estaba, sentí que un dedo de la doctora, untado con una grasa o con un aceite, buscaba meterse en mi ano. Traté de protestar, pero fue inútil, la doctora me metió el dedo y yo pensé que después de todo era doctora y que los médicos, según sé, hacen ese tipo de cosas. Cuando terminamos me dio un rollo de papel de baño para que me limpiara y ella se retiró para hacer lo mismo, supongo. Después regresó, me pidió que me vistiera, me recetó unas medicinas, y me pidió que volviera a consulta en un mes. La verdad es que después de pensarlo, tengo la idea de que ella abusó de mí, pero me gustó y yo me dejé hacer lo que ella quiso. De hecho, sí quiero regresar a consulta otra vez pero no quisiera que me volviera a meter el dedo.

Fidel

Tuxtla Gutiérrez

Querido Fidel:

En esta vida todo tiene su precio, sobre todo la salud.

Duque:

Soy una señora con 25 años de casada, y después de toda una vida feliz y sin sobresaltos, empiezo a sospechar que mi esposo me engaña. De hecho, varias de mis mejores amigas ya me han venido a contar que lo han visto muy bien acompañado, de muchachas más jóvenes que yo. En contra de lo que pudieras pensar, Duque, mi reacción ha sido la de buscar mi propia satisfacción, porque a mí, mi marido ya me aburrió como hombre. Quisiera que me pusieras en contacto con algún señor o con algún muchacho que esté interesado en tener sexo sin compromisos emocionales, porque ya me considero muy madura para pensar en tener otro amor, pero mi cuerpo está lleno de deseos insatisfechos.

Lilia

San Cristóbal

Querida Lilia:

Suena muy interesante tu ofrecimiento, pero eres una mujer casada y eso me detiene, pues cuando una relación no está finiquitada puede dar lugar a muchos conflictos y no me gustaría ser quien pague, sin deberlas ni temerlas, las consecuencias.

Querido Duque:

Mi esposo está casado conmigo en segundas nupcias, pero se ocupa de pagar los gastos de los hijos de su primer matrimonio. Yo le tengo prohibido que frecuente a esos muchachos, aunque les pague sus cosas, porque me da miedo que se vuelva a involucrar con su anterior esposa, una zorra ofrecida de lo peor. Sin embargo, hace unos días, vino a visitarnos su hija, la mayor, para traernos la invitación de su boda. Se me hizo buen detalle el hecho de que no le pidió dinero a su padre para pagar la boda, y sí incluyó su nombre en las invitaciones. Ella y su novio se portaron muy monos, pero lo que estropeó todo, fue que la muchacha le pidió a mi marido que la entregara en el altar, y que después fuésemos los dos a la fiesta ¿qué te puedo decir? Esa muchacha está loca. En primer lugar, no pienso permitir que sea mi marido el que protagonice la fiesta de otra familia que no es la nuestra, y en segundo lugar yo no pienso pararme en una fiesta en la que sé que no soy bien recibida, ni exponerme a una grosería o a un desaire. Mi esposo, sin embargo, ya estaba muy dispuesto para llevar del brazo a la muchacha en la ceremonia y a ir al baile. Cuando le dije que no iba a tolerar que hiciera ni una cosa ni la otra, me pegó bien feo, pero ya me pidió perdón.

Noelia

Tuxtla Gutiérrez

Querida Noelia:

Eres una mujer llena de complejos y de conflictos. El compromiso que tiene tu marido con sus hijos lo adquirió antes de conocerte y debes sentirte lo suficientemente segura para permitir que los cumpla sin crear problemas. La actitud de la hija se me hace mucho más madura que la tuya. Es que tu reacción es casi la de una salvaje, Noelia, por el amor de Dios.

Hola Duque:

Tengo 20 años de edad y nunca he tenido sexo. A mis hermanas, a mis amigas y a los muchachos que han sido mis novios, les he dicho que sigo virgen porque quiero llegar virgen al matrimonio, pero la verdad es que me dan pánico las relaciones sexuales, les tengo un miedo inexplicable. De hecho, he visto fotos de miembros viriles, erectos y aguados, y me producen una sensación de terrible repugnancia, te juro que no despiertan en mí el menor placer visual. Te aclaro que tampoco soy lesbiana ¿eh? En fin, tal vez si me espero a mi noche de bodas, las cosas se me clarifiquen, porque de hecho sí me interesa casarme y formar una familia.

Lucía

Tuxtla Gutiérrez

Querida Lucía:

Aunque el no haber tenido relaciones sexuales te sirve para disfrazar tu postura fóbica ante el sexo, una fobia como la tuya es una patología que se no se arregla con el matrimonio, al contrario, podría empeorar. Te sugiero que te pongas en manos de un especialista, de un psicólogo o de un psiquiatra, pero te anticipo que en ese ámbito todavía no puede decirse que exista una cura para tal o cual dolencia. Tal vez tengas que acostumbrarte a vivir con tu miedo al sexo, aunque no te acuerdes de que es lo que te lo provocó.

Duque:

Desde que estudiaba la primaria me hice amigo de un compañero de escuela, que se convirtió en mi confidente y en la persona más allegada a mí. La verdad es que siento por él un cariño más que fraternal porque siento que le intereso y que me quiere más que mi propio hermano, pero hace como seis meses me salió con el destape de que es gay y que siempre lo ha sido, pero que a mí no me ve con ojos de lujuria sino de sincera amistad, lo cual sí le creo porque eso se siente. No obstante, somos tan amigos que me presentó a su pareja, que es un tipo de lo más corriente, casi un albañil, que le pega y que lo obliga a tener sexo sin condón porque el muy cochino dice que se siente más rico. Yo creo que mi amigo está muy mal, pero no por el hecho de ser gay, que conste.

Ian

Tuxtla Gutiérrez

Querido Ian:

Me da gusto que tengas el criterio suficiente para tomar un hecho natural como lo que es, sin escandalizarte ni mandar al diablo una amistad tan larga y, al parecer, sincera. En realidad las preferencias sexuales de las personas, al no ser voluntarias, no pueden juzgarse ni recriminarse, pero lo que me dices respecto a la degradación a la que se somete tu amigo me hace pensar en que está tratando de pagar una culpa que siente muy dentro y que no termina de expiar. Si puedes hablar directamente con él, hazlo con mucho tacto, y aconséjale que consulte a un sexólogo, aunque, como le decía a Lucía, los traumas y los complejos sexuales muy difícilmente se quitan.