HOSPITAL DEL ALMA

Por El Duque de Santo Ton

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Duque de Santo Ton:

Conocí en Cancún a un italiano guapísimo del que me enamoré. Nos hemos seguido escribiendo, chateando y hablando por teléfono, y ya ha venido a visitarme, y yo ya fui a Turín a visitarlo. No tienes idea de lo lindo que es el Piamonte, yo quedé fascinada con el lugar y allá mismo, en junio pasado, él me pidió que fuera su esposa. Yo le contesté que sí, que sí quería casarme con él, pero aquí en Tuxtla, para salir vestida de blanco, como Dios manda, pero él insiste en que deje todo atrás y vaya a casarme con él allá, que al fin y al cabo allá voy a vivir, y allá está mi nueva familia. A mí me encanta el hombre, pero yo no puedo hacerle eso a mi propia gente.

Lulú

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Lulú:

Te doy toda la razón, una señorita decente, no puede salir de su casa sin haber recibido previamente la bendición de Dios y sin llevar en el dedo un anillo de brillantes y una argolla matrimonial. Los italianos son muy machistas, ten cuidado.

 

Querido Duque:

Soy maestra de una de las más prestigiadas escuelas de Tuxtla, se me conoce por ser una persona formal y seria en mi trabajo, pero al mismo tiempo jovial y comprensiva solo que sí soy muy directa.  Me divorcié después de un proceso largo, penoso e injusto, incluso humillante. Me entró un deseo de conocer mi sexualidad y empecé a conocer hombres. A muchos los maltraté psicológicamente creo que por mi deseo de venganza y como auto-protección. Me causó sentimientos de culpa pero también de placer. Algo extraño y morboso. Pero lo peor fue cuando un día llegó un amigo de mi hijo a preguntar por él. No estaba pero me pidió pasar para esperarlo. Yo sé que soy una mujer atractiva; delgada, pelo castaño claro, muy blanca. Pero el muchacho tenía 20 años y yo 42 en ese entonces. Era muy guapo, musculoso, alto. Yo estaba haciendo cosas de la casa y no me quitaba la mirada de encima, me ponía nerviosa. Se puso a platicar conmigo y me hizo reír. Se me acercaba y al principio lo alejaba pero poco a poco cedí. Él lo percibió y se me arrimó por atrás. No lo pude evitar. Lo sentí excitado y luego sucedió, nos empezamos a besar. Mi hijo llamó a su amigo por celular y le dijo que estaba atrasado porque estaba en casa de otros amigos, haciendo un trabajo que tenía que entregar el día siguiente. El amigo le dijo a mi hijo que no se preocupara, que lo esperaría un rato y que si no, regresaría después. Fue cuando nos seguimos besando pues teníamos tiempo para todo. Mantuvimos relaciones sexuales. Lo curioso es que me seguía hablando de usted. Ya después, al día siguiente, me surgió un sentimiento de culpa pero de también de placer morboso, aunque estaba preocupada por que le fuera a decir a sus amigos y que mi hijo se enterara. Él me prometió que nunca se lo diría a nadie. Nunca tuve problema pero no sé en su mundo cómo quedé yo. Nunca he acabado de entender mis sentimientos, pero me encanta recordar y me gustan ese tipo de experiencias, aunque por otro lado sienta vergüenza.

Lourdes

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Lourdes:

Muchas veces el cuerpo nos pide cosas que no podemos negarle, pero hay que enfrentar las consecuencias. Creo que tener sexo con un hombre más de 20 años menor que tú debió haber sido algo muy gratificante para ti y estoy seguro de que el joven querrá repetir. No te sientas culpable, solamente trata de no lastimar a tu hijo ni causar otro tipo de efectos colaterales, pero vive la vida que para eso te la dio Dios.

 

Duque:

Desde que tenía diez años de edad descubrí la pornografía mientras buscaba respuestas de cómo venimos al mundo, y ahora que he cumplido la mayoría de edad, se me hace difícil dejar de verla y de masturbarme. La verdad es que soy consciente de que eso me quita tiempo ya sea para estudiar, o para estat con la familia y amigos. En fin, realmente me harta no tener la suficiente fuerza para acabar con esto y seguir con normalidad mi vida.

Rubén

San Cristóbal

 

Querido Rubén:

Por el momento no debes alarmarte, ya que todo el mundo pasa por etapas como la que estás viviendo, la cual se vuelve un problema cuando eres tan adicto, que solamente puedes conseguir placer sexual viendo porno y masturbándote, y tienes dificultades para tener una experiencia real. Ten cuidado.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Empecé a fumar marihuana cuando era niño y comencé a venderla a los 12 años de edad. Cuando mi padre se enteró, me puso tal madriza que la dejé. Sin embargo, hace un mes volví a fumar porque es lo único que me saca de los problemas que tengo, siento que mi vida va de mal en peor, pero cuando fumo mota me siento increíble.

Adán

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Adán:

La marihuana no te saca de los problemas, tan solo es un escape aparente, pero en realidad te hundes en el vicio a tal grado, que terminas peor y te invade la paranoia. Sin embargo, lo mismo que el alcohol, te hace sentir momentáneamente mejor, lo cual te ayuda a sobrellevar los problemas pero nunca te los resuelve, tenlo en cuenta.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Soy hombre, soy heterosexual, pero uso pantaletas femeninas, en lugar de calzoncillos, desde que tenía 24 años. Mi esposa, mis hijas y mi querida lo saben. Debo decirte que a mis 66 años jamás se me ha antojado tener alguna relación homosexual, al contrario, en el conejobús, por ejemplo, no me gusta que me toque con ninguna parte de su cuerpo mi compañero de asiento, en cambio me gustan mucho las mujeres y tengo esposa y amante, y las dos me quieren mucho.

Remo

Tonalá

 

Querido Remo:

A tus 66 años, eres un marrano y vives engañándote a ti mismo, debes enfrentar tus inclinaciones sexuales y satisfacerlas mientras tengas tiempo.

 

Duque de Santo Ton:

No es algo en sentido figurado: en realidad odio a mi sobrina. No la toleró, es una mocosa de tres años y cada vez que la veo no puedo imaginar cómo es posible que un ser tan pequeño sea tan odioso, berrinchudo, caprichudo, grosero etc. Sé que ella no tuvo la culpa de nacer pero si yo tuviera la opción de poder regresar el tiempo haría que la abortaran o algo por el estilo. No la soporto, solo llegó a arruinar la vida de mi hermano, la mía y la de todos, me da repulsión el solo pensar que la tendré que soportar el resto de mi vida. Sé que no es sano odiar a alguien y que ella no tiene del todo la culpa, sino mas bien su madre que no la educa y la convirtió en un pequeño monstruo, pero es un sentimiento que no puedo evitar, lo juro, no puedo; en lo único que puedo pensar cada vez que la veo es en que es una lástima que no le diera muerte de cuna y es una lástima que siga viva y espero que se muera.

Eugenia

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Eugenia:

Por favor date cuenta de que estás hablando de una niña de 3 años, que por más malcriada que esté, no puede estarlo tanto como para desearle la muerte. En realidad la enferma eres tú, Eugenia. Debes buscar ayuda psiquiátrica y recordar que esa “mocosa”, como la llamas, es parte de tu familia y ¿quién lo sabe? en tu vejez tal vez sea ella la única que te quiera tender una mano.