HOSPITAL DEL ALMA

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque:

Mi novio y yo empezamos a tener relaciones sexuales hace pocos meses. Al principio, eran algo dolorosas, pero con el tiempo, se nos ha hecho mucho más fácil relajarnos y sentirnos cómodos, y ahora no me duele nada. Sin embargo, no siento ninguna clase de placer durante la penetración, y no sabemos si podemos hacer algo para que sea tan agradable para los dos.

Magda

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Magda:

Me parece que tu novio debe esforzarse un poco más para estimularte y que logres el grado mínimo de excitación para que puedas disfrutar. Si no lo consigue, intenta con otro y luego con otro y después con otro. Si tu fuego no se enciende es que te falla el termostato y eso es casi imposible de arreglar.

 

Querido Duque de Santo Ton:

A mi esposa a veces le huele la vagina de un modo no muy agradable, como a pescado, pero ella dice que eso es así, que es normal. Yo quiero creerle pero en el fondo, aunque suene muy mal, pienso que cuando le huele puede ser por temas higiénicos al ir a orinar o algo por el estilo, ya que este olor no es para nada persistente durante los días, sino que pasa de vez en cuando pero creo que periódicamente. ¿Tiene ella razón al decir que es natural? ¡Espero haberme explicado con claridad! Gracias de antemano por tu respuesta.

Fernando

Tonalá

 

Querido Fernando:

Los fluidos corporales huelen y ese olor depende de varias causas, una es la alimentación; una alimentación rica en frutas y pobre en carbohidratos nos hace oler mejor, otra causa son los estados de ánimo, especialmente el miedo, que provoca un olor muy desagradable.  En el caso  de las mujeres también ligeras infecciones como los hongos vaginales provocan malos olores que se resuelven muy fácilmente con medicamentos. Por último el olor sexual es muy intenso pero a algunas personas no les resulta agradable. A veces cuando hay olores que desagradan es porque la persona no termina de ser el objeto erótico que debería, porque una de las peculiaridades del deseo sexual es que fija intensamente todos los detalles del objeto haciendo deseable lo que en condiciones normales no lo sería, si esto no es así es que el deseo sexual no es demasiado intenso. Tu señora no te gusta lo suficiente como para aficionarte a sus hedores.

 

 

 

Duque de Santo Ton:

Mi esposa odia a todas nuestras vecinas, se la pasa hablando mal  de ellas y hasta les roba las sirvientas. Obviamente nadie la quiere y le hacen groserías cada viernes, sábado y domingo. No sé qué hacer, porque la renta que pagamos es muy económica y siempre los cambios de casa resultan muy caros.

René

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido René:

Perdona que te lo diga pero lo que debes hacer es tratar de ganar más dinero para ubicar a tu familia en un barrio de mayor categoría porque por lo que me dices, me parece que La vecindad del Chavo es un sitio de lujo en comparación a la pocilga en la que vives.

 

Querido Duque:

Hace casi dos meses comencé una relación sexual con mi chofer. Yo tengo 23 años, estudié una maestría en España, tengo muy buen puesto, soy soltero y gano bien; mi chofer tiene 36, es un hombre casado y tiene hijos. Todo inició porque además de chofer es mi escolta, andábamos siempre juntos de un lado a otro. Sin querer nació entre nosotros una relación amistosa, que poco a poco fue llevándonos hacia la seducción. Sin embargo yo nunca había sido penetrado, pero entonces, arriesgando el puesto, el me sometió. Al principio me daba besos apasionados, cachondeos y fajes, pero no pasaba de eso, pero un día, casi llegando a la oficina, sentí que mi chofer tenía ligero aliento alcohólico, lo cual le mencioné de inmediato, le pedí que exhalara un poco y justo en ese momento intento besarme. Mi primera reacción fue alejarme, pero él aceleró y sin preguntar se metió con todo y coche a un motel del Libramiento Norte. Obviamente yo pagué la tarifa y cuando nos quedamos solos, me aventó sobre la cama, se me encimó, me bajó los pantalones y sin preguntar más me penetró. Nunca nadie me lo había hecho pero debo confesar que me gustó. Desde entonces tenemos sexo con frecuencia y a mí siempre me toca “recibir” porque dice que él no es gay, que lo hace por complacerme. Pensaba despedirlo para no aficionarme más y tener problemas, pero entonces me preguntó que si quería ser padrino de su hijo menor en Suchiapa y que como soy soltero, mi mamá fuera la madrina. Acepté, estuve en la iglesia acompañado de mi madre, y después fuimos al festejo, en el que se puso bien bolo y de inmediato quiso hacerme suyo. Me llevó a un establo o a un gallinero, no recuerdo, y ahí volvió a poseerme. Estoy extrañado de lo bajo que he caído pero no puedo detenerme.

Juan Manuel

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Juan Manuel:

Ese chofer-guarura-amante-compadre te está ayudando a descubrir y a aceptar tus verdaderas inclinaciones en la cama, pero me parece que al ser un empleado que depende de ti, esas enseñanzas se tornan peligrosas. Te sugiero que la próxima vez que te acuestes con él seas tú el activo en la cama, para conservar el recuerdo, y que después lo despidas porque no te conviene tenerlo cerca. Trabajo y sexo nunca han sido una buena combinación, por mucho que tu galán sea también tu compadre.

 

Duque de Santo Ton:

Quisiera saber si puedes determinar si padezco adicción al sexo. Los motivos que me hacen creerlo son que desde que descubrí la masturbación a los ocho años, hasta ahora que tengo 42, no he parado de masturbarme diario. Nunca he disminuido mi vicio, aún ahora puedo hacerlo tres veces al día. Consumo mucha pornografía. De hecho mis masturbaciones van acompañadas de sesiones de porno. Tengo que hacerlo antes de dormir y me despierto por la madrugada sintiendo la necesidad de masturbarme nuevamente, no me puedo dormir si no lo hago. Debo reconocer que muchas veces busco la excitación sin tener deseos.

Félix

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Félix:

Se considera que una conducta es obsesiva cuando no puedes dejar de hacerla y además, esta es la parte más importante, te impide hacer cosas que serían necesarias para ti o para tu salud, o concentrarte en tu trabajo, o cada vez que se produce la más mínima contrariedad recurres a esa conducta, o lo haces en lugares en los que corres el riesgo de ser descubierto y no te importa, entonces hablamos de verdadera adicción. Si no es así la frecuencia no es importante ya que es una conducta en la que gastas energía y por ello mismo la naturaleza la regula, por eso en ese ámbito puedes estar tranquilo y puedes seguir haciéndolo cuanto quieras.