Tío Nupo y Trump

Por Manuel Zepeda Ramos

 

 

Omar Alfaro fue un viejo amigo de mi familia. Nacido en Suchiapa y avecindado después en Villaflores y Palenque, fue en esta última ciudad en la que pasó sus mejores días, haciendo un gran trabajo de criador de ganado F1, aclimatado a la región y buen productor de leche, cuyos quesos producidos se convirtieron, desde Palenque, en los mejores de Chiapas. 
Dentro de sus muchas cualidades como ser humano, tenía una indiscutible: Omar Alfaro era un extraordinario cuentero, que lo llevó a diferentes partes del país y el extranjero a representar al talento chiapaneco. Mi hermano mayor, Eraclio Zepeda, lo consideraba su maestro.
Omar contaba, dentro de sus múltiples relatos, un cuento que sucedía en Palenque. Narraba acontecimientos de un fuerte humor negro que en cualquier parte del país no pasarían inadvertidos, pero en nuestra tierra, cada vez que lo contaba Omar, producía en su auditorio una risa incontenible de este nuestro pueblo querido acostumbrado a coquetear con la muerte.
Tío Nupo era uno de dos personajes en este cuento de Omar. Tío Nupo era un hombre de edad cercana a sus últimos días, que no se quería morir -quien quiere-, pero las señales que recibía para cambiarse de dirección, eran más que evidentes.
El otro personaje, cuyo nombre se me ha olvidado, lo visitaba todos los días, exclusivamente para molestarlo y reírse de él:
-Tío Nupo: cómo está usted de jodido! Mire nada más, le quedan de vida si acaso tres horas!
- Nada más venís a joder! Hijoeputa. andate derechito a chingar a tu madre!
- Que culpa tiene mi santa madre, su comadrita adorada tío Nupo, con su facha de muerto que ya tiene su cuerpo desvencijado; si hasta telita blanca tiene usted en sus ojos, señal de que está empezando ya su retiro de este mundo.
- ay! Desgraciado, me vas a matar, pero del coraje.
- Pero si ya está usted del otro lado, cosa de minutos. Que puta culpa tengo yo, que yá! Resinación tío Nupo, resinación! Son nada más segundos. Ni va usted a sufrir, acuérdese de mí.
Y Omar, con su enorme gracia, podía lograr que su gran auditorio sí pudiera irse al otro mundo, por las risas incontrolables que generaba.
Don Omar Alfaro fue un gran contador de cuentos tanto, que a quienes lo quisimos y escuchamos nos hace mucha falta y lo extrañamos mucho.
Este cuento de Omar me hizo recordar al líder de los imbéciles que hoy tiene este planeta: Donald Trump.
Como todos sabemos, Puerto Rico fue tremendamente azotado por el huracán Maria, dejándolo prácticamente destruido. Es hora que la energía eléctrica no se restablece, la gente no tiene que comer y está sin agua potable. El vital líquido lo toman de los escurrimientos naturales con
el riesgo de contraer enfermedades que podrían convertirse en epidemias. 
Para su reconstrucción, Puerto Rico necesita 70 mil millones de dólares pero su condición económica lo llevó a declararse en quiebra hace pocos meses, lo que le impide endeudarse para la reconstrucción y le impide también ofrecer a los inversionistas estímulos fiscales para que lleguen a invertir a la isla.
No obstante ser un estado confederado de la Unión Americana desde hace más de medio siglo, ésta le ha concedido solo mil millones de dólares para su reconstrucción. Después de tantos años de ser parte de los gringos, en donde sus habitantes gozan de pasaporte estadounidense, Puerto Rico solo tiene un representante en el Congreso, con voz pero sin voto.
En las pasadas tragedias que afectaron a Florida y a Tejas, Trump ya había enseñado el cobre tardando dos y tres días en visitarlos, en donde la distancia con sus gobernados fue evidente, como lo pudimos constatar en la televisión del mundo con todo y la señora disfrazada para asistir a un cóctel y no a una zona de desastre.
El caso de Puerto Rico fue patético: Trump llegó trece días después!
Llegó regañando a las autoridades y ciudadanos presentes porque Puerto Rico había descarrilado la economía nacional. Esta no es tragedia real, dijo el Presidente, si nada más tuvo 8 muertos. Tragedia Nueva Orleans, en donde Katrina cobró "centenares y centenares y centenares de vidas".
Luego, en una iglesia, arrojó a los asistentes rollos de papel para paliar su tragedia. Me recordó a don Porfirio Díaz en el centenario de la independencia, entregando bolillos frios amontonados en la tierra a campesinos hambrientos, captado en una espléndida foto de los hermanos Casasola, cuyo testimonio gráfico de la Revolución Mexicana resulta indispensable.
Melania Trump, una vez más, guapísima y lista para la foto...pero de Vogue.
Dicen los que saben, que solo con lo que se ha gastado Trump en sus múltiples viajes a La Florida, a sus propiedades de Mar-a-Lago, ya se hubieran podido enviar 130 buques cargados de ayuda humanitaria.
Resinación! parece que Trunp les dijo muchas veces en su visita claramente mediática a todos los habitantes de Puerto Rico. El mundo, por ese solo hecho, ya lo ha defenestrado.
Tío Nupo y Puerto Rico, hoy se parecen mucho.