HOSPITAL DEL ALMA

Por El Duque de Santo Ton

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Duque:

Yo soy de piel morena pero me gusta pintarme el cabello de rubio. Según yo me veo bien, pero el domingo pasado fui a San Cristóbal, y como entiendo y hablo muy bien el inglés, escuché que una británica, que se me quedaba viendo, le dijo a su pareja que le daba risa ver que las indias nos tiñéramos el pelo y nos hiciéramos cirugías plásticas para parecer europeas, porque así nos veíamos todavía más autóctonas. Sí, sí tengo operada la nariz y las bubbies también, pero no me veo fea, te lo juro. Además, me visto mucho mejor que la piojosa turista que hizo el comentario.

Yeni Fer

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Yeni Fer:

No hagas caso a ese tipo de opiniones. Yo también prefiero a una gatota bien prieta, con la nariz operada, güera y con buenos melones, que una turista chancluda, mochilera, apestosa y desabrida.

 

Duque de Santo Ton:

Desde niña siempre quise ser monja, y cuando cumplí dieciocho años le pedí a mi papá que me mandara a una abadía en Austria, para tomar los hábitos allá, lejos del mundo en el que crecí, pero no aguanté los malos modos de las monjas de allá. Vieras lo malcriadas que son. A pesar de que pagamos un dineral por el ingreso, me ponían a hacer quehaceres de criada y me despreciaban por no hablar el alemán, por no ser alta, rubia, de ojos azules y no tener conocimientos de latín. No aguanté más y le pedí a mi papá que me regresara a México. Estuve buscando en Internet información para ingresar a una orden religiosa mexicana pero ninguna me convence, la verdad es que no sé qué hacer.

María

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida María:

Yo te sugiero que te dediques a otra cosa, mamacita, por las cosas que me cuentas advierto que no tienes madera de religiosa; yo te recomendaría buscarte un buen marido antes de que se te vaya el tren.

 

Hola Duque:

Quisiera que me pudieras poner en contacto con alguno de esos muchachos lujuriosos que te escriben y que se sienten la gran cosa. Yo soy mucha mujer para cualquiera de esos presumidos, a los que puedo domar mejor que si fueran potros salvajes y yo una vaquera.

Rosa María

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Rosa María:

No seas fantasiosa, no creo que esos jóvenes que mencionas estén interesados en mujeres mayores como tú, para eso están las muchachas de su edad, quienes también tienen el don de apagar esos fuegos que la testosterona genera en sus cuerpos.

 

Querido Duque:

Yo no soy chiapaneca, pero estoy pasando una temporada larga en Tuxtla y como mi cuñado trae a la casa el periódico en el que escribes, ya me aficioné a leer el Hospital del Alma. Jamás te hubiera escrito, te lo digo sinceramente, si no fuera por lo que me sucedió el otro día: mi hermana me pidió que la acompañara al Club Campestre para porque quería llevar a nadar a mis sobrinos y yo acepté. Cuando llegamos, los niños se metieron en el chapoteadero y mi hermana y yo nos sentamos en una mesa cercana, a la que se fueron agregando varias señoras, entre las cuales había una, no te miento, más nalgona que una africana, y que llevaba dos horrendos hijos a los que dejó en el chapoteadero, con dos nanas, una para cuidar a cada uno. Yo no podía dejar de verlos y por eso casi me caigo de la silla cuando vi que las sirvientas se descalzaron y metieron los pies en el agua, en la misma alberca en la que nadaban mis sobrinos. A mí me dio mucho asco y le conté en voz baja a mi hermana lo que había sucedido, para que nos fuéramos de ahí, pero ella, con tal de seguir platicando chismes, me respondió que no fuera sangrona, que aquello no tenía nada de malo, que se notaba que las criadas estaban limpias. Yo ya no dije nada, pero sí me quedé muy molesta.

Marisol

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Marisol:

Tal vez procedes de un mundo muy exclusivo que, por desgracia, aquí no existe. La convivencia con la servidumbre es muy abierta y no se usa eso de comprar vajillas, comidas o uniformes especiales para las sirvientas, quienes comparten casi todo con los patrones. De alguna manera tenía que compensarse el hecho de que son las criadas más baratas de todo México, y que puedas darte el lujo de tener varias que te atiendan las 24 horas del día.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi nombre es Eleazar, tengo 38 años, y hace unos meses tuve que huir de España por seguridad, por lo que decidí venir a Chiapas a refugiarme un tiempo. No tenía dinero, así que opté por tomar pequeños trabajos aquí y allá para sobrevivir. En uno de esos trabajos, conocí a una chica hermosa y a los pocos días ya me la follaba a diario. Ella había mencionado que solo trabajaba en ese lugar porque su padre quería darle una lección de cómo es ganarse el dinero realmente; pero el tiempo pasó y ya que estábamos muy calientes en nuestra  relación, ella me presentó con sus padres, y pues nada: al tío este de su padre le he caí muy mal. Al día siguiente, mi novia me dijo que deberíamos terminar. Fue muy repentina la noticia, ni siquiera tuve tiempo de preguntar por qué. Al siguiente día mi jefe me despidió y me dijo que me fuera lo más lejos posible, me dio 300 dólares, a pesar de que llevaba solo 3 meses allí. Me sentía confundido y el jefe y me dijo que el padre de la chica trabaja en unas cosas del gobierno principalmente con migración. Tengo miedo de ser encarcelado o deportado ya que en mi país me acusan de delitos graves que jamás cometí y si me deportan iré a prisión. Sé que escribirte no me servirá de nada, pero por lo menos me desahogué. Gracias.

Froilán

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Froilán:

Es necesario que te vayas de Chiapas de inmediato. México no es un buen lugar para esconderse, pero ya estás aquí, así que trata de pasar inadvertido y no andes escribiendo a los consultorios sentimentales de los periódicos.

 

Duque de Santo Ton:

Me gusta mostrarme desnudo, pero solo  a mujeres que conozco, trato de crear situaciones en las que el exhibirme parezca natural. Hasta ahora ninguna de las damitas que me han visto se ha escandalizado, porque siempre ha parecido un accidente cuando me sorprenden con los calzoncillos abajo. Me encanta su primera reacción, pasado un instante algunas hace como si no estuvieran mirando, y otras me miran con descaro, yo trato de estirar el momento dando naturalidad al tema. Yo la verdad lo hago sin fin de tener sexo ¿soy un pervertido, de todas maneras?

Rodolfo

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Rodolfo:

Claro que eres un pervertido, te vales de las apariencias para hacer participar a esas mujeres de un juego sexual que es solamente tuyo.