EN LA MIRA

La amenaza de Albores Gleason a los herederos verdes

 

Por Héctor Estrada

 

El divorcio entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Verde Ecologista de México en Chiapas es un asunto que apuntaba desde hace algunos años a ser inevitable.

La cargada del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI a favor de Albores Gleason a estas alturas resulta innegable. Bajo la protección de Enrique Ochoa Reza e importantes miembros del grupo cercano a Enrique Peña Nieto, como el secretario de educación Aurelio Nuño, Roberto Albores se ha mantenido ilegalmente como presidente del Comité Ejecutivo Estatal priista más allá de lo establecido por lo tiempos estatutarios.

La gestión de Albores Jr. habría concluido oficialmente el 9 de agosto de 2015; sin embargo, su periodo se ha extendido dos años más de lo previsto. No ha habido fuerza opositora que haya podido arrebatarle la dirigencia estatal. Y es que, su arribo a la presidencia del PRI en Chiapas tenía desde el inicio objetivos perfectamente trazados. Su elección y asunción a la dirigencia priista fue de los últimos “amarres” hechos entre el entonces gobernador Juan Sabines Guerrero y Manuel Velasco Coello.

Para nadie son un secreto los vínculos y lealtades que desde hace años han existido entre Gleason y Sabines. Su integración al gabinete estatal, su diputación federal, la dirigencia estatal del partido y el puesto en el Senado de la República sucedieron justo durante los años en que Juan Sabines Guerrero controlaba el destino político de Chiapas. Roberto Albores no es un personaje que se mueva solo dentro del entelarañado político mexicano, ha tenido detrás padrinos de peso que lo han mantenido firme ante las adversidades.

De nada han servido los berrinches, gritos y manoteos de personajes como Arely Madrid, José Antonio Aguilar Bodegas y ahora hasta el joven Willy Ochoa para quienes, de plano, sólo ha habido “oídos sordos” e indiferencia al interior de la dirigencia nacional. La determinación del CEN priista está tomada y no resulta nada satisfactoria para las aspiraciones verdes en la entidad chiapaneca. Roberto Albores Gleason apunta a ser el candidato priista al gobierno de Chiapas, con o sin el Partido Verde Ecologista en coalición.

Por eso la reciente rabieta de la dirigencia estatal verde al advertir que sólo irán a la elección de 2018 con candidato propio. La amenaza de ruptura a la dirigencia nacional fue clara y directa. Era una carta política de advertencia que decidieron jugarse, pero apunta a no tener los efectos deseados. El candidato del Partido Revolucionario Institucional saldrá de una decisión tomada en la cúpula nacional y no a la determinación unilateral de Manuel Velasco.

Por eso la tensión entre “los herederos verdes de Velasco Coello” y Roberto Albores Gleason se agudiza con el paso de los meses, previo a las definiciones. No es de a gratis tanto golpeteo mediático entre ambos frentes. Se trata de una guerra entre grupos de poder político que advierte en definirse de manera drástica. Ambos liderazgos quieren a como dé lugar la candidatura de la colación PRI-PVEM al gobierno de Chiapas, pero sólo uno de ellos podrá encabezarla.

Manuel Velasco sabe perfectamente que las decisiones e indicaciones finales vendrán desde la Ciudad de México. Que el candidato será acordado en lo nacional y no en lo local. Así como fue negociada su candidatura al gobierno de Chiapas en 2012, más allá de los deseos de su antecesor Juan Sabines Guerrero. Finalmente, el gobierno de Enrique Peña Nieto y el CEN priista serán quienes decidan el destino de la candidatura en Chiapas, incluso sin descartar el respaldo estatal del Partido Verde Ecologista, le guste o no al gobernador chiapaneco… así las cosas.