La puesta en escena de los profesores

Editorial

 

Quien haya observado los movimientos sociales que se suceden en el país en los últimos días, podría concluir que el movimiento magisterial ha tomado una ruta francamente beligerante para con lo que ellos creen debe ser el futuro del país: la no elección nacional en el próximo primer domingo de junio.

Los normalistas rurales de Michoacán, con su lema de campaña que tanto fruto le ha dado a los enemigos de la estabilidad pidiendo la aparición de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, rodearon el Palacio de Gobierno con esa actitud beligerante que han demostrado a lo largo de los años para demostrar su inconformidad ante el mundo. Todavía recordamos hace meses la desestabilización que sufrieron los alrededores de la capital Morelia cuando estos muchachos secuestraron más de 100 vehículos automotores, entre particulares y autobuses -de estos últimos incendiaron 14-, con el pretexto de no querer tener en el plan de estudios el internet, porque ellos serían maestros en el medio rural y allá no hace falta ese sistema conectivo que hoy une al mundo desde cualquier centímetro cuadrado de corteza terrestre.

Los profesores de Guerrero y su CETEG a cuestas, una vez más destruyen instalaciones de Chilpancingo queriéndola convertir en ciudad iraquí, con el lema de que “vivos se los llevaron, vimos los queremos” y por todo eso, “no queremos elecciones en Guerrero”.

Los mentores de Chiapas tampoco pasan desapercibidos

Mediante acciones de franca agresión hacia la comunidad en general con el pretexto de no permitir el registro de aspirantes a la enseñanza básica y media para un examen de conocimiento estipulado en la Reforma Educativa, aprobada por el Congreso de la Unión que hoy aglutina a la pluralidad nacional representativa de esa democracia que está en proceso de consolidación, destruyeron con una violencia enferma y desatada, con lujo de experiencia destructiva bien aprendida, las oficinas estatales de la Secretaría de Educación.

Los chiapanecos nos preguntamos cómo va a llevarse a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje de los futuros profesionales que habrán de reemplazar a las fuerzas económicamente productivas que hoy laboran en todo el territorio chiapaneco, con maestros de primaria y secundaria que todo lo destruyen a su paso como manera de comunicarse con la comunidad.

Seguiremos formando estudiantes analfabetas funcionales porque los alumnos no habrán de aprender el significado de sus lecturas -entre otros muchos problemas realmente serios de la enseñanza necesaria y el aprendizaje respectivo-, con maestros de esa calaña, que un día sí y otro también toman las calles para no trabajar y si cobrar con exigencia inaudita, dejando a sus encargados de aprender bien para poder ver al mundo con dignidad, en la indefensión total.

El conocimiento que habrán de adquirir las futuras generaciones en el instante preciso, tendrá que ver con el grado de conocimientos que tengan sus maestros, necesariamente. De allí que el examen al respecto sea requisito sine qua non para estar frente al aula impartiendo los conocimientos necesarios a los niños mexicanos. Cada maestro sindicalizado tiene la oportunidad de tres exámenes de conocimientos. El que no los pase, habrá de ser nombrado personal administrativo. No perderá su plaza ni sus prestaciones. Así lo dice la Reforma Educativa.

¿Acaso, usted padre de familia de un alumno de enseñanza básica, no quiere lo mejor para sus hijos?

¿Querría usted tener como profesor de sus descendientes a una persona no apta para impartir conocimientos?

Evidentemente que no.

Pues esos maestros que destruyeron la Secretaría de Educación y que al otro día la volvieron a emprender con su violencia característica en las instalaciones de la UNICACH, en el Libramiento Norte, para impedir el sacado de fichas de aspirantes al examen de conocimientos, continuaron después destruyendo instalaciones educativas en el bulevar Ángel Albino Corzo ante los ojos de una ciudadanía que veía, atónita, el actuar de los “profesores”.

Como si fuera una obra de teatro en tres actos, al día siguiente siguieron con la destrucción que movilizó a un gran contingente de fuerzas del orden con quienes se enfrentaron otra vez, ahora en las inmediaciones de la Sección 40, también en el Libramiento Norte.

Después, la emprendieron contra la caseta de cobro de la autopista a San Cristóbal, destruyéndola impunemente.

Ayer mismo anunciaron un paro indefinido de labores del sector educativo; esto es, en buen castizo, la anulación de clases para la niñez y la juventud de Chiapas. Otra vez, el daño a las futuras generaciones sin importarles lo que eso significa.

¿Hacia dónde querrán ir los maestros?

A la desestabilización del estado, indiscutiblemente.

Quieren sumar a Chiapas a la paralización de Guerrero, Oaxaca y Michoacán, para evitar que haya elecciones.

Pero la voluntad del pueblo mexicano va más allá y la paralización buscada viene resultando solo una aseveración.

Aquí mismo documentamos que en Guerrero la organización electoral va viento en popa. Que los representantes de casilla están en un número de gran representatividad ciudadana. Quiere decir que en la tierra de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, las elecciones van porque van, porque así lo quiere el pueblo de Guerrero.

En Michoacán, las campañas electorales de los tres aspirantes a la gubernatura siguen sin novedad, desarrollándose en la normalidad. Los números de la opinión pública realizada en todo el territorio, al día de hoy, colocan al PRD como puntero de esta contienda por la gubernatura del estado de Michoacán, aunque todavía faltan días importantes en donde los otros candidatos habrán de intensificar su búsqueda del voto en favor de sus colores.

Chiapas no será la excepción

La organización electoral también camina y el primer domingo de junio tendremos las elecciones que deseamos, para bien de la tranquilidad nacional.

Como bien dice el secretario de Educación Pública del Poder Ejecutivo federal, Emilio Chuayffet, tres estados del sur -Guerrero, Oaxaca y Michoacán-, no representan al resto del país que ya está inmerso en la Reforma Educativa.

 

La Reforma Educativa no va a ser pretexto para manchar un proceso electoral, necesario para la consolidación de la democracia.