¿Requiere México una nueva Constitución? Parte 1

Por: Mtro. Julio César Cué Busto

 

Identificar la necesidad de una reforma integral de la Constitución Política de México debe estar basada en el análisis serio y profesional, se debe realizar un proyecto realista que conjunte en su totalidad los deseos de todos los sectores representativos de los habitantes de la República Mexicana, no importando origen, posición o nivel cultural o económico.

 

Para que la propuesta sea, llamémosle sensata, es necesario que la misma vaya perfectamente instrumentada de manera realista, con un análisis vigente de la problemática de nuestra población, sugerir por sugerir es fácil, lo complicado es que se esté proponiendo algo que en la realidad sea prácticamente posible de concebir. Son de manera indispensable, requisito sine qua non, la reflexión amplia tanto de la situación geográfica, como de la diversa idiosincrasia de los diferentes niveles sociales de nuestro país, así como el acomodo de las posibilidades humanas y de recursos económicos que se destinen para concretar una campaña nacional, que genere las opiniones de todos los sectores políticos, económicos y sociales de la República Mexicana, en la elaboración de la reforma integral de la Ley Fundamental. El nuevo pacto social que requiere México, es sin duda, un documento que esté condensado por toda la población que conforma este extraordinario país, que ha aguantado con toda la paciencia ilimitada las atrocidades de un sistema político que por su propia esencia se ha envenenado a sí mismo, lo único que cuenta es la fatalidad con la que se desenvuelve cualquier ciudadano en su diario devenir. No es necesario realizar estudios, análisis o encuestas, solamente reconocer la realidad de cada uno de nosotros, todo se desenvuelve alrededor de la corrupción.

Esta propuesta representa una sencilla sugerencia para lograr, lo que ya sabemos la gran mayoría de mexicanos, que es la necesidad de contar con una Constitución que represente los deseos de las mayorías de nuestros conciudadanos, que es la convivencia pacífica y superación personal de los individuos, es necesario que los nuevos ordenamientos constitucionales garanticen por lo menos estas dos metas, con todo lo que representan en su más amplio concepto.

La población rural es de naturaleza desconfiada hacia los extraños, y de difícil acceso a la intimidad de sus datos personales, pero en la época de promover la credencial de elector con fotografía se logró convencer a todos o casi todos los conciudadanos en edad de votar, de que se inscribieran en el padrón electoral y obtuvieran su credencial de elector, problemático el convencimiento de la población serrana en la conveniencia propia de la obtención de dicha credencial, pero con la suficiente publicidad se avanzó de forma amplísima, logrando inclusive que población que no sabía leer ni escribir se registrara en el padrón electoral.

Esta referencia histórica la pongo de ejemplo, para tratar de demostrar, aunque sea con rango de posibilidad real, lo tangible de que con una buena instrumentación se logre convencer en la necesidad de participación de todo habitante de este país con edad de discernimiento mínimo, colabore en la titánica labor de concretar los puntos básicos del nuevo pacto social entre mexicanos.

Todos tienen algo que decir, algo que aportar con relación a las reglas básicas de convivencia de todos los ciudadanos mexicanos, no se debe menospreciar a nadie, todas las personas que se dicten de ser democráticos, deben reconocer que es de primera necesidad, el respeto al pensamiento ajeno, y que en la riqueza de la diversidad, se pueden concretar ideales comunes a toda la población.

Ninguna institución política, o ente moral o particular, puede fincar su felicidad a base de la infelicidad ajena, solamente en los regímenes dictatoriales se puede aceptar eso, pero en una república como la nuestra, los intereses de grupos no deben sobresalir a los intereses de la comunidad en general.

Pueden coexistir diferencias en las formas de lograr la felicidad común, pero todos desean y metalizan ese fin como objetivo, no se puede aceptar una ideología basada en el sometimiento del ser humano por otro. La convivencia pacífica y el bienestar común, son los órganos reproductores de la paz social.

Propuesta: “La reforma integral de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, puede concretarse o es una utopía”.

Creo que la propuesta que aquí se desarrolla aunque sea de manera esquemática, pudiera realizarse. Si para llevar a cabo los trabajos censales de este año se contrataron a medio millón de personas, se pudiera también con ese mismo número de personas repartir propaganda inductiva del conocimiento de la Constitución y realizar campañas de convencimiento en los beneficios democráticos que tener una Constitución Política moderna y representativa de todos los valores que desean los mexicanos estén lacrados en la Ley Fundamental.

Como dice Giovanni Sartori en su obra “Homo videns: La sociedad teledirigida”, “El problema es que la democracia representativa ya no nos satisface, y por ello reclamamos “más democracia”, lo que quiere decir, en concreto, dosis crecientes de directismo, de democracia directa”.

 

Las constituciones formales contienen dos conceptos concretos, los derechos humanos a proteger y la forma de gobierno, esto se escucha muy didáctico, pero la realidad es que en la actual Constitución Federal, no se consagran todos los valores que representen la dignidad del ser humano, ni con la forma o condiciones de gobierno se ha podido avanzar como lo requiere el México de hoy, cada día son más los desprotegidos totales del bien jurídico, y eso se detecta con sólo salir a las calles.