Aumenta medicalización del parto en México: OMS

Agencia

Ciudad de México

 

En el año 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que la tasa de cesáreas debe oscilar entre 10 y 15 por ciento. Cuando la tasa sobrepasa el 15%, se suponen vínculos entre las cesáreas y los procesos de medicalización. El incremento de la medicalización del parto ha estado asociado con el interés del Estado Mexicano de disminuir la Mortalidad Materna (MM).

 

En México se observan tasas muy por encima del límite establecido por la OMS en todos los estados. Sin embargo, el caso de Chiapas es en particular, paradigmático.

Partiendo del año 2000, ese año sólo el 17% de las mujeres chiapanecas contaba con seguridad social;[3] en el 2005, a un año del inicio del proceso de afiliación al Seguro Popular (SP), 20% de ellas estaban afiliadas a algún seguro médico y casi la cuarta parte de este grupo de mujeres  (23%) se afilió al Seguro Popular.

Lo anterior contrasta con las mujeres de Ciudad de México, quienes en el mismo año sólo el 4 % decidieron afiliarse al Seguro Popular.

Esto cambió en el 2008, cuando se instauró en el país el Programa “Embarazo Saludable”, que privilegiaba la afiliación inmediata al Seguro Popular para las mujeres embarazadas, logrando que en el 2010 se contara con 100% de cobertura de la población susceptible de incorporarse a dicho seguro, según el Cuarto Informe de Gobierno de Chiapas.

Paralelamente al proceso de afiliación en el estado, en 2002, 67% de los nacimientos esperados no ocurría en los servicios de salud.

Esto cambió súbitamente para 2012, pues esta cifra se redujo a 40%. Es decir, en una década se incrementó la atención institucional del parto en más de 100%, hecho que trajo consigo un incremento en la misma proporción el número de cesáreas.

El hecho de que Chiapas haya sido una de las entidades federativas con la más alta Razón de Muerte Materna en el país ha propiciado la puesta en marcha de acciones focalizadas para su disminución.

La medicalización del parto puede generar problemas en la salud de las mujeres, ya que hay más posibilidad de complicaciones como una infección en la herida quirúrgica, ruptura uterina, deformaciones que causan infertilidad, hemorragias que propician la presentación de placenta previa, acretismo placentario, desprendimiento prematuro de placenta y ruptura uterina en embarazos ulteriores. La morbilidad post-cesárea también afecta a los recién nacidos, relacionándose con enfermedades respiratorias.

Los resultados de la reciente investigación denominada “De la cesárea terapéutica a la electiva en Chiapas: factores asociados con el incremento de cesáreas en Chiapas”, muestran que en la entidad el riesgo de tener un parto por cesárea se eleva conforme aumenta la escolaridad, es decir, las mujeres con grado profesional o posgrado tienen 99% más posibilidades de un parto con cesárea que las mujeres sin escolaridad. Por otro lado, entre las variables institucionales se encuentra que el riesgo de someterse a una cesárea es menor si se asiste a consulta prenatal respecto a si nunca se acude a una de estas consultas.

Utilizando la información del sitio de ocurrencia del parto, la investigación confirma lo sucedido en estudios previos, donde se observa que grupos de mujeres que atienden su parto en una unidad médica privada tiene casi 10 veces más de posibilidades de que el parto sea resuelto por cesárea que si se atendieran en hospitales de la SSA; a los privados le sigue el Issste y el IMSS-Oportunidades con resultados cercanos al doble de posibilidades de terminar en cesárea.

El estudio revela que las mujeres que habitan en municipios de población indígena, tienen 40% más posibilidades de un parto por cesárea respecto a las que habitan en los municipios con menor presencia de población indígena.

Es interesante observar que en el caso de las mujeres con residencia en municipios con población indígena dispersa, la posibilidad de una cesárea durante el parto es menor.

Se advierte también una relación directa entre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y la presencia de partos por cesárea, pues en municipios con un IDH Medio Bajo, la posibilidad de tener una cesárea se incrementa 72% respecto a los municipios con un IDH bajo; respecto a estos últimos, se tiene casi seis veces mayor posibilidad de cesárea si se trata de un municipio con IDH Medio alto, y se incrementa el riesgo de cesárea en 4.79 veces cuando se habla de municipios con IDH Alto.

Los resultados apuntan a que la atención del parto institucional en población indígena chiapaneca conduce a una mayor posibilidad de cesárea. Si consideramos también que en nuestro país la población indígena presenta los índices más altos de pobreza y marginación, este resultado llama la atención y explica una de las razones del porqué las mujeres indígenas son renuentes a asistir a los hospitales. Pues en otro de los estudios realizado en Chiapas[6] con mujeres gestantes y con hijos, de poblados con más del 80% de Hablantes de Lengua Indígena (HLI) muestra que solo el 25% prefería ser atendida en un hospital. El resto quería ser atendida por una partera o por un familiar, o personal de salud en su propia comunidad.

Es claro que cuando hay justificación para la cesárea los médicos salvan vidas, pero el costo de este procedimiento resulta más elevado no solamente para las instituciones por los insumos y equipo médico que se utilizan, sino también para la población debido a todas las complicaciones a corto, mediano y largo plazo que pueden aparecer en las mujeres sometidas a este procedimiento. El debate está abierto y es necesario dar seguimiento a estos procesos para que las mujeres se beneficien de los avances tecnológicos sin que esto conlleve una disminución de la salud.