Lo quemaron vivo por matar a su suegro y a otra persona

Luego de ser detenido, al enterarse que las víctimas habían fallecido, decidieron sacarlo de los separos, golpearlo, darle de machetazos y prenderle fuego.

Enrique Vázquez Palacios

Tuxtla Gutiérrez 

Enardecidos habitantes de la comunidad de Santa Rosalía, ubicada al lado poniente norte de la ciudad de Comitán, privaron de la vida y le prendieron fuego a un sujeto que horas antes había asesinado a su suegro y a un tío de su esposa, cuando celebraban una fiesta de bautizo en el domicilio de sus familiares. 

 

De acuerdo con la información recabada, se sabe que todo comenzó cuando la familia de la ex esposa de Rubicel Antonio Hernández Gómez, celebraba el bautizo, pero el sujeto perdió el control de sus actos debido a que se hallaba bajo los efectos del alcohol, por lo que fue sacado de la fiesta y enviado a su domicilio, diciéndole a sus familiares que lo amarraran hasta que se le pasara la borrachera. 

Sin embargo, el sujeto los amenazó diciéndoles que regresaría a matarlos, lo que momentos más tarde hizo, para atacar a cuchilladas a su suegro de nombre Joel Abelardo Díaz Gómez, de 45 años; y a otra persona de nombre Mario Sánchez Gómez, de 32; quienes fueron llevados de urgencia a un hospital de la zona para ser atendidos de sus lesiones, donde poco después fallecieron a consecuencia de las heridas que recibieron al ser atacados por el energúmeno, sobreviviendo al ataque el hermano de su suegro de nombre Arnulfo Díaz Gómez, de 28 años. 

Cabe señalar que tras cometer su sangrienta amenaza, Rubicel intentó darse a la fuga pero fue detenido por familiares de las víctimas y vecinos del lugar, quienes lo remitieron a la cárcel pública comunitaria, donde permaneció encerrado mientras determinaban cuál sería su situación, hasta que se enteraron del fallecimiento de Joel Abelardo y de Mario, lo que enardeció a la gente del lugar que de inmediato se dirigió a los separos de la cárcel pública. 

De allí, el presunto homicida fue sacado a golpes y llevado hasta la plaza comunitaria, donde comenzaron a tundirlo a golpes y a propinarle de machetazos, para luego rociarlo con gasolina y prenderle fuego, y finalmente colgarlo de un árbol, sin permitir que ninguna autoridad interviniera, a pesar de que la policía ya se había enterado de lo ocurrido.