Mi familia me discrimina por tener Sida

Por Juan Antonio González

 

Tonalá, Chis.- Cifras del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida señalan que en México hay 28 mil 163 mujeres que viven con VIH. En la mayoría de los casos fueron infectadas por su propia pareja. Otra fuente señala que Chiapas cuenta con alrededor de seis mil personas portadoras de este virus, de los cuales cuatro mil son hombres y el resto mujeres.  A nivel nacional, la entidad ocupa el lugar número 15, prevaleciendo la enfermedad en los jóvenes, amas de casa, niñas y niños que han sido infectados por transmisión materna infantil.

 

Pero hoy nos ocupa hablar de una dama, una mujer que tiene dos hijas, trabajadora y responsable “a mí me infecto mi esposo hace ya unos seis o siete años, el murió y me dejó infectada y vivo para sacar adelante a mis hijas, una de ellas estudia ya la preparatoria”, agrega y con profundo pesar añade: “Hasta mi familia me desprecia, me ha dicho ¡por qué no te mueres! A Dios gracias la sociedad no sabe de mi enfermedad pero temo que algún día lo sepa y me discriminen”.


Mi esposo era taxista y murió de Sida

“Mi esposo trabajó como taxista y él poco a poco se fue enfermando hasta que falleció, yo no sé si era bisexual pero me enfermó, me contagio al principio intenté suicidarme pero tuve que recurrir a los psicólogos y otros tratamientos que me ayudaron de salir de esa crisis emocional”, narra con tristeza.

El que escribe conoció de cerca el caso de esta fémina, pues trabajó en uno de los trienios de la presidencia municipal donde también recibió tratos discriminatorios “Yo vivía con este virus –VIH-, pero no me había dado cuenta hasta que falleció mi esposo y en el certificado de defunción anotaron la enfermedad y desde esa fecha vivo de esa manera, algunas personas cercanas a mi familia conocen el caso, pero tengo miedo que alguien más lo conozca y me sigan discriminando”, añadió.

 

El Sector Salud le da el tratamiento médico

“Yo recibo tratamiento médico por parte del Sector Salud, donde cada semana me dan mis medicamentos, ya me cansé de tomar pastillas, pues tengo que tomar hasta 8 o 12 pastillas diarias con el fin de controlarme, ahí acudimos muchas personas para recibir nuestra dotación, jóvenes, madres de familia hasta empleados acuden ahí”, dice.

“la única comprensión que tengo es de mis hijas, ellas saben mi problema yo nunca anduve con otras personas a mí, mi pareja me infecto, él era el amor de mi vida, pues nos casamos enamorados, a veces me vienen los recuerdos y quiero salir por la puerta falsa del suicidio, pero me aguanto por mis hijas, ellas me necesitan, necesito verlas crecer y desarrollarse como profesionistas”, añade con lágrimas de angustia.

 “Acudo a la iglesia católica a las Misas de Sanación, los hermanos me alientan –aunque ellos no saben de su enfermedad--, tengo que confiar en Dios, tengo que aferrarme a vivir, quiero vivir”, precisa.

Los factores

 

De acuerdo al Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida indica que en América Latina, 36 por ciento de los adultos con VIH son mujeres. De acuerdo con este organismo, la pandemia está concentrada en los hombres que tienen sexo con otros hombres, pero al menos 22 por ciento de los integrantes de este sector reconocieron tener relaciones sexuales sin protección con hombres y con mujeres, por lo que el riesgo de una infección es latente.