'Nassim', la libertad del diálogo
La actriz Ludwika Paleta participará en una de las funciones de esta obra, que tendrá a su autor Nassim Soleimapour en escena
Nota y foto: Excélsior
CIUDAD DE MÉXICO.
Como lo experimentó en la obra Conejo blanco, conejo rojo, en 2016, la actriz Ludwika Paleta nuevamente se enfrentará a un sobre cerrado, sin ensayos previos, ni conocimiento alguno de la trama del texto Nassim, la nueva historia del autor iraní Nassim Soleimapour.
La diferencia en esta ocasión es que el dramaturgo subirá con ella al escenario del Nuevo Teatro Silvia Pinal, antes Diego Rivera, en la Ciudad de México, en la función única que le corresponde. Así lo hará también con el resto de las actrices participantes en las nueve funciones que se avecinan e inician el 19 de junio.
Para la actriz, Nassim tiene nuevamente el ingrediente de la incertidumbre, lo que hace el proyecto emocionante, tanto para el público como para los actores.
“No tengo mucha información y por eso es muy interesante, porque puede suceder lo que sea. Me gusta la idea, me resulta un reto, una sorpresa.
“Cuando hice Conejo blanco, Conejo rojo recuerdo que una de las cosas que pensé entonces es que así es la vida, la verdad es que uno nunca sabe con lo que se va a topar. Al final uno lidia y maneja las cosas con las herramientas que tiene.
Aquí será igual: subirse al escenario y no saber qué puede suceder y de las herramientas que puedas echar mano, ya sea como actor o como persona. Es muy interesante para el público y el actor. No tengo idea de lo que pueda pasar”, destacó Paleta en entrevista con Excélsior.
Desde el punto de vista de la actriz, la obra funciona con diferentes interpretaciones, porque cada quien da su visión propia a Nassim.
Por eso las reglas son claras: tiene prohibido asistir a ver previamente a alguna de las actrices anunciadas y no puede relatar lo sucedido al experimentarlo, así como el público tiene la misión de guardar tal secreto para reservar la sorpresa al resto de los espectadores.
“Quiero conocer al autor fuera de escena y contarle un montón de cosas, pero la responsabilidad es igual, esté o no el autor. Uno lo hace para que el público tenga una buena experiencia.
¿Qué haré antes de abrir este telón? Nada, no hay una preparación previa, pero si toda la disposición. Llevaré ropa cómoda, sin nada que sea un distractor y sabiendo que voy a jugar con mi herramienta, que es mi cuerpo y lo que sé hacer. Nada más”, señaló la actriz, mujer de familia y madre de tres hijos.
Para Ludwika, más que complejo, le resulta divertido aventurarse en Nassim, pues también la pone a prueba.
“El escenario no es un lugar nuevo para nosotros como actores profesionales, sin embargo, no sabemos qué pasará. Lo único que sí sabemos es que estará una persona que nos va a guiar y que te tienes que dejar ir, tener disposición para una función en la que habrá un sobre cerrado que te dirá qué hacer”, destacó Paleta, quien ya cocina proyectos cinematográficos y más teatro para lo que resta del año.
El dramaturgo Nassim Soleimapour quiso contarle su historia al mundo a través del teatro, sin embargo, no tenía pasaporte para salir de su país como castigo al negarse a cumplir con los dos años de servicio militar.
Así que la obra Conejo blanco, Conejo rojo habló por él en el mundo, desde un sobre sellado, como si fuera “un mensaje en una botella”, según ha dicho en diferentes entrevistas.
Este formato, sin director, ni ensayos y un actor cada función ha sido exitoso en todo el mundo, con traducción hasta en 25 idiomas y representaciones en México, Londres, Estados Unidos y Brasil, entre otros lugares.
Después el autor descubrió que tenía un defecto congénito en su ojo derecho. Lo hizo patente a las autoridades y le dieron el pasaporte en 2013. Actualmente radica en Berlín y visitará México en los próximos días.