Alejandro Luna ejerce arte efímero

El arquitecto mexicano nacido en 1939 brindó a Excélsior algunos de sus conceptos sobre el hecho teatral; considerado uno de los mayores escenógrafos del siglo XX y XXI, recibirá la Medalla Bellas Artes el próximo miércoles

CIUDAD DE MÉXICO. 

“En México el teatro se ha convertido en un espectáculo para minorías. Por eso los escenarios son cada vez más chiquitos y las temporadas más cortas. Es claro, no hay tanta gente que lo necesite”, dice con ironía Alejandro Luna Ledesma (Ciudad de México, 1939), el mayor escenógrafo mexicano de teatro y ópera del siglo XX, quien recibirá la Medalla Bellas Artes el próximo miércoles 13 de enero.

 

“Hoy el teatro se ve como algo optativo. No tengo idea cómo sería un pueblo sin teatro… pero en México no pasaría nada, porque las masas sólo protestarían si les quitaran el futbol. El teatro no preocupa. Además, hay otros medios (de entretenimiento), como la televisión, la radio o Netflix”, afirma con un gesto de resignación.

Pese a ello, Alejandro Luna no se asume como un viejo pesimista, sino como un escenógrafo pragmático que define su oficio como el arte de lo efímero, un trabajo dominado por artistas plásticos en sus orígenes, una labor poco valorada que sobrevive en un México lleno de violencia.

“No me gusta lo que veo ni lo que escucho en México, con toda esa violencia. Quisiera que cambiara. Hace días pasé el año nuevo en Cuernavaca y está tremendo… me preocupan esos niveles de indiferencia oficial… no quisiera vivir en un país y un tiempo así”.

Sin embargo, el también arquitecto asegura que no abandonaría su patria, porque el teatro es el motor que lo impulsa, y mientras tenga suficiente energía e ironía para continuar… seguirá en busca de chamba,

“Pero es cierto, el teatro ya no es como en los siglos XIX y XX, cuando toda la gente asistía. Eso ya no pasa, sin importar que le echen la culpa a veinte mil cosas, como la inseguridad, el tráfico, el costo o las ganas de estar en casa.”

Miembro fundador y presidente de la Sociedad Autoral de Escenógrafos Mexicanos (1975-1977), también fue director de la carrera de Diseño teatral (1981-1985), titular de la dirección de Teatro del INBA (1989-1991), además de que es conocido por llevar sus escenografías desde México hasta Siberia.

Entre las obras más importantes que ha diseñado destacan: Tío Vania, de Chéjov;Reso, Y con Nausistrata, ¿qué? y La historia de la aviación, de Héctor Mendoza; así como Minotastas y su familia, de Hugo Hiriart, entre otras obras de Vicente Leñero, Víctor Hugo Rascón Banda, Jesús González Dávila y John Ford, así como otras dirigidas por Juan José Gurrola y Julio Castillo, por mencionar algunos.

¿Qué opina del éxito que ha cobrado su trabajo en México y el extranjero?, se le pregunta. “Diría que son exageraciones. Quizá hay escenografías que podrían ser más importantes, pero no lo creo. Para mí el teatro es un trabajo en equipo”.

ARTE Y MOVIMIENTO

Una de las facetas menos recordadas de Alejandro Luna es su vena como actor. “Bueno, esa fue una etapa muy chiquita; actué en algunas obras de la Facultad de Filosofía y Letras; creo que no lo hacía mal la verdad… (sonríe)”.

Pero como también estudiaba arquitectura comenzaron a encargarle planos y escenografías. “Al principio me invitaban a actuar con tal de que hiciera las escenografías… hoy me llaman para hacer la escenografía con tal de que no actúe”, dice entre risas, quizá porque se trata de un sueño frustrado.

El primer acercamiento de Luna al teatro sucedió cuando tenía 17 años. “Pero tampoco creas que me gustó desde niño, sino hasta esa edad, así que me puse a estudiarlo para actuar y crear escenografías”.

Aunque el aprendizaje real llegó desde los escenarios. “Recuerdo cuando Antonio López Mancera —uno de sus maestros— nos llevaba a ver los montajes de ópera, pero en los viajes a (la antigua) Checoslovaquia también aprendí mucho”, apunta.

¿Cómo definiría su trabajo?, se le inquiere. “Mire, yo me dedico al espacio, a la luz, a coordinar el vestuario y la técnica. De ese revoltijo sale algo. Pero muy al principio hay que decidir qué habrá en ese espacio, cuál será su color y su luz; en pocas palabras, hay que crear el espacio de la obra”.

Para comprenderlo, el también iluminador recuerda el primer montaje de la obraTío Vania, de Antón Chéjov, estrenado cien años después de su creación, para demostrar algo simple: la evocación del pasado.

Entonces ¿qué es la escenografía para Alejandro Luna? “Una creación expresiva que sólo funciona junto con actores y espectadores. Así que, antes y después de la representación, ésta sólo es arquitectura, decoración, ambientación, escultura, pintura, instalación o basura. Sin embargo, desde esta perspectiva la escenografía no sólo es parte fundamental de la dirección teatral, sino también el hábitat y la respiración de la obra, es decir, la estructura espacial del espectáculo”.

La escenografía es un arte efímero, insiste el homenajeado, sin pensar que se trate de un arte autónomo porque depende de la obra, la música, la dirección, la coreografía y la actuación… Así que está mucho más cerca de la música y la danza, incluso más allá de las artes plásticas; “es un arte cinético cuya materia es el espacio y el tiempo, un arte del movimiento”.

Por concluir, Luna dice que de momento no tiene un proyecto en puerta, dado que en 2015 los dos que tenía en la mano se perdieron con los recortes presupuestales del INBA, por lo que ahora espera una mejor suerte en este año.

Además de su trabajo como escenógrafo, Luna se ha dedicado a la docencia, pero su reconocimiento está en su medio siglo de trayectoria y sus numerosas participaciones en varios festivales de México, Colombia, Alemania, Austria, Escocia y Rusia, entre otros países. En 1994 fue nombrado miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, y en 2001 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes (área de Bellas Artes).

¿Dónde y cuándo?

Alejandro Luna Ledesma recibirá la Medalla Bellas Artes el miércoles 13 de enero a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.