Cabinho la rompe en Facebook y parece niño con juguete nuevo

'Un hombre agradecido lleva la humildad en el corazón, orgullo por lo que es, la bondad a flor de piel y los pies donde deben estar. Gracias a todos por su cariño', escribió en cuenta oficial 

Nota y foto: Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO. 

Cómo olvidar al Cabo Cabinho.

 

Pocas llegadas a Facebook traen la intensidad con la que vivirás esta cuenta, la de Evanivaldo Castro Silva, Cabinho, el exfutbolista brasileño que no solo dejó en México trazos, goles y jugadas excepcionales, sino amistades que no acaban nunca. 

"Señores y señoras, les presento a mi mejor amiga, a mi fiel compañera, a mi valiente escudera, a mi protectora y mi vida: La pelota. "estamos contándonos nuestros secretos" jajaja, en mi cuenta oficial. 

Cabinho aprovecha el espacio que le da la red social para interactuar con sus seguidores, que por el momento son 5 mil 600, pero se incrementan cada día.

Apenas el 2 de mayo, el brasileño de 69 años abrió su cuenta y día a día va sumando seguidores, pero sobre todo emociones, pues ha recibido ya infinitas muestras de cariño, lo que él no duda en agradecer. 

"Muchachos! MUCHÍSIMAS GRACIAS por TODOS los mensajes de cariño, las bendiciones que me mandan, los buenos deseos, el "que Dios me lo conserve"; los halagos, los apodos cariñosos, las fotos, los relatos e historias de todos. Me siento muy feliz y muy alagado. TODOS ustedes son increíbles. He guardado TODOS y CADA UNO de sus recados en mi corazón. Buenas noches. Saludos, abrazos y bendiciones a todos", escribió el pasado martes. 

Hace una semana posteó lo siguiente: 

"A pocos días del comienzo de la fiesta futbolera: el mundial; en Brasil se pintan las calles de "verde amarelo". Este chamaco de la foto es Gabriel Jesús haciendo ese ritual en el 2014 cuando era tan solo un pambolero que jugaba con sus cuates en la calle. Hoy, a base de esfuerzo, trabajo duro y unas ganas inmensas de alcanzar sus sueños, conquista su participación al lado de los grandes en la selección brasilera. 

"SIGAN SUS SUEÑOS Y LUCHEN SIEMPRE. NUNCA SE DEN POR VENCIDOS, ya sea en el fútbol o en cualquier ámbito de sus vidas. Historia de Gabriel.

Además, agradece con el alma esta oportunidad que gracias a la empresa de Mark Zuckerberg puede concretarse de la comunicación en tiempo real sin límites ni distancias. 

"Un hombre agradecido lleva la humildad en el corazón, orgullo por lo que es, la bondad a flor de piel y los pies donde deben estar. Gracias a todos por su cariño".

¿De qué cariño habla? De éste: 

El mejor de la historia en México un killer del área muchas felicidades

Gracias cabinho..por darme la fortuna de verte jugar desde que llegaste a México..

EVANIVALDO CASTRO CABINHO así con letras mayúsculas es como se debe de escribir tu nombre porque tú fuiste GRANDE, GRANDE y más como Atlantista por ti, por tu grandioso nombre es que yo me hice atlantista cuando veía y escuchaba a ese portento de jugador me dije pues de aquí soy y desde tu época soy y seré potro dr hierro dr corazón saludos y congratulaciones al inolvidable "CABO CABINHO"

Un gran jugador y excelente goleador de los mejores jugadores extranjeros que si demostraban su calidad y venían a desquitar su sueldo. Eres y serás siendo un gran ídolo del fútbol mexicano.

Lástima que roca no lo nacionalizó no que ahora a cualquiera, fuerte como un roble

Todo un profesional, el mejor de todos los tiempos del equipo de mis amores, PUMAS DE LA UNAM.

Como olvidarlo, siempre fuiste mi ídolo y siempre lo digo como tu ninguno dios te bendiga donde quiera que estés saludosss

Su paso por el futbol mexicano. sensacional. lo que logró con atlante y lo que hizo con pumas. difícil de superar por un delantero actual

Que sigan al mas grande goleador que alguna vez vi! ¡REALMENTE UN GRANDE DEL FUTBOL!

Uno de los mejores futbolistas que hemos tenido en México, Evanivaldo Castro Cabinho

Es uno de los mejores futbolistas que a tenido el fútbol mexicano, Saludos mi cabo grandes recuerdos tuyos, Atlante Pumas, puros golazos

Excelente jugador uno de los mejores de todos los tiempos en el futbol mexicano

A su persona, desgraciadamente no lo conocí en persona pero me hubiese gustado ya que como futbolista, fue muy bueno, no sé si el mejor, pero excelente jugador, nunca se mofó del contrario cuando metía un gol, me hubiera gustado que fuera entrenador, porque tenía mucho que enseñar, humildad ante todo, saludos sr, CABO CABINHO

Los pumas en su década imparable.v.ayala camarón, olaf, jjmuñante, luna, servin.

Jugadorazo y mejor persona me tocó verlo jugar y siempre entregado no era jugador de cristal saludos

¡El mejor centro delantero nacional y extranjero que ha jugado en México en la historia del futbol nacional jugador completo y muy disciplinado yo k seguí su carrera como ídolo jamás lo vi expulsado de algún juego!! Grande Cabo!!

Saludos campeón ..un verdadero placer tener recuerdos de ud ..sr ..mis felicitaciones ..recordar es vivir ..!! Saludos!!

En septiembre de 2014, Alberto Aceves H realizó el siguiente trabajo periodístico al que llamó Evanivaldo Castro Cabinho, el genio solitario.

Evanivaldo Castro Cabinho (Salvador de Bahía, 1948) guarda ciertas sospechas sobre la gente. Desconfía de las entrevistas, “porque por mucho tiempo sólo buscaron lo malo”, pero luego parece olvidarlo.

Hay niños que no saben quién fue Cabinho. Puede ser que sus padres les cuenten algo, pero no todo. No es fácil ser un jugador de futbol ni tener un currículum como el que tuve”, señala al otro lado de la línea.

Eso último encierra los ocho títulos conseguidos como máximo romperredes, cuatro con Pumas (1975-76, 1976-77, 1977-78, 1978-19), tres con Atlante (1979-80, 1980-81, 1981-82) y uno con León (1984-85), y el campeonato de la Temporada 1976-77 como delantero de los universitarios. 

¿Qué lo trae por México?

Busco recuerdos, sobre todo de los jugadores con los que jugué alguna vez. Quiero hacer un libro, una semblanza de mi vida. He estado trabajando durante mucho tiempo para que los jóvenes tengan la oportunidad de revivir la historia conmigo. Después de Dios no existe nada más grande que el futbol. Se lo digo siempre a mis amigos: anotar un gol era un verdadero orgasmo. Fue siempre lo máximo de lo máximo.

¿En dónde estuvo durante todo este tiempo?

Me fui a Brasil. Quería regresar, pero estaba vuelto loco porque no sabía dónde seguir mi carrera. Después de mucho pensarlo, decidí quedarme. Soy un hombre solitario. Aprendí a vivir así y no puedo cambiarlo. Me siento fuerte. Entreno de lunes a viernes, hago abdominales, como bien, pero de repente no tengo ganas de nada más.

¿Se sintió olvidado?

Sí, y es muy triste. Sufrí mucho. Todos mis amigos en Brasil se murieron y para mí es muy difícil confiar en alguien. Mi época como jugador fue la más feliz, sobre todo la de los años 70, por eso ahora busco a los que estuvieron conmigo. Desde entonces he vivido cosas buenas y malas. Encontré en Dios mucha fuerza. Si no hubiera sido por él, habría seguido derrotado por mucho tiempo.

¿Qué me dice de esos Pumas de los 70?

Era un equipo extraordinariamente bueno. Anotamos 96 goles en una temporada. En el 73, anoté 40 goles. ¿Te imaginas? Hugo anotó como 18 o 19. Cambiamos la historia de Pumas. Muñante, Cabinho, Hugo, Cuéllar, Bora, Spencer, López Zarza... era un equipo que podía salir campeón 15 años seguidos. Pero el diablo por la colita lo echó a perder todo.

¿Hugo fue su amigo?

Hugo comía en mi casa. Fue de las personas con las que más tiempo pasé en la cancha. Después de los entrenamientos, él y Leonardo Cuéllar se querían ir corriendo a sus casas. Pero yo les decía: “¡Vamos a centrar, vamos a cabecear, vamos a chutar!”. Y así se fue convirtiendo en un gran amigo mío.

Se conocían de memoria...

Todos hacíamos paredes y enviábamos tiros a la portería. Cuéllar, Spencer, Cándido, Muñante, Bora, todos ellos sabían dónde estaba ubicado. Mucho tuvieron que ver los entrenamientos: si alguno de ellos entraba por el primer palo, ya sabían que yo estaba en segundo. Era un juego de memoria.

¿Algún momento inolvidable?

Los cinco años fueron impresionantes. Disfrutaba mucho la Liga, me divertía y no asimilaba lo que era mi equipo. Cuando llegué a Pumas, algunos me decían: “Tranquilo, aquí nosotros sólo somos parte de la comunidad universitaria, aquí no importa ganar”. No, no, no... yo les decía que no, que estábamos hechos para ganar, para hacer grande a Pumas y quería repetir lo que había hecho con Portuguesa (1973), que hasta ahora es el mayor campeonato que han logrado en su historia. Con Pumas viví un sueño, cosas tan grandes que no cambiaría por nada. Éramos una familia, vivimos una época de oro.

Bora le guarda mucho cariño.

Cuando yo llegué a Pumas, Bora justamente jugaba de medio. Después vino Spencer y Bora empezó a jugar en todas las posiciones. Aprendí mucho de él, fue un excelente jugador y un extraordinario entrenador.

¿Quién fue su más acérrimo rival en el campo?

De todos los que tuve, me quedo con Miguel Ángel Cornero, de Cruz Azul, era muy bueno. Hablaba, me sacaba de onda, intentaba de todo para que yo no hiciera nada en el juego. Me tapaba, me decía tonterías al oído y a veces lograba que yo me desesperara.

¿Por qué no jugó con Pelé?

Pelé me llamó en Sao Paulo para que me fuera a jugar con él, en 1973. Yo militaba en la Portuguesa, un equipo modesto de Brasil, y precisamente habíamos sido campeones contra ese mítico Santos suyo. Pero ellos no querían pagar lo que mi equipo pedía y no se pudo hacer nada. Después Pelé se fue al Cosmos y, una vez en México, llegó a verme una persona del club para hablar de mi situación y llevarme con él, pero yo tenía contrato con Universidad y quería quedarme.

¿Queda algo de esa rapidez para quitarse rivales?

Poco (risas). Tenía una fuerza poderosa para ganarle a los defensas en los piques a primer o segundo palo. Una vez, un entrenador del Atlante me dijo: “Cabinho, tú deberías ser corredor de 500 metros”. Tenía una salida increíble. Desde chico lo supe. Aprendí a dominarlo en la playa y en los terrenos baldíos.

¿Se refiere a esos años de resistencia familiar?

Sí, mis papás querían que estudiara, pero yo les decía que quería jugar futbol. Mis hermanos eran los que siempre andaban detrás de mí con la cinta (cinturón) para pegarme. Cuando me encontraban... ¡vámonos! Me daban en las piernas, en la cabeza y en las manos. Se enojaban, porque ellos también querían jugar con sus amigos y yo, en vez de ayudarles y regresar a comer a la casa con ellos, me quedaba a jugar con los míos. Tenían que salir a buscarme. 

¿En qué trabajaban sus padres?

Mi mamá hacía guisados en el mercado, mientras mi papá trabajaba en una fábrica de ropa.

¿Ellos se enteraron de la vez que deshizo un barco en la playa?

Es verdad... ¡pero el barco ya estaba viejo! (risas). Le sacamos las vigas de fierro para venderlas y mis amigos me compraron con eso mis zapatos de futbol. Ahora que recuerdo, una vez le rompí la mano a un portero en Brasil con un cañonazo, pero el hombre así se levantó y me dijo: “No importa, el siguiente como sea lo voy a parar”. La idea era hacerlo encima de él, pero cuando vio venir mi siguiente disparo mejor se tapó y el balón entró y rompió la red.

¿Volverá pronto?

Ya estuve en las fuerzas básicas de Pumas, también en Lobos BUAP. Hice una escuela de futbol en Acapulco, pero sigo esperando una oportunidad en el primer equipo. Antes de colgar, te agradezco este tiempo.