Cultura Política

 

Por Dr. Alejandro Pastrana Valls

Cada país se caracteriza por tener atributos políticos específicos. Los atributos y las actitudes políticas están fundamentados de la estructura del sistema político. En este sentido, la transición democrática en México impactó en: la conversión de un partido de Estado - en agonía- a un sistema multipartidista; la autonomía e independencia del Instituto Federal Electoral desde 1996; un sistema mayoritariamente tripartita en el poder legislativo; una cultura política semi-autoritaria alimentada de principios democráticos; un federalismo débil por la dependencia de recursos financieros (Ai Camp, 1999).

 

En años recientes, diversos analistas han dedicado gran parte de su tiempo y esfuerzo intelectual, a la comprensión y explicación del proceso de cambio del sistema político del país. Jesús Silva-Herzog (1999) describe al régimen mexicano como una criatura repleta de peros “autoritario pero civil; no competitivo pero con elecciones periódicas; hiper-presidencialista pero con una larga continuidad institucional; con un partido hegemónico de origen revolucionario pero sin una ideología cerrada, corporativo pero inclusivo” (p.18). Por su parte, Federico Reyes Heroles (1999) argumenta que los mexicanos quieren la modernidad pero también queremos seguir siendo los mismos.

En este fenómeno de transformación con grandes limitaciones, Héctor Aguilar Camín (2000) señala que la ciudadanía ha buscado la transformación política, impulsando grandes transformaciones; sin embargo, sigue arrastrando obstáculos que impiden el desarrollo del sistema democrático. Los mexicanos según Aguilar Camín (2000: 104) “no cree en la ley, no apoya a la autoridad, espera del gobierno más de lo que da…su memoria histórica rebosa de pobres lecciones democráticas, glorifica la violencia, la derrota, el victimismo y la desconfianza”. Ante esto, los mexicanos se han distanciado de la arena política ya que desconfían de las instituciones políticas. Esto ha originado una caída importante en los niveles de participación ciudadana.

Sin embargo, a pesar estas carencias de la cultura política en nuestro país, uno de los cambios más importantes en el desarrollo democrático es que: los mexicanos expresan que la toma de decisiones en el ámbito familiar es definida como una acción personal con un nivel alto de pluralismo. En este sentido, un ambiente familiar autoritario conduce al apoyo del autoritarismo y, en cambio, un ambiente familiar no autoritario inculca modelos políticos no autoritarios. Ai Camp (1999) sugiere que estas tendencias a largo plazo impulsarán a un régimen político democrático más sólido.

La alternancia política constituyó un evento relevante en el desarrollo político e histórico  de México y representa un caso para estudiar los factores que intervienen en la transición democrática del país. Distintos análisis demuestran la enorme importancia de factores estructurales, educación e ingreso, a la hora de definir conceptos como participación y cultura

Las últimas investigaciones desarrolladas en el campo de la ciencia política demuestran una clara relación entre las generaciones políticas y los valores políticos sobre las participaciones instrumentales (demostraciones públicas) o simbólicas (firma de peticiones). Los valores políticos tienen un efecto negativo sobre las distintas formas de participación; las generaciones contemporáneas tienen  mayor probabilidad de participar en demostraciones pacíficas; sin embargo, no creen en la firma de peticiones como un mecanismo de participación democrática.

 

Las generaciones de la transición democrática consideran que la participación instrumental es mucho más eficiente que la simbólica, quizá ello se deba a la velocidad y el impacto que tenga sobre la capacidad de transformación el estatus quo. Ello sugiere que la socialización política es un factor importante en la consolidación política; los ciudadanos en las democracias nuevas aprenden de manera constante sobre los alcances y las limitaciones del sistema. La cultura política es un transformador constante de la sociedad, poco a poco, las generaciones irán incrementando sus demandas y acrecentando los mecanismos de participación.