Punto de cruce (16/feb)

Por Froilán Esquinca Cano.

(Primera Parte)

Apreciaciones sobre la Geología Kárstica de Chiapas y sus Riesgos ante el Cambio Climático  

La región donde se encuentra el estado de Chiapas, está situada en la zona de convergencia de las llamadas placas de Cocos, de Norteamérica y del Caribe; geológica y estructuralmente corresponde a una superficie de colisión de placas tectónicas. Como tal, se encuentra enmarcada por varios rasgos estructurales de primer orden como son: Sierra Madre de Chiapas, Depresión Central de Chiapas, Meseta Central de Chiapas y las cadenas montañosas continentales conocidas como las Montañas del Norte y Oriente y otras de menor tamaño pero no menos importantes, hacen la zona un escenario dinámico de excepcional importancia en la historia biológica y social de Chiapas. 

Del lejano Paleozoico hasta el Presente, toda la historia geológica de la zona estuvo determinada por los movimientos de las placas oceánicas y terrestres, por el levantamiento continental en las márgenes convergentes, por la migración del arco magmático cordillerano y por la regresión de los mares epicontinentales, que dieron lugar, en su repliegue, a la formación de sucesivas líneas costeras. Este proceso de colisión, subducción, migración y regresión, que gobernó desde entonces de un modo permanente los movimientos de la litósfera en esta zona, dio lugar a distintas formaciones y estructuras geológicas como paleontológicas y, al dinamismo que hasta hoy presenta la zona. 

Tratar geológicamente tan importante área donde se encuentra el Estado, como una región enmarcado por morfo-estructuras que domina su paisaje, como las cadenas montañosas y la incesante dinámica de los procesos de desgaste de estos sistemas que en intimo contacto con los potentes estratos de roca caliza dan como resultado el característico sistema karst, tan abundante e importante en Chiapas y a los vez tan frágil. Es el sustrato de una variedad de ecosistemas que van desde la selva alta siempre verde hasta las no contabilizadas grutas presentes en el subsuelo de Chiapas. El sustrato kárstico ha sido y es fundamental en Chiapas para la supervivencia de innumerable organismos viviente y su continuo dinamismo y evolución, por lo tanto, un estudio amplio y profundo es parte de la clave para diseñar una estrategia que permita manejarlo sin alterar sus delicados equilibrios ecológicos y en la medida de lo posible restablecer los alterados.  

Los estudios geológicos realizados en la entidad, han establecido que cuando menos una tercera parte del sustrato rocoso superficial que aflora en la entidad corresponde a rocas calizas, las regiones morfológicas que las presentan en mayor medida son la Depresión Central de Chiapas, Meseta Central y Montañas de Norte y Oriente. En algunas puntos de estas, se ha podido establecer el espesor de estos potentes estratos calizos como son el Cañón del Sumidero con 1,220m y se infiere que del corte del Río La Venta a la parte más alta, como en San Cristóbal se tienen unos 3000 m de espesor cuando menos, pero estimamos que, el espesor combinado de las rocas calizas en Chiapas es más potente pues, existen calizas del período Pérmico (300 millones de años de antigüedad) en área de Frontera Comalapa y Chicomuselo con importantes fósiles y estructuras Kársticas.  

Dado su amplia distribución geográfica y la potencia de los estratos, los rasgos kársticos de Chiapas tienen una gran influencia en la hidrología, el microclima, la formación del suelo y la distribución de la flora y la fauna entre otros. Por tanto el karst de Chiapas es un recurso que presenta interés ecológico y ambiental que es ineludible estudiarlo y considerarlo para su manejo sustentable en actividades como el turístico, manejo de cuencas hidrológicas y de planeación rural. 

Por ello las condiciones estructurales de nuestro territorio Mesoamericano requiere reconocer el valor de las estructuras kársticas ante la deforestación y pérdida de capacidad de retención del suelo y por obvias razones la pérdida de suelos y la ausencia de infiltración, tal y como quedo evidente en las zonas de rancho nuevo y posteriormente los datos arrojados por los Geohidólogos Italianos en el libro de la Reserva de El Ocote , en donde tenemos el acuífero más grande de Chiapas, pero sobre todo debajo de ahora una Reserva de la Biósfera que es un aporte desde Don Miguel Álvarez del Toro, hasta las ampliaciones importantes que se han consolidado en los últimos 20 años. Mitigar las causas del calentamiento global por la limitación de las emisiones de gases de efecto invernadero, naturalmente, ha sido el principal foco y obstáculo; pero durante las negociaciones cada vez más se ha reconocido la necesidad de abordar también los impactos del cambio climático a través de la adaptación. 

Mientras que los países ricos tienen la responsabilidad principal de las causas del cambio climático, es principalmente las poblaciones de los países pobres del Sur que sufren las consecuencias, y sus capacidades para hacer frente son insuficientes. Nuestra responsabilidad para ayudarles a adaptarse debería ser un elemento clave del nuevo Acuerdo global sobre el cambio climático.

¿Por qué? ¿No el enfoque debía centrarse en las causas en primer lugar, antes de que pasamos a hacer frente a las consecuencias?

La respuesta es no. El costo de la inacción es demasiado alto. La voluntad política para actuar y asignar recursos y prioridades hacia este esfuerzo, depende de la conciencia y comprensión de la cuestión de la adaptación, ese entendimiento no ha sido una prioridad en el debate de clima y el proceso de negociación. ¿Cómo el cambio climático afectará a los más pobres; ¿de qué manera se amenazar su salud y los medios de subsistencia; ¿Cómo puede adaptarse a estos cambios; y qué y cuánta asistencia necesitarán de la comunidad internacional, se ha debatido en el plano técnico y entre la sociedad civil y las organizaciones medioambientales, que en el mejor de los casos se hacen a los anexos del acuerdo.