Hospital del alma 19-08-15

 

Por El Duque de Santo Ton

 

(Consultas gratis: [email protected])

 

Querido Duque:

Después de mucho pensarlo, le declaré mi amor a un muchacho con el que estudié desde el kínder hasta la preparatoria. Pensé que me iba a corresponder porque además de guapa, vivo en una preciosa colonia sólo para ricos y me acaban de regalar un Mercedes Benz convertible. Sin embargo el tipo, hijo de un político caído en desgracia, muy orgulloso, me dijo que no quería andar conmigo, porque no le gustan las viejas pendejas y mamonas. Le pegué una cachetada y me la regresó. Estoy muerta de coraje y no sé cómo desquitarme.

Ximena

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Ximena:

En lugar de desquitarte, trata de no volver a cometer la misma estupidez. La gente acomplejada como ese tipo sólo espera el momento para desquitar sus frustraciones con quien se deje.

 

Duque:

¿Me podrías decir cómo hacer para que mi esposo no sea tan mujeriego? Yo he tolerado todo y el muy cínico se ha acostado hasta con mis primas y con una de mis hermanas.

Rosalinda

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Rosalinda:

Si ya has tolerado que tu marido llegue a tales extremos ¿piensas que sea posible que pueda cambiar? Mejor cuida a tu mamá, no la vaya a agarrar descuidada.

 

Duque de Santo Ton:

Tengo un hijo de 15 años que nos salió con la gran noticia de que es gay. Yo le expliqué que no podía decir eso porque a su edad todavía no se definen bien las orientaciones sexuales, y él insistió en que ya sabía lo que quería. Justamente cuando le iba a replicar, mi marido le puso tal golpiza al chamaco que hasta le aflojó un diente. Por la noche, llorando, mi marido me preguntó si qué podríamos hacer y no supe qué responderle.

Dulce María

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Dulce María:

Yo creo que lo único que pueden hacer es llevar al niño al dentista para que le arregle el diente, porque nunca va a cambiar eso que a ustedes no les gusta.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi papá me consiguió un puesto en el gobierno a nivel dirección, y yo pensaba que todos los burócratas me iban a estar haciendo la barba y a portarse muy arrastrados conmigo porque, después de todo, soy su jefa; pero los muy burros, en lugar de eso, me hacen caras feas, me tratan con mucha frialdad y casi no me obedecen. Ya hice una junta para dejarles bien claro quién es la que manda, pero les valió gorro y me siguen ignorando ¿Por qué será?

Yuli

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Yuli:

Con toda seguridad, tus subalternos son sindicalizados y no se asustan con cualquier cosa. Si quieres ser feliz no hagas corajes, cobra con puntualidad tu quincena, bonos, prestaciones, viáticos y demás emolumentos, y deja que el mundo ruede.

 

Duque:

Yo no soy chiapaneca, vivo en Tuxtla sólo porque el trabajo de mi esposo está aquí, pero me revienta que mis sirvientas anden vestidas de indígenas, con sus trajes étnicos que pueden ser muy bonitos pero que a mí me dan cosa. Hablé con mi mamá para que me enviara uniformes para todas, de esos que son vestidos camiseros de cuadritos color pastel, y le di un par a cada una. No me lo vas a creer, pero todas mis criadas cortaron en dos los uniformes para que tuvieran falda y blusa, y después los bordaron con sus flores de estambre y sus cosas. Estoy furiosa, con esta gente nada más no se puede.

Neus

San Cristóbal

 

Querida Neus:

Aunque esas mujeres se dediquen a servirte a cambio de la miseria que seguramente les pagas, tienen una identidad a la que no creo que estén dispuestas a renunciar con tal de trabajar contigo, porque si en Tuxtla Gutiérrez no hay trabajo para casi nadie, a las sirvientas todo el mundo se las pelea y hasta piratea. Así que si no estás a gusto en esta tierra, de donde tu marido se está llevando un dinero que no brillará precisamente por su limpieza, entonces mejor pídele que te regrese a la Ciudad de México, y que él vuele cada fin de semana para verte y cumplirte en la cama, ya que con la gran oferta de vuelos y tarifas que hay, podrá hacerlo con la mano en la cintura.

 

Duque:

Mi marido invitó a cenar a su jefe y a su esposa a nuestra casa, y yo me esmeré para que todo saliera bien y hasta compré cuatro botellas de vino de Rioja cosecha 2002. Antes de la cena, fui al salón de belleza y me puse un vestido negro precioso y el collar de perlas que me heredó mi abuelita. Todo iba muy bien hasta que salimos al jardín a tomar unos tragos digestivos. Sorprendida, sentí que el jefe de mi esposo me acariciaba la pierna sin que nadie más que yo lo notara. Sin decir una palabra, me levanté y me puse a salvo para que el viejo no pudiera tocarme más. Se lo iba a contar a mi marido pero me pareció una imprudencia, porque su jefe tiene tanto poder que lo puede despedir.

Eugenia

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Eugenia:

Hiciste bien. Sin embargo, no vuelvas a descuidarte porque el poder y el alcohol mezclados, embrutecen a las personas y podrías ser víctima de un bochornoso incidente.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Estaba a punto de casarme con mi novio de toda la vida, con el único novio que he tenido en mi vida, pero después de mi primera despedida de soltera me di cuenta de que estoy harta de él y de que no quiero esclavizarme a su lado. Lo corté, le devolví el anillo de compromiso y él insiste en que volvamos. Yo la verdad no quiero, aunque ya hice el amor con él por lo que ya no soy señorita y no sé qué hacer.

Sara

Ocosingo

 

Querida Sara:

 

Aunque no seas señorita, eres libre de decidir tu destino; y si piensas que no está al lado de ese hombre, no lo pienses más y búscate otro novio. Un clavo saca otro clavo.