HOSPITAL DEL ALMA 29-07-15

 

Por el Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected])

 

Duque de Santo Ton:

Te saludo y te cuento que los domingos aprovecho para leer los consejos que das en el periódico. También quiero que me ayudes a resolver un conflicto: vivo en el fraccionamiento llamado “Real del Bosque”, mejor conocido como el "Otro Mundo". Me dieron una casita dúlpex  y soy un hombre pacífico, no meto con nadie, saludo a los que saludan y soy respetuoso. Sin embargo,  hay una familia que vive en la parte de arriba de mi casa dúplex, que es gente sencilla, pero que si te descuidas te chingan, son de los llamados cristianos o chinga pendejos, que te llegan a querer orar a tu casa, pero que mientras oran miran qué tienes. Ok, lo que sucede es que desde que amanece hasta que anochece se oyen ruidos, si no están arrastrando mesas, son sillas o si no juegan sus pelotitas, pero de piedra o si no tiran basura a mi techo en la parte de atrás y en la parte de adelante  ¿existirá alguna autoridad como para denunciar y que vengan a hablar con ellos o posteriormente, si siguen, les pongan una multa? Ya son 3 ó 4 años con este tormento, me doy cuenta de que cuando llegamos de trabajar mi esposa y yo, empiezan los ruidos si no es una recamara es en la sala. Ayúdame plis.

 José Martín

Tuxtla Gutiérrez

 

 

Querido José Martín:

Una de las desventajas de vivir en un vecindario, en “el Otro Mundo”, es precisamente que no existe distancia física suficiente entre tu intimidad y la de los demás. Te sugiero que protejas bien tus bienes y que tengas paciencia mientras Dios te concede licencia de salir de ese muladar, o se van esos cristianos a echar sus piojos a otro lado. Aunque, te repito, vivir en “el Otro Mundo” implica tener que convivir casi cuerpo a cuerpo con los vecinos, sobre todo en una casa dúplex. Te aseguro que cuando se vayan estos cristianos, llegarán otros iguales o peores. Lo ideal es que tuvieras el dúplex completo e hicieras una sola casa, aunque comprendo que es algo difícil.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi papá es un político muy importante y por eso siempre ando con un guardaespaldas que también es mi chofer. Él es un muchacho muy guapo, moreno claro, de cabello quebrado y pestañas abundantes y rizadas. Pero lo que más me gusta de él es su cuerpo, ya que juega futbol los domingos y está muy bien formado, además de que Dios lo dotó muy bien de sus partes masculinas o sea ¿ya sabes a lo que me refiero, no? Pues tanto me gusta mi chofer que después de seis meses de salir juntos a todas partes, una noche le ordené que me llevara al motel. Como si ya supiera de qué se trataba, él obedeció, metió el coche a uno de los cuartos y me hizo el amor, no te miento, tres veces seguidas. Desde entonces ya lo volvimos costumbre, el cuerpo nos lo pide ¿estaré actuando mal?, ¿estará tan enamorado de mí como yo de él?

Francisco

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Francisco:

Yo no creo que ese hombre esté realmente enamorado de ti, más bien se está prostituyendo contigo para asegurar su chamba o para obtener algún privilegio. Debes terminar con esa relación viciosa mientras estés a tiempo, pues recuerda que al ser hijo de un hombre importante estás expuesto al escrutinio de muchos ojos. Si tu padre llegara a enterarse de lo que haces, no sólo la pagarías caro tú sino tu chofer que tantos gustos te ha dado. El sexo entre hombres es algo muy mal visto por la sociedad, sobre todo cuando se practica en horarios de trabajo y entre jefes y subordinados. Tal vez tú te ganarías un regaño u otro castigo, pero tu empleado podría perder el empleo o hasta la vida.

 

Duque:

¿Es cierto que cuando los enanos se mueren no se van al Cielo?

Arnaldo

Comitán

 

Querido Arnaldo:

Cuando una persona muere, el alma se desprende del cuerpo, por lo que no importa que la persona sea enana o no para ir al Cielo.

 

Duque de Santo Ton:

La otra noche vinieron los papás del novio de mi hermana menor a pedir su mano para que se case con el baboso de su hijo. Mi mamá los recibió con pollos rostizados, papas fritas, cubas, coca cola y hasta con dos botellas de sidra y un pastelito de fresas con crema. El novio le puso el anillo de compromiso a mi hermana en el dedo y se dieron un beso. La cosa más cursi que te puedas imaginar. Duque, no es por hablar mal de mi familia, pero a mi hermana tiene meses que su novio ya se la cogió y ahora resulta muy santita, con pedida de mano, anillo de compromiso y todo. Bueno, lo peor es que hasta de blanco se va a vestir la muy cerda y va a usar velo como si fuera virgencita siendo que está más balaceada que un narcotraficante después de un enfrentamiento con los federales. Por si fuera poco, la muy cínica me pidió que fuera su madrina de ramo. Yo le contesté que se fuera a chingar a su madre pues las hermanas menores deben esperar a que las hermanas mayores se casen primero, pero que yo, que soy una muchacha decente, sigo siendo virgen porque me estoy guardando para el matrimonio, aunque no tengo novio ¿me habré visto mal?

Lorena

San Cristóbal

 

Querida Lorena:

Por supuesto que te viste mal. En primer lugar, deberías darle gracias a Dios de que el novio le va a cumplir a tu hermana porque la mayoría de los que estrenan ya no regresan. Tal vez por eso tu mamá estaba tan contenta al saber que su hija menor no quedaría deshonrada y hasta pollos rostizados compró para la cena. Por otra parte mi reina, en estos tiempos ya no se casa primero la hermana mayor sino la que consigue un hombre con quien hacerlo. En segundo lugar, cada vez están más escasos los hombres dispuestos a comprometerse, acuérdate de que tú ni novio tienes. Pide una disculpa a tu hermana y sé tú la que pague el ramo de novia, aunque se lo compres a los chamulas que los venden en el mercado. Por último quiero decirte que no lo estés guardando tanto tu tesorito que no es eterno.

 

Querido Duque:

Cuando murió mi abuela, mi tío el mayor convocó a todas las nietas para repartirnos las joyas que habían pertenecido a su madre. Yo fui de las primeras en llegar y poco a poco se fue llenando la casa de mi abuela hasta que estuvimos todas las primas. A mí siempre me había gustado un jueguito de zafiros y brillantes que mi abuela usaba en bodas o fiestas importantes, pero antes de empezar a repartir, el desgraciado de mi tío me pidió que me fuera, que a mí no me iba a tocar nada porque las alhajas de su madre iban a ser entregadas sólo a las hijas de matrimonio y no para las bastardas como yo. Le iba a decir que ya no estábamos en la Edad Media, que los hijos éramos hijos se hubieran casado nuestros padres o no, pero ni me dejaron hablar, simple y sencillamente me corrieron de la casa. Se me hizo una injusticia y por lo que se vio yo no estaré incluida en el testamento.

Dolores

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Dolores:

Tienes razón, yo tampoco creo que estés incluida en el testamento de tu abuela. Sin embargo no guardes resentimientos, no tiene caso odiar a los muertos por haber sido mala entraña en vida. Lo mejor es dejarlos ir.

 

Duque de Santo Ton:

En la escuela mi hijita de catorce años conoció a un rico heredero, perteneciente a una de las familias más conocidas de Chiapas, y aunque él tenía 18 años, cuatro más que mi nena, vino a pedirme permiso para salir con ella, para llevarla al cine y para comprarle regalos. Le pregunté a mi marido que qué opinaba y él, entusiasmado por que mi hija iba a alternar con gente tan adinerada y poderosa, casi me obligó a decir que sí. El caso es que el muchachito llegaba en su auto deportivo último modelo y tanto mis vecinas como mis primas, que también son mis vecinas, me felicitaban por la suerte de mi niña. A mí, te voy a ser sincera, no me gustaba el hecho de que mi hija, que es pobre, alternara con gente rica y descubriera un mundo que jamás sería para ella. Cuando cumplió un año de ser novia del chamaco, me llegó a presumir que le había regalado un brazalete de brillantes, de la línea “Serpent”, de Bulgari, una auténtica excentricidad para Tuxtla Gutiérrez y para una joven de su edad. Fue entonces que prohibí ese noviazgo, en contra de la opinión de mi propio marido y hasta de mi suegra. Le pedí a Dios con todas mis fuerzas que alejara a mi hija de su novio y así fue, los muchachos terminaron su relación cuando mi hija confesó que estaba embarazada y ahora es madre soltera. Todo el mundo me echa la culpa del fracaso de mi hija pero yo más bien pienso que no hice lo suficiente para salvarla de un destino que yo adivinaba inminente.

Claire

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Claire:

Las niñas pobres son medio ilusas y se dejan deslumbrar con cualquier cosa. En realidad tú no tienes la culpa de nada, hiciste lo posible para evitar el destino de la nena pero, como bien dices, el destino es inminente. Además, como rezaba Santa Teresa: “se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas”.

 

Duque:

Mi esposa y yo somos de una ranchería ubicada en el municipio de Chicomuselo, pero vivimos en Tuxtla desde hace más de cuarenta años. Hace cerca de seis meses, la hermana de mi mujer nos habó por teléfono desde Chicomuselo para preguntarnos si tendríamos lugar para dar alojamiento a su hija de 22 años, porque a la muchacha, que es secretaria en gobierno, le habían conseguido una plaza en Tuxtla. Mi cuñada prometió que su hija nos iba a pagar una mensualidad para sus gastos, lo cual nunca hizo, pero un domingo, en el que mi esposa viajó a Chicomuselo para ver a su mamá, nos quedamos mi sobrina política y yo solos en la casa y yo traté de mantener una sana distancia, pero terminé haciendo el amor con ella en la mesa de la cocina. Luego, lo hicimos en la sala, luego en mi cuarto y al final en el suyo. Así pasaron varios meses, hasta que mi sobrina política me propuso que fuéramos pareja, la muy desagradecida quería que me deshiciera de su tía. Entonces como yo me negué, ella se lo contó todo a mi señora, quien, como buena esposa, se mantuvo leal a mí y despidió a su sobrina, le dijo que no quería volver a verla por caliente y desagradecida. La muchacha me volvió a pedir que me fuera con ella, pero yo le respondí que no iba a sacrificar un matrimonio de 40 años por una aventurera como ella. El incidente, en lugar de generarme conflictos me unió más a mi esposa, fue como si la relación se refrescara.

Jacinto

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Jacinto:

Eres un cínico. Tal vez podría decir a tu favor que preferiste las carnes viejas de tu esposa porque le juraste permanecer a su lado hasta que la muerte los separase pero también le juraste fidelidad, además de que traicionaste la confianza de tu cuñada. Tanto tu esposa como tu sobrina son un par de pobres diablas que no conocen el significado de la palabra dignidad.