El Nambiyugua: El rey de los monos

Por Julio Archila Gomez

La vieja leyenda de nuestros tatarabuelos cuentan que mucho antes de que se fundara Santa Catarina, los primeros pobladores venidos de Centro América y de otras partes del mundo, por mencionar algunos, África,  en su mayoría aventureros en busca de un tesoro que supuestamente guardaba celosamente en sus entrañas el cerro El Nambiyugua, adoraban a este gran coloso mediante sacrificios humanos  y ofrendas florales que eran esparcidos al pie del Guardián de la hoy gran ciudad de Villaflores.

El Nambiyugua, que   no es más que un gran Simio llamado  Maykumbioyà convertido asi por desobedecer al Gran Rey, de Reyes, el Rey de los Simios quien gobernaba las selvas pobladas de monos y aves de todas las especies. 

La leyenda fraylescana que esta nutrida de una serie de acontecimientos desconocido por ente alguno, hacen saber que en esos tiempos del dominio del Rey de los Monos, un poderoso de más de 500 kilos con una altura que pasaba de los dos metros cincuenta centímetros--un gigantón--en la hoy llamada La Sirena,  era habitada por Sirenas que habian abandonado los mares para poblar esta gran selva hoy denominada la fraylesca. Cuenta también la leyenda que en Maczumon existía  un gran pozo en donde reinaba el Rey Negro, por eso hoy en nuestros tiempos se le llama LA Poza del Negro. Los tres reyes que dominaban o gobernaban la hoy fraylesca  desaparecieron para siempre.

Pero volviendo a nuestra Leyenda  del culto que le rendían al Nambiyugua, cuentan que en una ocasión este cerro se enfureció e hizo temblar a la tierra. Los árboles se derrumbaron, la tierra se abrió, el hoy río Los Amates salió de su cauce hasta inundar a todo lo que  le rodeaba. Fue en verdad una hecatombe que destruyo todo lo que era vida. ¿Y qué paso con los que le rendían culto?, la leyenda dice que a ellos los castigo convirtiéndolos en árboles, a las mujeres en cotorras, a los niños en zenzontles, canarios y otras hermosas aves que poblaron la antes Selva Fraylescana.

Las Sirenas abandonaron el paraíso ante las amenazas de los labriegos de destruirlo para convertirlo en tierras para la siembra de maíz. La famosa Poza del Negro, solo quedo arena, lodo, porque también fue destruido. Esta es una gran leyenda de mi pueblo al que venero, le rindo culto y homenaje a su siempre belleza. 

Al Cerro Nambiyugua, Cerro Mono o MAYKUMBIOYA, le rindo pleitesía porque siempre, siempre ha sido mi inspiración. 

A este majestuoso cerro lo considero parte de mi vida porque siempre le he visto de frente, yo pidiéndole perdón y él, de igual forma, pide fin a su castigo para que se cumpla su deseo de ser mañana y hoy Rey de Reyes.