Punto de Cruce: El Enfoque de Ecosistemas para Combatir...

El Enfoque de Ecosistemas para Combatir la Pobreza desde La Naturaleza.

Por Froilán Esquinca Cano 

El método del ecosistema debe hacer uso del manejo adaptativo para poder participar y atender tales cambios y eventos, y debe ser cauteloso cuando se tomen decisiones que puedan obstaculizar opciones. Al mismo tiempo el manejo debe considerar la mitigación de acciones para adecuarse a cambios a largo plazo, como el cambio climático.  El método del ecosistema debe procurar un balance e integración apropiada entre la conservación y el uso de la diversidad biológica.

La diversidad biológica es crítica tanto por su valor intrínseco como por el papel que juega en los ecosistemas y en la provisión de servicios, de los cuales todos dependemos.  Ha habido una tendencia en el pasado a manejar los componentes de la diversidad biológica como protegidos o no protegidos.  Hay necesidad de hacer un cambio hacia situaciones más flexibles, en donde la conservación y el uso sean vistos en un contexto y la gama entera de medidas se aplique de forma continua en ecosistemas estrictamente protegidos hasta ecosistemas hechos por el hombre.

La información de todas las fuentes es crítica para llegar a alcanzar estrategias efectivas para el manejo de ecosistemas.  Es deseable tener mejor conocimiento del funcionamiento de los ecosistemas. Es deseable tener mejor conocimiento del funcionamiento de los ecosistemas y del impacto del uso humano. Toda la información relevante proveniente de cualquier área de interés debe compartirse con todos los protagonistas y actores, tomando en cuenta toda decisión que deba tomarse bajo el Artículo i (j) de la Convención de la Diversidad Biológica.

El manejo de ecosistemas necesita reconocer la diversidad de los factores sociales y culturales que afectan el uso de recursos naturales. De forma similar, existe la necesidad de tener flexibilidad en la implementación y en la formulación de políticas.  Las decisiones a largo plazo e inflexibles son propensas a ser inadecuadas y hasta destructivas.

El manejo de ecosistemas puede concebirse como un experimento a largo plazo que se enriquece con los resultados a medida que progresa. Este aprender-haciendo” puede también servir como fuente importante de información para adquirir conocimientos sobre la mejor manera de monitorear los resultados del manejo y evaluar si las metas establecidas se están alcanzando.

El agua, es un recurso estratégico, con carácter de seguridad nacional y mundial, se deberá de cambiar de perspectiva para invertir en la conservación de los ecosistemas, con participación local que lleve a la distribución de beneficios ambientales y económicos, redundando en la salud humana, la expectativa de vida y el equilibrio en la participación de hombres y mujeres en la toma de decisiones que conduzcan a mejorar el nivel de vida.

El manejo integrado de ecosistemas es un proceso que busca el aprovechamiento sustentable de los servicios ambientales brindados por los ecosistemas y la conservación de la biodiversidad existente a través de metodologías participativas e incluyentes con todos los actores involucrados en los procesos de desarrollo regional.  Por su parte, los servicios ambientales son los todos los satisfactores que los ecosistemas brindan a la sociedad. Para el caso de los bosques y selvas, estos beneficios pueden ser de alcance local, ya que contribuyen directamente a mejorar la calidad de vida de sus habitantes; de alcance regional al permitir la recarga de cuencas hidrográficas; y alcance global, permitiendo la fijación de carbono y garantizando la riqueza del material genético.

Los beneficios que provienen del conjunto de funciones que provee la diversidad biológica a nivel de ecosistema, proveen la base de la seguridad y sustentabilidad ambiental humana.  El método del ecosistema persigue que los beneficios derivados de estas funciones se mantengan o se restauren. Las funciones deben beneficiar en particular a los actores responsables por su producción y manejo.  Esto requiere de la formación de capacidades, especialmente a nivel de comunidades locales que manejan la diversidad biológica de los ecosistemas; la valoración apropiada de bienes y servicios del ecosistema; la remoción de incentivos dañinos que devalúan los bienes y servicios de los ecosistemas; y de acuerdo a las cláusulas de la convención de diversidad biológica, cuando sea apropiado, su reemplazo con incentivos locales por buenas prácticas de manejo.

Los procesos y funciones de los ecosistemas son variables y complejos.  Su nivel de incertidumbre se acentúa con la interacción de construcciones sociales, lo que hay necesidad de entender mejor. Como consecuencia, el manejo de ecosistemas debe involucrar un proceso de aprendizaje, que ayude a adaptar metodologías y prácticas a las formas en las que estos sistemas están siendo manejados y monitoreados.  Deben diseñarse programas de implementación que se ajusten a lo inesperado, en vez de actuar en base a la creencia de cosas certeras. El manejo de ecosistemas necesita reconocer la diversidad de los factores sociales y culturales que afectan el uso de recursos naturales. De forma similar, existe la necesidad de tener flexibilidad en la implementación y en la formulación de políticas.

Las decisiones a largo plazo e inflexibles son propensas a ser inadecuadas y hasta destructivas. El manejo de ecosistemas puede concebirse como un experimento a largo plazo que se enriquece con los resultados a medida que progresa. Este “aprender-haciendo” puede también servir como fuente importante de información para adquirir conocimientos sobre la mejor manera de monitorear los resultados del manejo y evaluar si las metas establecidas se están alcanzando. Con respecto a esto, sería deseable establecer o fortalecer las capacidades de los que hacen el monitoreo.

Un ecosistema es una unidad funcional que puede operar a cualquier escala, dependiendo del problema o aspecto que se esté trabajando. Esto debe definir el nivel apropiado para tomar decisiones y acciones de manejo. Este método va a implicar, con frecuencia, la descentralización al nivel de comunidades locales. La descentralización efectiva requiere del empoderamiento adecuado, lo que implica que los actores tienen la oportunidad de asumir responsabilidades y la capacidad para llevar a cabo acciones apropiadas, y debe ser apoyado por políticas y marcos legislativos apropiados. En donde se involucren recursos que sean propiedad de la comunidad, la escala más apropiada para hacer decisiones y llevar a cabo acciones de manejo debe ser lo suficientemente grande como para incluir los efectos de las prácticas en todos los actores. Podría suceder que se requiera de instituciones adecuadas para tal nivel de toma de decisiones y, cuando sea necesario, de resolución de conflictos.  Algunos problemas y aspectos pueden requerir de tomar acciones a alto nivel, a través de, por ejemplo, cooperación transfronteriza o incluso cooperación a nivel global.

Como marco de acción primario bajo la convención, el método del ecosistema debe considerarse plenamente para el desarrollo y revisión de las estrategias nacionales de biodiversidad y planes de acción. También es necesario integrar el método del ecosistema en agricultura, pesca, forestería y otros sistemas de producción que tienen efecto sobre la biodiversidad.  El manejo de recursos naturales, de acuerdo al método del ecosistema, requiere de una mayor comunicación intersectorial y de cooperación de varios niveles (Ministerios de Gobierno, Organizaciones Administradoras, etc).