HOSPITAL DEL ALMA 03/06/15

Duque de Santo Ton

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Querido Duque:

Soñé que llevaba a mi esposa y a mis hijos a comer a un buen restaurante. Mi mujer iba muy bien arreglada, lo mismo que los niños. Todos se portaban muy bien, y al ordenar mi esposa pedía platillos que sabía que los niños no iban a desperdiciar y que no salían tan caros. Lo raro es que en lugar de sentirme contento por tener una familia tan bonita, me entraba un sentimiento de culpabilidad terrible, mezclado con ansiedad. Desperté temblando y los llamé a todos para abrazarlos y decirles que los quiero mucho y que siempre voy a estar a su lado para cuando me necesiten. Se me salieron las lágrimas y mi esposa me acarició la cara, me dio un beso, llevó a los niños a la cocina para que la sirvienta les sirviera el desayuno y regresó a la cama para coger. No entiendo todavía ese sueño, Duque, no es la primera vez que lo tengo.

 

Iván

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Iván:

Algo que sucede en tu familia te tiene muy molesto. Los sentimientos de ira y de culpa están muy relacionados. La culpa suele derivar de la ira que nos produce una persona o una situación, es decir, la ira no tarda en convertirse en culpa. Igualmente, la ira puede emanar de los sentimientos inconscientes de culpa que nos produce un hecho o una persona. Tal vez tu furia sea el producto de sentir una responsabilidad que no deseas, en este caso la de ser padre de familia, y al no poder gritar conscientemente que estás insatisfecho, esa energía se transforma en culpabilidad.

 

Duque:

Soy estudiante, tengo 21 años, juego futbol americano, tengo carro, no me hace falta el dinero y también tengo una novia muy guapa y de buena familia, con quien no descarto la idea de casarme. El caso es que he visto que en tu sección las personas te piden que las contactes para relacionarse sexualmente, y eso me hace pedirte que publiques que necesito conocer a una mujer soltera o casada, de preferencia madura, a quien faltarle el respeto, es decir, con la que yo pueda realizar todas las fantasías que traigo en la cabeza y que con mi novia no puedo tener. Te mando unas fotos y la dirección de mi correo electrónico para que me pongas en contacto con quien tú creas conveniente. No busco sexo por dinero ni me importa mucho la belleza, las gorditas me ponen muy cachondo y si se dejan hacer de todo, todavía más. Las señoras casadas también me pueden escribir, les aseguro el placer.

Rogelio

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Rogelio:

En las fotografías te ves muy joven para tener la edad que dices, pero eso es asunto tuyo. Te recomiendo que no olvides que el sexo seguro más que una medida de protección ya es un seguro de vida.

 

Señor Duque:

Mi cuñada, la hermana de mi esposo, falleció en un accidente de carretera, y a los pocos meses, su esposo sufrió un infarto cerebral que lo tuvo en coma dos días antes de morir. Mis sobrinos políticos no quedaron desamparados. Heredaron dinero y propiedades para vivir cómodamente sin tener que trabajar, y ya todos están lo suficientemente grandes para hacerse cargo de sí mismos, con excepción del menor, que cuando murieron sus papás tenía catorce años. Mi marido y yo decidimos traerlo a vivir en nuestra casa, que es bastante grande, y no teníamos problemas porque era un muchachito encantador, muy guapo y bien educado. Sin embargo, cuando cumplió los diecisiete empezó a comportarse de manera muy rara. Lo llevamos con un psiquiatra, quien le diagnosticó esquizofrenia paranoide, y yo le rogué a mi esposo que lo sacáramos de nuestra casa para no poner en peligro a nuestros propios hijos. Reunimos a los hermanos del muchacho y decidimos, entre todos, que lo mejor sería internarlo en un manicomio, pues varios doctores nos dijeron que no se curaría jamás y que podría llegar a tener conductas peligrosas tanto para él como para quienes lo rodean. Debo decirte que fue todo un problema meterlo al sanatorio, además de que es más caro que un hotel de cinco estrellas y las medicinas cuestan un pico. Está cerca de Cuernavaca y el chico está muy bien atendido, pero como es tan joven no quiere estar encerrado y ya van varias veces que se les escapa. Yo entro en pánico porque como fui la principal promotora de que lo internaran, temo que en sus delirios me agarre a mí de su chivo expiatorio y me haga daño o lastime a mi familia. Sin embargo, siempre regresa por su propio pie al manicomio para pedir que lo reciban y le den sus medicinas. Las cuotas siempre están pagadas al corriente y por eso nadie protesta, pero yo siento que en cualquier momento se me va a aparecer aquí en Chiapas y me voy a morir del susto. Te juro que yo no le deseo la muerte a nadie pero en este caso, en el que ya no hay nada que hacer, me parece que sería lo mejor.

Rosario

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Rosario:

Para Dios no hay nada imposible, así que no tiene sentido que digas que “ya no hay nada que hacer”. Me parece que de tanto involucrarte en el problema llegaste a contagiarte y ahora la paranoica eres tú. Si el hospital en el que está recluido tu sobrino no te satisface, por las tantas veces que se ha escapado, busca uno de alta seguridad que, seguro, los hay. Además, no veas tanta televisión ni películas de terror ni te sientas tan culpable, el muchacho es un enfermo y como tal debe ser tratado.

 

Querido Duque:

Estoy muy preocupada porque mi hija de casi 6 años, desde hace unas 2 semanas, sólo tiene ganas de pegarme, a mí y a su hermana de dos años. Dice que no nos quiere, que le da igual que nosotros la queramos o no. Pero lo más fuerte es que a raíz de escuchar una conversación en la que mucho se utilizaba la palabra matar, ahora dice que me quiere matar a mí o a su hermana de dos años. No sé si entiende el concepto de matar en sí, o me lo dice porque sabe que no se debe decir. Todo esto se dio, creo, a raíz de que la estuvimos regañando constantemente durante un tiempo porque no se portaba bien. Me gustaría saber cómo actuar porque no me gusta que diga y piense esas cosas. No creo que tenga maldad, pero me gustaría que no lo dijera más. Qué debo hacer.

 Manena

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Nena:

Tu hija es una malcriada, que necesita un par de cachetadas para aprender a respetar a su madre y a su hermana. La próxima vez que vuelva a amenazarte, reviéntale el hocico de un golpe, va a quedar blandita, blandita.

 

Duque:

Me detesto por ser gay, no me acepto y no quiero aceptarme. No me acepto porque no lo veo como algo normal, como algo que deba ser. Desde muy chiquito siempre tenía fantasías sexuales con mi mismo sexo. Yo en ese entonces ignoraba todo, porque siempre fui muy infantil, pero ahora que tengo 18 no puedo ignorarlo, cuando veo en la calle a un hombre que me atrae o guapo sólo miro hacia abajo para que no note lo que soy ni que me gusta. Nunca he tenido una relación homosexual pero me conozco perfectamente y sé que ésa es mi preferencia quiera o no quiera aceptarla y la verdad me siento como si fuera un depravado, no me siento normal ya que en Chiapas eso no es visto con buenos ojos. A veces quisiera que el mundo fuese diferente, a veces quisiera que la realidad fuese diferente y que la homosexualidad fuese tan normal como la heterosexualidad y que al decir soy homosexual no te respondan con palabras como  marica o puto. A veces veo la cantidad de discriminación que hay y la gente que sólo suele insultar a los homosexuales y bisexuales. No quiero ser así, quiero cambiar, me odio, me detesto.

 Erick

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Erick:

Tienes razón: eres una basura de la sociedad.

 

Querido Duque de Santo Ton:

¿Si una ciudad tiene muchas plazas comerciales es señal de que que va rumbo al éxito?

 Lirio

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Lirio:

Las ciudades deben procurar la convivencia de sus habitantes y las plazas comerciales son excluyentes, diseñadas para cierto nivel socioeconómico, en las que los pobres se sienten tan mal que prefieren no ir. En ocasiones, los vigilantes y los empleados tienen autorización de hacer salir a las personas si su aspecto es paupérrimo. Lo mismo sucede con las famosas “privadas residenciales” enrejadas, cuyo primer mensaje para la gente pobre es el de “no entres”. Los parques son mucho más incluyentes que los “deportivos” o los clubes de golf; y las calles del centro de Tuxtla, por ejemplo, son mucho más incluyentes que las plazas comerciales. Por otra parte, el que en una ciudad existan más plazas comerciales que las necesarias, más que indicar éxito es señal de que ahí se lava dinero.

 

 

Señor Duque:

La otra noche fuimos con unos amigos a uno de los pocos restaurantes medio lujosos que hay en Tuxtla Gutiérrez. El lugar estaba lleno de franceses que viajaban en grupo. Todos comían cortes finos americanos ¡Pero los comían prácticamente crudos! Mientras los veía comer, me preguntaba: ¿Por qué serán así de puercos? Comentando el asunto un par de días después, mi padre recordó que en Cannes —allá por los 1940— el maître de un restaurante le dijo que se largara del lugar antes que pedir la carne más cocida; y yo tuve un incidente similar con un chef francés en la ciudad de Hanoi en 1999. A pesar de todo, me encantan la cultura y la civilización francesa. Pasé buena parte de mi infancia y de mi adolescencia en Ferney-Voltaire (todavía rezo y hago las cuentas en francés).

 Rodulfo

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Rodulfo:

Si a tu padre y a ti los han casi sacado de un restaurante por no querer comer la carne al estilo que lo hacen los franceses, eso quiere decir que de francés no tienes ni un cabello y que en lugar de un buen corte, siempre debes pedir tasajo.

 

Duque:

Me avergüenza salir con mis papás a la calle, pero no porque me afrente de ellos, sino porque bueno mira lo que  pasa es que yo tengo 14 años pero parezco como de 17, porque soy altísima y tengo un cuerpazo. Los hombres me chulean mucho y a veces dicen cosas fuertes. Siento mal al salir con mi mamá y que mi mamá oiga todo lo que me dicen esos indios desgraciados y más aún con mi papá porque mi papá es capaz de retarlos a golpes. Como no quiero salir con ellos, ellos piensan que es porque no los quiero pero no es por eso, sólo que no les quiero decir porque ¿estoy mal?

 Tere

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Tere:

 

Si los hombres se atreven a hablar lúbricamente contigo sin conocerte, seguramente se debe a que tú les debes estar dando motivo para ello. Por muy chula y por muy alta que estés, si te vistes decentemente y te comportas con mesura impondrás respeto, sobre todo si vas acompañada de sus padres. Si por el contrario, vas hecha una cabaretera a comprar las cosas del súper, no sólo esperes piropos sino hasta una pellizcada de nalga te van a dar.