EN LA MIRA

La deuda pública en Chiapas, herencia inevitable

Bahamaca, el negociador electoral para 2018

 

 

Por Héctor Estrada

 

Acorde a su destacada labor periodística, este lunes los creadores de la agencia noticiosa “El Estado” salieron a circulación con la versión impresa de trabajo: el semanario “El Estadista”. Y se inauguraron con un tema sensible para la población chiapaneca: la interminable deuda pública estatal que apunta a trascender el sexenio aún en peores condiciones que como fue recibida hace ya casi cinco años.

De acuerdo a la información publicada este inicio de semana, a sólo un año y medio de terminar la administración de Manuel Velasco Coello la deuda pública de Chiapas no presenta recuperación significativa. Entre 2016 y lo que va del 2017 la deuda estatal apenas se ha reducido en alrededor de 500 millones de pesos, pasando de 20 mil 468 millones de pesos a 19 mil 992 millones.

Se trata de uno de los peores desempeños estatales a nivel nacional. Y es que, de acuerdo a datos del informe sobre “Financiamientos de Entidades Federativas y sus Entes Públicos 2016”, emitido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP), en 2012 la administración entrante de Velasco Coello recibió la deuda estatal con un monto de 16 mil 412 millones de pesos, por lo que el incremento durante los últimos cinco años ha incrementado en alrededor de tres mil 500 millones.

Los datos publicados por el Índice de Desempeño Financiero de las Entidades Federativas (IDFEF) colocan a Chiapas como la segunda entidad con las peores calificaciones a nivel nacional en diversos rubros económicos que también tienen que ver con la administración de la deuda pública. De acuerdo al desempeño presentado por Chiapas, durante los años 2014, 2015 y 2016, la entidad apenas alcanzó una calificación promedio de 49.1, sólo superada por el estado de Coahuila que alcanzó las peores notas con 43.3 de calificación promedio.

El Índice de Desempeño Financiero de las Entidades Federativas ordena a los estados del país de acuerdo a su labor en la generación de ingresos propios, la administración de su endeudamiento, el control de su gasto administrativo, la generación de ahorro interno y los esfuerzos por canalizar recursos hacia la inversión productiva.

Y es que, no es la primera vez que la entidad chiapaneca se coloca entre las peores calificadas. A partir de 2012 comenzó a mostrar una tendencia a la baja dentro de este estudio estadístico nacional, sin alcanzar hasta el momento promedios de calificación aprobatorios. Lo preocupante del caso es que el IDFEF es actualmente uno de los instrumentos estadísticos más utilizados por los grandes inversionistas a la hora de tomar decisiones en México.

Ya antes se había advertido que la situación que actualmente enfrenta la entidad chiapaneca advierte inminentes riesgos. No deberá sorprender el anuncio de nuevos endeudamientos millonarios durante los meses que restan al actual gobierno, muerto tan prematuramente. Las condiciones para repetir la historia de saqueo están dadas, por lo que, seguramente, el endeudamiento estatal y otros tantos problemas terminarán siendo otra vez la herencia inevitable para el próximo gobierno… mientras tanto no queda más que desear muchos éxitos al nuevo semanario “El Estadista”.

Bahamaca, el negociador electoral para 2018

La elección de Pedro Gómez Bahamaca como nuevo Secretario General de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) no resultó sorpresiva. Su advertido asenso al relevo de Adelfo Gómez se venía cocinando desde hace ya varios meses en las entrañas del denominado “Bloque Democrático” que, cada vez deja menos dudas, mantiene un control aplastante sobre el gremio magisterial en Chiapas.

La llegada de Gómez Bahamaca a la dirigencia estatal de la Sección 7 significa simplemente que las cosas dentro del accionar magisterial sindicalizado de Chiapas van a continuar como hasta ahora. Con o sin la Secretaría General las decisiones de Bahamaca pesaban desde mucho tiempo antes, incluso más que las del propio Adelfo Gómez, quien desde hace bastantes meses había cedido ya importante terreno de acción y determinación a su ahora sucesor.

La reafirmación del control del Bloque Democrático sobre la Sección 7 representa el poder hegemónico de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) sobre entidades como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán donde la resistencia a la denominada “reforma educativa” ha sido más intensa y de mayores consecuencias contra los objetivos de un gobierno federal que ya enfrenta el ocaso de su periodo.

Durante los últimos cinco años la CNTE ha protagonizado episodios de confrontación elevada. No son de vicio que los señalamientos más duros en su contra tengan que ver con ser catalogados como “violentos, desestabilizadores e irruptores de la paz pública”. Al Bloque Democrático lo han acusado de las peores canalladas, irrumpiendo en la vida interna de agrupaciones sindicales ajenas que han visto en la CNTE una oportunidad empoderar insurgencias.

Honestamente nada nuevo en la historia del sindicalismo nacional. Tal vez la única posible diferencia entre el Bloque Democrático y el resto de los poderosos grupos sindicalistas que lo antecedieron tenga que ver con la legítima lucha contra la “reforma educativa” y el nuevo poder superior que ha orquestado tan importante movimiento nacional. En las prácticas de fondo, las mañas, modos y formas de negociación han demostrado ser las mismas.

A Gómez Bahamaca, ahora ya oficialmente al frente de la Sección 7, le espera enfrentar en Chiapas el año más importante para la CNTE desde su “declaración de guerra” contra la reforma educativa: el proceso electoral de 2018 y el relevo presidencial.  A Bahamaca le tocará negociar el “voto gremial” tanto en la elección presidencial como en la estatal. A él le tocará configurar o ratificar acuerdos que bien podrían estar ya adelantados. Y es que, hoy resulta extraño el inhabitual silencio gubernamental ante el reciente relevo sindical.

El momento coyuntural que se viene para la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación podría alcanzar su punto crucial a mediados del próximo año con los posibles acuerdos de campaña que seguramente tendrán entre sus puntos clave a la controversial reforma educativa. Las llamadas reformas estructurales que dinamitaron el gobierno de Enrique Peña lucen hoy como jugosos botines electoreros que la siguiente administración federal tendrá que poner a consideración para evitar o no heredar conflictos del pasado… así las cosas.