HOSPITAL DEL ALMA

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque:

Mi nieta dice que yo sufro mucho por mis fobias y yo le respondo que está bien pendeja, aunque en realidad no sé qué cosa son las fobias ¿me lo podrías aclarar?

Teté

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Teté:

Sin profundizar teóricamente, una fobia es un miedo exacerbado a una situación, a algún animal a una persona o algún un objeto. Una fuente de angustia, un deseo o situación traumática quedan ligados a ese objeto o situación. Puede ser un síntoma o una estructura más compleja, como en la obsesión a modo de ejemplo. Las fobias son innumerables porque dependen de cómo resuelve el aparato psíquico de cada sujeto estas situaciones angustiantes y traumáticas. Las más comunes son a los animales, a la gente, a los espacios abiertos, a las tormentas, a las alturas y al encierro, pero existen otras más sofisticadas como la fobia a las enfermedades de transmisión sexual o la fobia a subirse a un elevador.

 

Querido Duque de Santo Ton:

No tengo pareja, pero de vez en cuando quedo con un amigo para tener relaciones sexuales y casi siempre me sorprende. La última vez me vino a buscar al salir del trabajo. Cuando fui al estacionamiento para recoger mi coche, allí estaba. Me agarró por atrás, trincándome el camarón, y me susurró cochinadas al oído, para que supiera que era él. Allí mismo me cogió, con los calzones y los pantalones arremangados en los tobillos y él penetrándome desde atrás ¿Crees que estoy mal?

Norma

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Norma:

Ya me imagino lo golfa que tienes que ser para tener sexo en un estacionamiento. Claro que estás mal, no solamente te expones al escándalo sino a mil y un peligros.

 

Querido Duque:

Yo soy de Tapachula y la verdad es que a mí me da mucha vergüenza hablar de sexo. Me avergüenza hablar de todo lo que tiene que ver con la sexualidad,  no estoy acostumbrada a contar mis cosas, pero sí me gustan un montón de guarradas. He de decir que una práctica que me encanta es que mi esposo me cubra el cuerpo con chocolate, con helado de vainilla o con frutas y luego se coma todo directamente sobre mi piel. Me excita un montón y eso da pie a que la penetración sea más placentera para ambos.

Flor

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Flor:

Lo bueno es que te da vergüenza hablar de porquerías, ya me imagino lo que nos dirías si no tuvieras empacho en ventilar tu intimidad.

 

Querido Duque:

Mi padrastro siempre se burla de mí, me humilla y ha llegado a agredirme físicamente. Cada vez que lo hace me quejo con mi mamá y ella me responde que me aguante, lo respete y lo obedezca porque además de ser el hombre de la casa, él nos mantiene. Si mi papá no nos hubiera abandonado, estoy segura de que ya lo habría puesto en su lugar.

Leslie

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Leslie:

Mientras el cerdo de tu padrastro no trate de abusar sexualmente de ti, no le des importancia a sus burradas pues al fin y al cabo, tal y como lo dice tu madre, él las mantiene, lo cual es una gran ganancia. La vida es muy difícil si no estás en alguna buena nómina del gobierno (dije “buena”).

 

Querido Duque:

El otro día te vi llegar a una fiesta y me quedé sorprendida. Ibas vestido como un auténtico mamarracho, pero todos se te cuadraban, incluso los meseros que te decían “Duque” con cualquier pretexto. Te felicito.

Lourdes

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Lourdes:

Gracias por los piropos pero siento en ti un dejo de envidia.

 

Duque de Santo Ton:

Mi mamá se divorció de mi papá y después se hizo amante de un tipo como de mi edad. Vivieron juntos como dos años y luego ella lo dejó para casarse con su actual marido. Por circunstancias del destino, me tocó viajar en el mismo vuelo que el ex amante de mi madre y comprendí que siempre me había gustado. Empezamos a platicar en el avión, una cosa llevó a la otra y ahora él y yo ya somos amantes y muy pronto nos vamos a casar. El problema es que mi madre se enojó conmigo, me dijo que era una perra y que no podía creer que yo no tuviera principios. Duque, ella está casada con otro hombre, lo que hubo con mi novio terminó hace años. No me gusta vivir peleada con mi mamá.

Julia

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Julia:

Obviamente tú no eres nadie para corregir la actitud de tu madre, pero en privado puedes contarle lo que sucede a su marido, él se encargará de ponerla pinta y pareja.

 

Duque de Santo Ton:

Me casé hace 30 años y sigo enamorado de mi mujer. Nuestra relación es maravillosa en todos los aspectos menos en el sexual que, sin ser malo, con los años se ha ido convirtiendo en escaso y rutinario, en especial tras el nacimiento de nuestro hijo. Ello me llevó durante mucho tiempo a llevar una vida sexual “de incógnito”, masturbándome a escondidas. Aunque ella sabía que lo hacía. Ahora empezamos a abrirnos más y a hablar de lo que ambos queremos, aunque yo voy un poco por delante en ese sentido. A ella le cuesta más abrirse. Pero quiero que lo haga y que ambos podamos disfrutar al máximo.

Rogerio

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Rogerio:

Veo que estás consciente de tu problema y que haces lo adecuado para resolverlo. Yo te recomendaría que, además de abrirse y confesarse sus prácticas y deseos ocultos, salpimentaran sus relaciones con estimulantes como juguetes y fantasías. Después de tanto tiempo sin cambiar, cualquiera se aburre.

 

Querido Duque:

Desde que era soltero, hace muchos años, disfruto vistiéndome de mujer, masturbándome a escondidas, y conociendo a mucha gente (mucha) que comparte mis deseos a través de Internet. Hace unos meses me decidí a contárselo a mi mujer. No fue fácil tomar la decisión, pero  pensé que si fuera al revés, si ella tuviera su fetiche, a mí me gustaría saberlo y tenerlo como otro medio de darle placer. ¿Me iba a dejar, verme como menos hombre, reírse de mí si realmente me quiere?  Se lo conté poco a poco. Primero le dije que me gustaba ponerme sus medias, luego lencería, luego maquillaje. Poco a poco. Ella no lo tomo mal nunca, al contrario, me apoya y lo entiende. Lógicamente tuve que explicárselo todo muy bien: que solo es un fetiche, que no pretendo operarme y convertirme en mujer, que no soy gay, etc. Una vez bien explicado todo, hablado y comprendido, ningún problema. El primer día que le hablé de ello me regaló unas tangas suyas. Luego, con el tiempo, me ha ido regalando alguna cosa: un rímel, un vestido, un conjunto de ropa interior, una pintura de labios, etc. En resumen, no fue fácil, pero me costó muchísimo más aceptarlo a mí que a ella.

Roberto

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Roberto:

Eres un puerco.