LA INMACULADA PERCEPCIÓN

#PartidosNoSeHaganGüeyes

 

 

Por VIANEY ESQUINCA

 

Como se ha dicho de forma reiterada, los sismos del 7 y 19 de septiembre demostraron, en la gran mayoría de los casos, el rostro más humano y solidario de la gente, y también, una vez más, dejaron al descubierto el enorme desprecio que la ciudadanía tiene hacia los partidos políticos.

Miles de mexicanos encontraron en un enemigo común la forma de canalizar el enojo, la frustración y la tristeza de las tragedias vividas. Los partidos políticos y algunos gobernantes se convirtieron en el blanco de la furia contenida, y surgieron iniciativas ciudadanas para obligar a los institutos políticos a renunciar a los recursos públicos que recibirían para los procesos electorales, y destinar ese dinero en la reconstrucción de zonas afectadas.

Fue tanta la presión que los principales partidos políticos salieron a decir que sí, que por supuesto, que cómo no, que lo veían perfecto. También, en una especie de subasta política, comenzaron a subir la puja de lo que regresarían según ellos: “Tenemos una propuesta de salida de 25% de Morena ¿Quién ofrece más?”, “¡258 millones!”, “258 millones ofrece el PRI, tengo 258 millones a la 1, tengo 258 millones a las 2…” “¡50%!” “50% propone ahora Morena, tenemos 50% ¿quién quiere quedar mejor, ¿quién?” “¡100%!” “100% dice el Frente Ciudadano por México. ¿Quién da más? ¿Quién ofrece 100% de sus recursos durante los próximos dos años?”.

Sin embargo, pese a las bonitas intenciones, todavía no se ve nada claro. Ahora el hashtag #PartidosDenNuestroDinero tendrá que cambiarse por #PartidosNoSeHaganGüeyes.

Este no fue el único momento en el que la ciudadanía demostró su desdén hacia los políticos. Memes como: “Fuga de gas en San Lázaro. Urge un encendedor” o “Estos tres perritos (perros rescatistas) han hecho más por México que estos 500 animales (diputados)” inundaron las redes. Hubo quejas de que los legisladores jamás se asomaron en medio de la crisis, pero aquel político que osó hacerlo fue rápidamente criticado. En esta ocasión en que los ciudadanos han tenido el control, no había forma de ganar.

Los políticos seguirán, además, en la mira. Después de la emergencia viene la reconstrucción y esa etapa tardará varios meses, ¿quién entonces será el primero en dejar el barco para irse a contender por un cargo de elección popular en medio de la crisis? El jefe de Gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera, fue el primero —y hasta hoy el único— que ha dicho que no dejará su cargo hasta que no se termine esta emergencia.

¿Será capaz Miguel Ángel Osorio Chong de dejar la Secretaría que tiene que coordinar a las distintas instancias de gobierno? ¿Aurelio Nuño renunciaría tomando en cuenta la situación en miles de escuelas? ¿El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, podrá levantarse de su cuestionado desempeño ante la crisis? ¿El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, iría a campaña con el riesgo del impacto económico y la necesaria reasignación presupuestal?

Y los que no están en el gobierno como Rafael Moreno ValleRicardo AnayaAndrés Manuel López Obrador o Margarita Zavala, ¿serán capaces de iniciar una campaña arriesgándose a que los llamen oportunistas e insensibles?

Tiempo de reconciliación

La gente ha utilizado las latas de comida que se dejan en los centros de acopio para mandar mensajes de aliento a los damnificados. Pero, adicional a los textos de consuelo, destacan aquéllos que reconcilian rencillas históricas entre los “chilangos” y los habitantes de otros estados: “La quesadilla sí lleva queso ¡Ánimo!”; “Esto no lo puedes meter en un bolillo (lata de sopa)”; “Los chilangos se la han rifado. Desde ahora pueden meter a las quesadillas lo que les dé su chingada gana”; “¡Ánimo!, que deschingue a su madre el América por unos días”.