EN LA MIRA

Con todo y alerta, los feminicidios siguen imparables

 

En Chiapas, la vejez menos alentadora

 

Por Héctor Estrada

 

La violencia contra las mujeres en Chiapas parece indetenible. La activación de los mecanismos de a Alerta de Género luce ausente y carente de afectividad ante un fenómeno social que está arrebatando la tranquilidad, la salud y la vida a decenas de chiapanecas convertidas en simples cifras judiciales de amenazas, agresiones y asesinatos que han se vuelto un constante recurrente en las páginas de la nota roja.

Durante su visita de este miércoles a la capital chiapaneca, la destacada investigadora y activista feminista, Marcela Lagarde, lamentó la situación que hoy atraviesa Chiapas en materia de violencia de género. Advirtió que la situación se ha vuelto alarmante como resultado de un protocolo de alerta que se solicitó hace más de 10 años y que se ha aplicado con evidentes deficiencias.

Y no es para menos, Apenas hace un par de semanas El Observatorio Feminista contra la Violencia a las Mujeres de Chiapas dio a conocer el reporte de los diferentes tipos de violencia que sufrieron las mujeres en Chiapas en el mes de Julio. Durante ese mese se contabilizaron un total de 23 muertes violentas, 21 casos de agresiones físicas, 25 casos de violencia sexual, 12 de trata, dos casos de violencia posológica, un patrimonial y siete feminicidios.

México ha suscrito más de 50 tratados internacionales en materia de respeto a los derechos humanos de las mujeres y las niñas, sin embargo, según datos del INEGI, el 40% de las mujeres en México han sufrido algún episodio de violencia a lo largo de sus vidas.

El 47.1% sufren violencia de su pareja o expareja; 31.8% sufren violencia económica, 43.2% son víctimas de violencia comunitaria; y 38.3% fueron víctimas de abuso sexual, 22.6% de las mujeres enfrentó violencia en su trabajo, y de ellas, 91.3% han sido víctimas de discriminación y 19.3% de acoso.

Los números hablan por sí solos. En la entidad chiapaneca los feminicidios, como la muestra cúspide del odio y violencia de género contra las mujeres, presentan cifras alarmantes. Entre el 3 de enero al 13 de julio, han ocurrido 63 muertes violentas de mujeres. 27 han sido feminicidios, 17 no han podido tipificarse, nueve están en investigación como posibles feminicidios, cuatro han quedado como suicidios y seis accidentes automovilísticos.

Según la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos (Conatrib), el 30 por ciento de las mujeres que mueren violentamente fallecen dentro de su casa; el 89 por ciento de las mujeres casadas o unidas violentadas por su pareja han sufrido violencia emocional; el 56 por ciento, violencia económica; el 25 por ciento, violencia física, y el 11 por ciento, violencia sexual.

Lo alarmante de las cifras es que, según la Procuraduría General de Justicia de Chiapas (PGJE), en más del 70 por ciento de los casos denunciados, el verdugo termina siendo liberado por la propia víctima, quien por distintas razones desiste a la demanda y retira los cargos. En algunos casos se convierte en una decisión fatal.

Y no es para menos. Entre 2015 y 2017 las denuncias por delitos sexuales –violación abuso y hostigamiento sexual, pederastia, pornografía infantil, entre otros, tuvieron un crecimiento del 12%. La violencia sexual en México se agudizó durante los primeros seis meses de este año.

Estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) indican que durante el primer semestre de 2017 se denunciaron en el país 16,631 delitos sexuales, de los cuales 6,444 fueron casos de violación. La cifra indica que se presentaron 92.4 denuncias por delitos sexuales cada día, lo que representa un caso cada 16 minutos en promedio. Si solo miramos la violación el reporte promedio es de 35.8 casos, un promedio de una denuncia cada 40 minutos.

Los feminicidios en Chiapas son una problemática que debe enfrentarse de raíz, en la estructura social, en las escuelas y en la familia. El reconocimiento del derecho que tienen las mujeres para una vida libre de violencia y la creación de leyes para “protegerlas” de muy poco han servido ante la ineficacia, omisión y complicidad de las autoridades encargadas de aplicar este nuevo marco legal. Ellas simplemente siguen muriendo y hoy los desgarradores ejemplos sobran.

En Chiapas, la vejez menos alentadora

Si Chiapas es uno de los estados con las peores condiciones laborales en México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la situación que actualmente viven los adultos mayores de la entidad es aún más grave de alarmante. El olvido, la pobreza y el desempleo son actualmente las principales realidades que enfrentan a diario.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), actualmente en Chiapas existen un total de 467 mil adultos mayores de 60 años. De ellos, siete de cada diez se encuentran desempleados, sin ingresos y con casi nulos ahorros.

Son datos que reflejan un complicado escenario para los adultos mayores en Chiapas, con falta de oportunidades y solvencia económica que permita subsanar los gastos propios de la vejez. Gastos que superan por mucho los presupuestos de 500 pesos mensuales por persona que muchos de ellos reciben como dadivas gubernamentales.

Según encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 80 por ciento de los adultos mayores desempleados en la entidad chiapaneca se encuentran en esa circunstancia por causas ajenas a su decisión. Fueron liquidados de sus últimos empleos, sin opciones disponibles que permitan reincorporarse al campo laboral.

El escenario parece pesimista por sus duras cifras, pues -en números oficiales- de las personas mayores de 60 años económicamente activas en el estado (que representan el 30 por ciento), el 70.1 por ciento trabajaba por cuenta propia, sólo el 17.4 por ciento es subordinada y remunerada, mientras únicamente el 9.8 por ciento es patrón.

Sin embrago, uno de los datos más reveladores señala que del total de los adultos mayores que se encuentra trabajando, el 80.4 por ciento realiza sus actividades laborales en el sector informal con ingresos “poco favorables”, por lo que carecen de prestaciones sociales, seguridad médica y cuentas de ahorro para el retiro.

A decir de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), más del 70 por ciento de las cuentas de ahorro para el retiro existentes no tienen un “control y administración adecuada”, por lo que terminan mudándose de una institución financiera a otra sin conocimiento del propietario y con pérdidas progresivas.

De acuerdo con datos recabados por el Instituto Nacional de Geriatría (INGER), en la república mexicana ya hay más adultos mayores de 60 años que niños menores de cuatro, lo que en términos de salud representa un desafío para el país, porque una cuarta parte de los primeros vive con alguna discapacidad provocada por enfermedades crónicas, mientras 5 por ciento depende por completo de un cuidador.

El nuevo escenario también incide de manera directa en la economía familiar, pues según la misma dependencia, los hogares donde al menos un adulto mayor vive con alguna deficiencia física invierten 3.9 veces más en consultas médicas y 1.8 veces más en medicinas en relación con las familias con personas de más de 60 años sin discapacidad. Agrega que 40 por ciento de los primeros incurre en gastos catastróficos por causa de esa discapacidad.

Sólo 25 de cada 100 mayores de 60 años recibe un ingreso por los años trabajados. La UNAM advierte que el problema va en aumento En México, 75 de cada 100 adultos mayores no cuentan con una pensión, es decir, sólo uno de cada cuatro recibe un ingreso por los años de servicio laboral en su vida productiva, de acuerdo con un análisis del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Las políticas públicas dirigidas a los veteranos de la vida son escasas, superfluas y populistas que en nada minimizan las adversidades de la senectud. Son un sector que, aunque hoy representa el 7 por ciento de la población –según el INEGI-, en menos de 30 años significará más del 10 por ciento de los habitantes de Chiapas

Hoy urge ya elaborar estrategias integrales que den certidumbre verdadera, que garanticen una digna vejez para todos. Pues, aunque hoy son cada vez más jóvenes los que gobiernan, no deberán olvidarse de que, si la fortuna les sonríe, es una etapa que los espera al final del camino… así las cosas.