Desafiando el caos

Por: Nizaleb Corzo

Confusión. Una de las herramientas más poderosas para los que hábilmente suelen crearla. Desaparecer dos mil 700 millones de pesos no ha de ser tarea fácil. Sobre todo cuando nuestras autoridades han aplicado toda una serie de candados para vigilar las operaciones financieras nacionales e internacionales que pudieran estar ligadas al lavado de dinero con recursos de procedencia ilícita. Me cuesta trabajo pensar que los filtros no se activen de inmediato ante tales sumas. Concluyo anticipadamente que hay involucrados que tomaron ventaja de la situación y cuentan con acceso a los medios gubernamentales para ocultar las evidencias o hacerlas pasar inadvertidas.

Son más de seis mil ahorradores los afectados por las decisiones ambiciosas del señor Olvera Amezcua, quien además cuenta con un historial poco notable. De ser un funcionario público en la Secretaría de Hacienda pasó a ser el dueño fundador de Leadman Trade, la empresa con la que creó Ficrea. Los recursos para su creación, se desconoce de dónde surgieron originalmente. Lo que sí se sabe, por las grabaciones, es que funcionaros del área de inteligencia financiera fueron sobornados con cantidades por encima de los 90 millones de pesos, para evitar que las empresas y sus operaciones fueran inspeccionadas y sancionadas, de ser el caso. 

Los derechos de los usuarios de una entidad financiera mexicana están protegidos por Ley. Desde los acontecimientos en el sexenio de Ernesto Zedillo ante la inminente caída del sector bancario y la creación del Fobaproa, se han destinado reservas para amparar posibles quebrantos de una o varias empresas dedicadas a la operación de recursos de capital. Eso no atenúa el hecho. El robo se perpetuó con la huida. Porque demuestra el dolo. El dueño de Ficrea, desde el año 2000, actúo fuera de lo establecido. Son más de veinte compañías alrededor del mundo las que fueron creadas para causar el desarreglo necesario para la confusión de los que investigan estos fraudes. El fin era hacerse de muchos más recursos, sin pagar impuestos y sin que se notara.

Los que conocen de costos de intermediación y tasas de interés, les queda claro que cualquier operación financiera lícita genera márgenes exorbitantes, sobre todo aquellos que operan a través de microcréditos a población de escasos recursos o a personas que tienen poco acceso al crédito en otros bancos más reconocidos. Ahí está el éxito de estas compañías. Entre la desconfianza de los grandes bancos por la escasa cultura del pago en México y el incremento de la pobreza y el desempleo, las empresas dedicadas el usufructo financiero de menor calado han alcanzado niveles millonarios de ingresos. El Banco Compartamos es uno de los ejemplos más relevantes. Los conocí en mi paso por Harvard, la universidad los contempla como ejemplo relevante. Y ya no sólo eran exitosos, sino que sus números competían en los medios internacionales con otras empresas de mucho más prestigio y antigüedad. 

Una vez más, la corrupción superó la legislación. Cañonazos de millones de pesos compran las voluntades de los que pueden evitar daños de esta magnitud. No estoy en contra del éxito y sus consecuencias económicas. Al contrario, como lo he mencionado antes, soy partidario del fomento a la competencia y la productividad. Factores clave para el desarrollo económico y empresarial. Ojalá tuviéramos en México más empresarios como Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas –los más ricos de México, según Forbes- Pero también, ojalá hubiera más equidad y menos abuso por parte de aquellos que quieren alcanzar ese espacio en la lista.

El fortalecimiento de los órganos de fiscalización, incluye una selección más estricta y cabal de los que conforman esas estructuras. No faltará quien busque la rentabilidad a cualquier precio, desoyendo los preceptos tanto legislativos como morales. No sólo se trata de evitar los actos ilícitos, sino de pensar en los agraviados. Las reformas han sido un gran paso para el desarrollo justo y equitativo del país. Son concisas y muy claras. Descartes decía que “la multitud de leyes frecuentemente presta excusas a los vicios”. No ha sido el caso en México. Lo que falta ahora es que estos se permee entre la sociedad y los funcionarios que las administran. Así se evitará el caos. Y el orden pondrá a todos en su justo espacio y dimensión.