HOSPITAL DEL ALMA

Por Julio Domínguez Balboa

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Querido Duque:

Trabajo en un gimnasio como entrenador personal para hombres, pero tengo un problema: un cliente recientemente me hizo insinuaciones o más bien casi se me declaró. Yo creo que él piensa que soy homosexual, pero no lo soy. Con mucho cuidado y tratando de no lastimarlo, le dije que no soy homosexual. Me parece que se decepcionó, pero quiero decirte que este señor ha sido muy amable y atento, podría decirse que es un buen amigo y me cae bien. Además, es cliente del lugar donde trabajo. Por eso hago todo para tratarlo con todo respeto y consideración. Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, insiste en aprovechar cualquier oportunidad para abrazarme al saludarme y cuando se despide, sostiene mi mano más de la cuenta. Yo por supuesto no estoy en contra de esas personas, las respeto, pero esas cosas me hacen sentirme muy incómodo. ¿Cómo hago para hacérselo saber sin dañar la buena relación que existe ni perjudicar mi trabajo? Muchísimas gracias por tu consejo. No puedo contarle esto a nadie más.

Rudy

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Rudy:

La homofobia es un concepto pasado de moda, de hecho dicen que quienes la padecen son homosexuales encubiertos que tratan de camuflar sus propias preferencias, haciendo gala de un repudio exagerado en contra de aquellos que salen del clóset; pero sea como fuere, yo te recomendaría que te alejaras de ese cliente, porque un gay encaprichado no desiste hasta que no consigue lo que quiere, y no vaya a ser que en una de ésas te agaches descuidado a recoger el jabón en las regaderas y pierdas eso que tanto has cuidado. 

 

Querido Duque:

Mi hermana menor acaba de comprometerse con un muchacho magnífico. Él pertenece a una excelente familia, integrada por personas sencillas, pero de gran corazón, costumbres de lo mejor y mucho, muchísimo dinero. El muchacho es heredero, profesionista, responsable, cariñoso y confiable, acaba de comprar una casa en el Club Campestre para que cuando se casen vayan a vivir allí y no tengan que ir a casa rentada. Por ese motivo no tuvo suficiente dinero para comprarle a mi hermana un anillo de brillantes para el compromiso. Le compró uno muy hermoso con una zirconia rusa y le dijo que tan pronto pueda le comprará uno de brillantes de Tiffany’s, y yo estoy segura de que así lo hará, es hombre de palabra. Mi hermana le dijo que ella estaba feliz con ese hermoso anillo y que no necesitaba otro. Todos en la familia estamos muy contentos de que él vaya a formar parte de ella y nos llevamos muy bien, pero muy bien con la familia de él. Sin embargo, en nuestra casa se hizo una reunión con parientes y amigos para celebrar el compromiso de mi hermana. Allí estuvieron también varios vecinos y dos primas de mi mamá, y le dijeron a ella que supieron que el anillo de mi hermana no era un brillante genuino y le preguntaron si estábamos de acuerdo con eso. Mi mamá solamente se les quedó viendo y sonrió. Entonces volteó hacia donde estaba el novio de mi hermana, al otro extremo de la sala, y lo llamó. Él acudió presuroso y cuando estuvo cerca de ella, les dijo a sus vecinas. “Esta es nuestra joya, ningún anillo de diamantes se le puede comparar”. Le dio un fuerte abrazo y un beso en la mejilla ¿qué opinas?

Matilde

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Matilde:

Suena muy bonito todo lo que me dices pero una prueba de fuego para tu cuñado sería que escriturara la casa del Club Campestre a nombre de tu hermana o en mancomunidad y que sí le compre el anillo de Tiffany’s ¿cómo de que no? todas las chicas, al emprender una nueva vida, tienen que asegurar, ante todo, su futuro.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Muchas mujeres se quejan de sus suegros o especialmente su suegra. Otras han escrito que han tenido o tienen suegras maravillosas. Hay de todo. A mí me tocó la mala suerte de tener unos suegros infames. Al casarme esperaba tener una relación feliz, cariñosa y estrecha con los padres de mi esposo, especialmente con su mamá. En lugar de eso he recibido insoportable abuso verbal y emocional, los dos me han tratado como ciudadana de segunda y jamás me han tratado como parte de la familia. Ellos se ocuparon de la boda, no permitieron que ni yo ni mi madre interviniéramos para nada más que en los gastos. Mi suegra fue la que dijo la última palabra en la elección de mi vestido. Por si fuera poco, a mis suegros nunca les cayeron bien mis padres y jamás lo ocultaron. Vivimos con ellos cuando nos casamos, porque dos semanas antes de la boda, mi esposo perdió su trabajo por recorte de personal pero pronto consiguió otro trabajo y pudimos cambiarnos. Actualmente vivimos en nuestra casa propia y visitamos a mis suegros, aunque no tan seguido. No quiero que mis hijos vayan mucho, me da miedo que los envenenen emocionalmente. Mi suegra dice que los adora, y de verdad los trata muy bien y les hace bonitos regalos, pero es muy manipuladora. Yo no les hablo mal de sus abuelos, pero no los quiero en mi vida ni en la de mi familia.

María Teresa

San Cristóbal

 

Querida María Teresa:

Entiendo lo que me dices, pero tendría que conocer la otra parte de la historia para poder emitir un juicio. Tal vez esas personas lo único que hacen es preocuparse por la felicidad de su hijo y de sus nietos, de cuyas vidas tú no tienes el menor derecho a sacarlos.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Me dijeron que en Tuxtla hay un bar en el que los meseros son muy guapos, y que si se habla con el capitán, los chicos pueden acompañar a las señoras a la recámara o a donde ellas digan, para tener sexo desenfrenado por una o dos horas ¿Es cierto eso?

Ana

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Ana:

En pocas palabras me estás preguntando que si en Tuxtla existe un burdel para damas. Te lo investigo y te paso la dirección por E Mail.

 

Duque:

Hace 15 días me detectaron VIH, desde ese entonces estoy en un cuadro depresivo, siempre me cuidé, temía a la enfermedad y en una noche de antro   terminé en un cuarto de hotel desnudo sin saber cómo llegué hasta ahí.  Sólo recuerdo haber bebido un whisky y de ahí no recuerdo más, me destruyeron mi vida para siempre. No sé qué hacer, siento que no podré más con todo esto, por más métodos que existan, sé que no llegaré al final, sé que moriré.

Alexander

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Alexander:

Es muy difícil aceptar que vamos a morir pero es cierto, todos vamos a morir y eso nos entristece, nos angustia, nos aterroriza. El hecho de que vivas con el virus no significa que estés enfermo, eres como un diabético o como cualquier otra persona que debe tener cuidados especiales para seguir viviendo. Lo importante es que comprendas que estás vivo y que mientras no ocurra otra cosa lo estarás. No te angusties, antes o después, todos terminaremos igual, la vida tiene un principio y un fin.

 

Querido Duque:

Suena a pecado lo que te voy a decir, pero me gusta mucho uno de mis primos. Él es hijo de una hermana de mi papá; y un día no sé qué le pasó que me empezó a decir cosas que no son normales para mí, pues es mi primo y me lo dijo directo, que quiere tener sexo conmigo. Yo al principio me molesté y le dije que estaba loco. El día de su cumpleaños le escribí un mensaje felicitándolo, y empezó con las insinuaciones de siempre, y yo le dije que sí, que sí quiero acostarme con él,  pero tengo miedo, ya que soy casada y tengo dos hijos. Siento mucho remordimiento, no sé si decirle que siempre ya no, pero me gustaría pasar un buen rato con él.

Maricruz

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Maricruz:

La vida se vive solamente una vez y hay que disfrutarla. Olvídate de los remordimientos y meriéndate a tu primo, pero recuerda que debes usar protección para evitar contagios o embarazos (como son primos podrías tener un hijo enano) y evita por todos los medios que nadie se entere, aunque los hombres somos tan comunicativos, que tu primo lo contará en todas las cantinas, una vez que te haya bajado los calzones.