HOSPITAL DEL ALMA

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Me leyeron las cartas, y la adivina me dijo que existe una persona que me odia a causa de que está enamorada de mi marido. Dice que se quiere quedar con él y por lo tanto me tiene que eliminar para tener el campo libre. Yo no creo en esas cosas, pero la chingada bruja también me dijo que me tienen hechizada, que me hicieron un amarre y que para librarme de él tengo que encontrarlo. Me dijo que lo peor de todo es que ese amarre está en el fondo del mar, en Puerto Arista, justamente donde se hace el tumbo y que conoce quien puede sacarlo, pero que me cobran 20 mil pesos por hacerlo. Yo no tengo esa cantidad de dinero, pero puedo vender mis alhajas para conseguirlo y que saquen mi amarre del fondo del mar y así librarme de la maldición. Mi hermana dice que también ella puede prestarme, pero no sé qué hacer porque, como ya te dije, yo no creo en esas cosas.

Adriana

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Adriana:

Si no crees en esas cosas, no entiendo porque estás inquieta, ni porque me escribes, ni porque te preocupas en pagar una suma considerable de dinero por rescatar un objeto que ni siquiera sabes si existe o no. Si te vas a poner de fetichista, mejor huélele los calzoncillos a tu esposo cada vez que se los quite, y si sientes el aroma de un perfume de mujer distinto al tuyo, entonces estarás cada vez más cerca de la que te quiere quitar al hombre.

 

Duque de Santo Ton:

Hace un año, en una borrachera, tuve relaciones sexuales con el que había sido mi mejor amigo.  Por vergüenza, no nos volvimos a ver ni a hablar ni a buscar, pero me enteré de que pidió trabajo en una dependencia en la que yo soy jefe de área y todo el mundo me conoce. Yo tomo esa acción como un deseo de acercarse a mí, y quiero llamarlo a su celular para decirle que me gusta, que siempre lo he querido, que estoy enamorado de él y que siempre lo he estado ¿lo consideras prudente?

Jefferson

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Jefferson:

Puedes hacer lo que quieras, que para eso eres el jefe, y en las oficinas de gobierno el jefe es jefe. Puedo asegurarte que si a ese hombre lo atormentaba el remordimiento, ya se le olvidó. Seguramente tu puesto lo hace sentirse excitado por ti. Háblale y dile que intercederás para que le den la chamba. Se la den o no, la estrategia no falla.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Mi hijo menor tiene 16 años y es un muchacho mucho muy inteligente. Así lo dicen sus calificaciones del colegio y sus maestros. Ha recibido innumerables reconocimientos. Sin embargo, es sumamente desorientado. Difícilmente puede seguir instrucciones cuando le digo que algo está a la derecha o a la izquierda. Lo hemos llevado con varios médicos y sólo nos han dicho que está perfectamente bien su cerebro, que simplemente no tiene sentido de la orientación. Hace unos días unos amigos con quienes platicábamos en la calle se rieron de él y creo que hasta era burla, porque al hacerle yo unas indicaciones para que se adelantara a comprar algunas cosas, mientras su papá y yo conversábamos con esas personas en la Plaza Galerías, él se fue al lado contrario de donde yo le indiqué. A mí me dolió, pero no dije nada. Duque: ¿por qué hay gente tan mala o sin tacto? No les importa lastimar. Quisiera que quienes lean esta carta pensaran antes de reaccionar de esa manera, de hablar o de criticar a alguien.

Minerva

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Minerva:

Los seres humanos somos así, nos reímos del ridículo o del sufrimiento de los demás, haya o no justificación.

 

Duque:

Tengo 28 años y tengo un hermano de 24 años. Él es prestamista (más bien usurero), lleva 5 años en eso y ha ganado buen dinero. Hace 8 meses me prestó dinero y un día me cobró y yo le dije que no tenía dinero para pagarle y me propuso cancelar la deuda si me acostaba con él. Sé que es pecado, pero por necesidad lo hice y él saldó la deuda. A los pocos días me hizo otra propuesta: me dijo que él me mantendría y no tendría necesidad ni de trabajar, si me convertía en su amante. Lo pensé mucho, pero terminé cediendo y por 3 meses fui la amasia de mi propio hermano. Duque, el trato no era complicado, yo complacía sus deseos sexuales y él me daba todo. Mi hermano me trataba como princesa, no dejaba que hiciera nada, y aparte de todo tengo que confesar que durante esos meses tuve muy buen sexo, ya no tenía problemas económicos, tenía un buen amante, joven y guapo, pero era mi hermano.  Hace unos días decidí terminar con nuestro "trato" y mi hermano no quiere soltarme, quiere que tengamos sexo en secreto, y dice que él va a trabajar más para mantenerme mejor, pero que no deje de tener relaciones con él, pero yo no me siento cómoda acostándome con mi hermano, pensando en el desastre que sería si quedo embarazada o si alguien se llega a enterar, pero él me insiste y me ha llorado de rodillas para que no lo abandone. Yo quiero volver a ser solo su hermana, pero él quiere que sigamos como estamos, que nos vayamos a otra ciudad donde no nos conozcan, pero yo no quiero.

Nerea

San Cristóbal

 

Querida Nerea:

Se te lee tan satisfecha de tener sexo con tu hermano a cambio de dinero, que te pensaba recomendar que siguieras siendo su sexo servidora. Sin embargo, recapacité y me parece que eres una puerca, una cochina, una marrana. Ni se te ocurra repetir por muy necesitada o caliente que estés.

 

Querido Duque:

La primera noche en la que me fui a la cama con un desconocido para ganar dinero estaba tan asustada, que lloré desde que me levantaron en la calle y me llevaron a un cuarto de hotel. Por suerte ese extraño entendió mi angustia y no me obligó a hacer nada. Me pagó sin tener sexo, pero luego siguieron muchas noches en las que tuve que cumplir la tarea y poco a poco fui perdiendo el asco al sexo pagado.

Rocío

Chiapa de Corzo

 

Querida Rocío:

De todas maneras, lo que me cuentas no es ninguna gracia. Aunque la prostitución es el trabajo más viejo del mundo, es muy peligroso, atropella tu dignidad y no tiene nada de glamour.

 

Duque de Santo Ton:

Siempre leo tu columna. Me encanta. Te escribo para decirte que una despedida de solteros que nos hicieron a mi novio y a mí un grupo de amigos, después de la cena se sirvió un pastel con unos novios encima. Me pidieron que yo cortara la primera rebanada, pero ya se habían puesto de acuerdo con mi novio para que alguien me empujara la cabeza contra el pastel y él no me defendiera ni lo detuviera. Le dijeron que era la última broma que iban a hacerme y él aceptó. Cuando lo hicieron, por supuesto que me tomaron de sorpresa, no me lo esperaba en una reunión de adultos y además en despedida de solteros y además estando mi novio presente. Pero sucedió. Me indigné mucho y me sentí humillada, tanto que me puse a llorar. Todos se reían mientras yo lloraba. Creyeron que yo estaba bromeando, pero cuando se dieron cuenta de que mis lágrimas eran reales, dejaron de reír y mi novio también. Pero el daño ya estaba hecho. Cuando mi novio fue a dejarme a mi casa le dije que me daban deseos de suspender la boda porque no me esperaba eso de él. Me dijo que estaba arrepentido, que yo tenía razón, pero pensó que sería algo simpático. Me pidió perdón muchas veces y al fin me convenció y me contentó y todo quedó atrás. Pero francamente fue muy desagradable. Quise escribirte para que la gente lo lea y se dé cuenta de que a nadie le gusta ser el hazmerreír de otros. Gracias.

Norma

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Norma:

Me parece que eres una payasa y una exagerada. Por fortuna tu ahora marido tiene el hígado suficiente para tolerar tus pesadeces.