HOSPITAL DEL ALMA

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Muchas veces tengo la fantasía de que los guarros de mi papá, en lugar de cuidarme, me secuestran, me desgarran la ropa, y me tocan por todas partes hasta que al final me penetran todos, son cuatro, por todas partes. Me pongo súper excitada porque en la vida real ellos son muy distantes y respetuosos, pero en mis fantasías se transforman en todo lo contrario. Duque, sentirme violada por los guardaespaldas en lugar de darme miedo me pone muy caliente y eso me produce culpabilidad. Siento que Dios me va a castigar y me van a violar de verdad, pero ¿cómo arrepentirme de desear algo que no existe?

Naty

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Naty:

El 70% de las mujeres se sienten excitadas con la fantasía de ser violadas. Uno no es responsable de la imaginación, sus contenidos salen del inconsciente y el calentarte al pensar en que los guardaespaldas de tu padre te someten sexualmente, no quiere decir que desees que eso se haga realidad. Te recomiendo que disfrutes tus fantasías  porque tú las controlas.

 

Duque de Santo Ton:

Soy capitán de meseros en uno de los restaurantes más caros de Tuxtla Gutiérrez, y hace como un mes uno de los clientes me dijo que tenía una agencia de modelos masculinos y que yo, aunque tengo casi 30 años podría iniciarme en el mundo de las pasarelas y las sesiones de fotografías. Me dijo que lo buscara en su hotel si quería que me hiciera unas pruebas al día siguiente y yo acepté. En su cuarto tenía montado un estudio, con lámparas, rebotadores de luz y todo, y me hicieron una sesión súper larga de tomas. De pronto me pidió que me desnudara por completo y yo dudé, pero me decidí a hacerlo porque quiero triunfar. Hice todas las posiciones que me pidieron, algunas bastante grotescas, pero hasta el momento no he visto una sola foto, y cuando llamo al celular del “agente” ni siquiera me toma las llamadas ni contesta los mensajes. Siento que solamente me engañó para desnudarme y tomarme fotos. Dime qué puedo hacer.  

Álvaro

Tuxtla Gutiérrez

 

Querido Álvaro:

Lo que puedes hacer es cuidar tu empleo de capitán de meseros, que es un buen empleo, y dejar de soñar con pasarelas y portadas de revista. También puedes pedir a San Judas Tadeo que tus fotos morbosas no se filtren a las redes sociales de la Internet y lleguen a manos o a ojos de tus jefes, ya que no son buenas cartas de recomendación.

 

Querido Duque de Santo Ton:

Soy de Tonalá, tengo 20 años, soy lesbiana, siempre me han gustado las mujeres. Hace casi un año tuve una novia de la que me enamoré hasta las chanclas. Era una relación a distancia, ya que ella es de San Cristóbal, pero nos veíamos por webcam y nos hablábamos por teléfono. Fui muy feliz con ella hasta que descubrí que me era infiel. Ahora salgo con otra cica, que desde hace 4 meses es mi novia. Ella es de Tuxtla,  un amor de niña, soy muy Feliz con ella, nos apoyamos, escuchamos, cuidamos y hablamos todo el tiempo. Sin embargo,  mi ex me llamó hace un mes, me confesó que todavía me ama y yo me di cuenta de que no la he olvidado. Ser mujer y amar mujeres es complicado.

Lina

Tonalá

 

Querida Lina:

Eres una puerca.

 

Querido Duque:

Desde que era niña, mi papá trabajaba para un señor muy importante en la política. Tan corrupto era, que solamente le faltó robarse el monumento a la bandera porque no tenía donde ponerlo, pero ya sabes, todo el mundo le lamía las botas, y el primero era mi papá, a quien el hombre ese lo trataba como su criado. Pasó el tiempo, y el jefe de mi papá fue nombrado mi padrino de quince años. La noche de la fiesta llegó súper borracho, bailó conmigo el vals, me regaló un sobre de papel manila con cinco mil pesos y, sin que mis padres se opusieran o protestaran, después me llevó a coger. Fue el primer hombre en mi vida, él me desfloró y me fue a dejar a mi casa al día siguiente, todavía con el traje de quinceañera. Mi mamá se quedó con los cinco mil pesos, me dijo que había sido la comidilla de toda la colonia y que ahora iba a estar muy difícil que alguien se quisiera casar conmigo. Mi papá siguió trabajando con “mi padrino”, como si nada, y por eso me enteré del repentino fallecimiento de su esposa. Sin decir nada a nadie, me vestí de negro y me fui al velorio. Me costó trabajo llegar al viejo, pero llegué, y él me reconoció de inmediato. Ne tomó en sus brazos y lloró sobre mi pecho desconsolado, aunque esa misma noche volví a ser suya otra vez. Empezó a regalarme dinero y cosas y mandaba a su chofer por mí para tener sexo, hasta que un día no me dejó regresar y me propuso que me quedara a vivir en su casa. Yo acepté y las hijas pusieron el grito en el Cielo, pero él las amenazó con desheredarlas y tuvieron que alinearse. Como vive solo en una gran casa, desde entonces soy como el ama y señora, con derecho a mandar, aunque el viejo no se quiere casar conmigo, pero ya lo convenceré. Por lo pronto, sin que nadie lo sepa, ya escrituró un rancho a mi nombre y me ha comprado varias vacas y toretes. Sé que me estoy vendiendo pero no lo veo como prostitución.

Rosenda

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Rosenda:

Vender el cuerpo se llama prostitución aquí y en China. Sin embargo, al principio tú no te vendiste, te vendieron, y eso te hace un poco más digna, aunque no mucho. Me gusta que tengas visión empresarial y que ahora hasta ranchera y ganadera ya seas gracias a tus brincos. Eso te permitirá no caer más bajo.

 

Querido Duque:

Soy una muchacha de 17 años y estoy atravesando por una situación algo incómoda para mí. Yo estuve estudiando por un año a través de un intercambio en Estados Unidos. Al principio en el intercambio estaba con una familia, pero los siguientes seis meses estuve viviendo con dos compañeras de la escuela a la que asistía y que también eran latinas. Después comencé a trabajar y fue complicado seguir solventando los gastos por lo que me regresé a Tuxtla. Claro que regresé a casa de mis papás, ellos me estaban esperando con ansias pero ya me di cuenta de que yo no tanto. No tengo problemas de ningún tipo con mi mamá, pero sí con mi papá. Siempre ha sido muy estricto y controlador. Desde que regresé quiere tenerme controlada, bajo su mando y me siento agobiada y muy desesperada. Durante el año y medio que estuve fuera de la casa aprendí a ser independiente, a tomar mis propias decisiones, a ir y venir a donde yo quisiera sin tener que dar explicaciones de ningún tipo a nadie,  Y claro que en la casa en la que estuve un año tenía que cumplir con ciertas reglas, pero aparte de eso, yo era libre de entrar y salir de la casa sin problema, siempre y cuando hubiera terminado mis obligaciones y responsabilidades tanto de la escuela como de la casa, pues como usted sabe, cuando uno se va de intercambio, tiene qué aprender a lavar su ropa y a cocinar su propia comida. Volviendo al tema de mi papá, cada vez que salgo me siento incómoda, estoy ansiosa y realmente no disfruto salir y estar con mis amigos, a quienes dejé de ver por más de un año y medio. Mientras estoy fuera de la casa me está llamando al celular a cada rato y no de buena forma, sino que lo hace gritándome, que a qué hora regreso, que con quién estoy y qué estoy haciendo, siempre cuestionando detalles innecesarios. Desde que regresé, increíblemente pero no me siento libre, a veces pienso en que me hubiera gustado quedarme más tiempo allá. Veo que mis amigas salen libremente y sin preocupaciones, así como yo lo hacía en Estados Unidos, sin que nadie les esté hostigando cada minuto del día. Cuando le digo a mi mamá, ella me dice que lo hace por mi bien, que tome en cuenta que soy la única mujer de sus hijos y que solo me está protegiendo de tanta inseguridad que hay ahora en las calles; pero yo le digo lo contrario, en lugar de cuidarme y protegerme, me hace más daño amargándome la vida.   

Maricruz

Tuxtla Gutiérrez

 

Querida Maricruz:

Mientras no seas independiente económicamente y tu padre pague tus gastos, debes someterte a su santa voluntad. Ya lo dice el dicho: “el que paga, manda”.