HOSPITAL DEL ALMA 25/05/17

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected])

Querido Duque de Santo Ton:

Hace como diez años me casé con una conductora del canal de televisión local. No era una reina de belleza, pero se arreglaba, se maquillaba, se peinaba, se depilaba las piernas y siempre olía delicioso.

Lo malo fue que después de la boda, el productor, con el que después me enteré que se acostaba pero la perdoné, la despidió así, sin más ni más. Ella se deprimió tanto que no solamente no quiso volver a trabajar, sino que dejo de arreglarse y de cuidarse, hasta convertirse en una vieja fodonga que parece tamal de bola. Yo de plano no la saco a pasear ni al parque de la colonia, y la dejo todo el día cuidando a mis hijos. Yo me he superado bastante en lo económico y no me conviene que me vean con una gorda hedionda y amargada.

Luis

Tuxtla Gutiérrez

Querido Luis:

Además de pensar en lo que te conviene también debes preocuparte por tu esposa, que aunque esté fea, sea una fodonga y parezca un tamal de bola, sigue siendo tu esposa, la madre de tus hijos. Seguramente es una depresiva crónica y con unos cuantos ansiolíticos y antidepresivos vuelve a agarrar ánimos, por lo menos para arreglarse. Lo que va a estar en chino es que baje de peso, pero, al fin y al cabo, si ganas tan bien como dices, puedes someterla a unas cuantas cirugías para darle una refrescada. Con dinero todo se puede.

Querido Duque:

Desde que era niño todo el mundo decía que era feo y sí lo era, la verdad. Durante la adolescencia y la juventud no tuve novias ni amigas porque también me veían feo, pero cuando cumplí 21 años, mi abuelo me heredó en vida dos fincas ganaderas que me producen varios millones de pesos al mes. Ahora soy candidato a presidente municipal de un pueblo cercano a la Selva y las mujeres se me regalan, pero yo no pienso casarme de momento, estoy esperando a una niña de buena familia, que me mejore la raza y el apellido.

Efrén

Ocosingo

Querido Efrén:

Eso hace todo el mundo.

Querido Duque de Santo Ton:

Tengo doce años de edad y quiero irme a México para estudiar ballet clásico, pero mi papá dice que el ballet clásico es algo típico de los maricas. Te juro que yo no soy marica pero creo que nací para bailar. Hace poco estaba ensayando y mi papá me cachó y me tundió a golpes. No sé qué hacer porque yo no tengo dinero para viajar a México ni para sostenerme allá, pero quiero estudiar mi verdadera vocación.

Enrique

Tuxtla Gutiérrez

Querido Enrique:

Me parece que tu sueño es imposible, pues para poder estudiar danza clásica en México no solo necesitas aptitudes sino dinero, como bien lo haces notar. Por si fuera poco, tienes la edad para empezar pero no sin autorización por escrito de tus padres. Soy de la opinión que aprendas a bailar aquí en Tuxtla, en donde hay academias, incluso de gobierno, y después le saques jugo a tu carrera como coreógrafo de fiestas y de bares stripper. 

Querido Duque:

Mi abuela fue madre soltera y muy trabajadora. Tenía una tienda en Bochil, en la que vendía de todo y yo, desde los 15 años,  siempre la ayudaba, pues como ya estaba anciana, todo el mundo le quería ver la cara de pendeja. A todas mis primas la viejita les valía un pepino, y mi padre y mis tíos jamás se ocuparon de ella. Cuando mi abuela se enfermó yo iba siempre al hospital a visitarla hasta que Dios se la llevó. Ahora  tengo 21 años y se acaba de leer el testamento de la viejita: me dejó 34000 dólares y a mis 4 primas 1000 a cada que una. A mí también me dejó 3 bodegas en la Central de Abastos y a mi papá y a mis tíos nada de nada. Mis familiares me miran con odio y envida, sobre todo mis primas ¿qué hago lo reparto todo o me lo quedo? no sé, me siento muy incomodo, me interesa el dinero pero no quiero perder a mi familia. 

Patricio

Tuxtla Gutiérrez

Querido Patricio:

Dicen que contravenir la voluntad que dejó por escrito un difunto acarrea la desgracia y la mala suerte. Ahí lo ves.

Querido Duque:

Me comentaron que ibas a presentar un libro ¿me podrías decir cuándo, a qué hora y dónde?

Guadalupe

Tuxtla Gutiérrez

Querida Guadalupe:

Mañana, a las seis de la tarde, en la plaza Galerías Boulevard.

Duque de Santo Ton:

Fui de vacaciones a la Ciudad de México y en una fiesta conocí a una prestigiada psicoanalista judía de 50 y tantos años. Desde el día en que la conocí tuve sexo con ella y descubrí que es muy buena para tener relaciones sexuales. Trató de introducirme a varios de sus grupos sociales, pero a los psicoanalistas no les entendía nada y a los judíos yo no les caía bien. Sin embargo, nosotros vivimos nuestro tórrido romance hasta el último día. A diario nos comunicamos y me dijo que está dispuesta a venirse a vivir a Tuxtla o a recibirme a mí en su departamento en el DF. Siempre soñé con vivir en Lomas-Virreyes, donde está su casa, pero creo que no me adaptaría, como tampoco creo que a ella le agrade mucho vivir en Los Manguitos, que es donde tengo yo mi casa ¿Qué harías?

Fernando

Tuxtla Gutiérrez

Querido Fernando:

El buen sexo puede hacernos olvidar muchas diferencias, pero de Los Manguitos a Lomas-Virreyes hay tantas que no creo que ninguno de los dos pueda adaptarse al hábitat del otro. Yo les recomendaría que cada uno permaneciera en su lugar y se visitaran de vez en cuando si es que quieren que esa relación perdure.

Duque de Santo Ton:

Trabajo en una universidad de Tuxtla Gutiérrez, y como soy uno de los profesores más calificados, el rector me invitó a una cena a su casa. Acepté con gusto y acudí acompañado de mi esposa, que es una traductora especializada, pero muy guapa. La reunión estaba muy alegre y en determinado momento decidí ir al baño. Mi esposa había desaparecido de mi vista, supuse que estaba con las otras señoras en la cocina, pero al abrir la puerta del baño me di cuenta de que adentro estaba ella con el rector coge y coge. Me sentí muy humillado y no quise hacer un escándalo, preferí regresar a mi lugar y beber un trago. Al rato volvió mi esposa como si nada, siguió echando trago y hasta se puso a bailar sola. Cuando llegamos a la casa le reclamé por su conducta y me dijo que solamente me estaba ayudando a subir en el escalafón, pues había escuchado que pensaban darle mi plaza a otro. Iba a decirle que prefería no tener trabajo a tener que soportar sus indecencias, pero no dije nada porque no es cierto, prefiero tener un buen empleo.

Martín

Tuxtla Gutiérrez

Querido Martín:

En esta vida todo tiene un precio y por fortuna tienes con que pagarlo. 

Querido Duque:

La otra noche escuche a una señora hablar sobre la “aristocracia mexicana” ¿existe la aristocracia mexicana? ¿Qué no somos producto de una revolución agraria?

María Luisa

Tuxtla Gutiérrez

Querida María Luisa:

No somos producto de una revolución agraria sino de la última revolución burguesa que se dio en el mundo. La “haute bourgeoisie” (alta burguesía) mexicana se compone de los descendientes de la aristocracia terrateniente; nietos, bisnietos y bisnietos de hacendados que se volvieron revolucionarios,  revolucionarios que se volvieron capitalistas, políticos y banqueros. La “aristocracia mexicana” se compone de unas 600 o 700 familias nucleares, nombradas por unos 200 patronímicos. Residen principalmente en la Ciudad de México.

Duque:

¿Qué tipo de peluca es la que debe usarse en Tuxtla?, ¿la larga o la corta?

Lilí

Tuxtla Gutiérrez

Querida Lilí:

Ningún tipo de peluca, el clima no lo permite.