OPINIÓN

Alvarado, potencia económica olvidada.

Por Mario Javier Sánchez de la Torre.

Alvarado, municipio del Estado de Veracruz que cuenta con el litoral de mayor longitud, aproximadamente 85 kilómetros, de la entidad. Pero que lamentablemente en la actualidad no cuenta con el apoyo suficiente tanto del Gobierno de la Federación como del Estado de Veracruz para apoyar la que ha sido siempre la mayor y mejor actividad de sus habitantes: la pesca. 

 

Pues como su nombre original indígena lo explica Atlatzintla, que significa: “lugar situado bajo del agua”, lo hace por vocación geográfica un sitio apto para la actividad pesquera. Pues sus límites naturales son: el Golfo de México, su hermosa e imponente laguna –por todos lados agua– así como una mínima parte terrestre que da a Acula y Tlalixcoyan.

Su nombre actual le fue impuesto en memoria del conquistador Pedro de Alvarado (1485 – 1541) que incursionó el caudaloso río Papaloapan en 1518. Pero aparte de la pesca, debido a esta importante actividad económica, de alguna forma siempre ha habido en esta población talleres de carpintería dedicados a la reparación y construcción de embarcaciones, en su mayoría originados y desarrollados en forma empírica, pero no por ello, no profesionales, con reconocimiento mundial, dentro de éste especializado e importante mundo de países, que no son muchos, que tienen astilleros para construir embarcaciones.

Así tenemos que la semana pasada tuvimos el honor de conocer al constructor de barcos más importante y profesional de América, al señor Óscar Camarero Figueroa, creador de la bella e importante nave tipo carabela bautizada hace ya más de 500 años con el nombre de La Marigalante. Obra maestra de la arquitectura naval que en su inicio estaba programada para ser construida en diez meses, pero que por situaciones que se presentan durante la elaboración de todas aquellas obras de la humanidad que son trascendentes, se prolongó durante 7 años. Siendo la fecha de su botadura la tarde el 19 de agosto del año 1987, habiendo en ese momento una temperatura ambiente de agobiantes 37 grados centígrados, en el astillero del Puerto Piloto Pesquero en las orillas de la bella laguna alvaradeña, que es alimentada por los importantes ríos que atraviesan el territorio veracruzano, el Blanco y Papaloapan.

Pero citemos textualmente el párrafo de la obra titulada. Prisionera Alvaradeña, escrita por Gil Ríos, quien fue testigo de aquel histórico momento. “Fue allí mismo, en las riberas de esa colosal y plácida laguna, donde desde muy temprana hora allá por el barrio de La Fuente, en que por esos días se encontraban las instalaciones del astillero del Puerto Piloto Pesquero, en donde el pueblo se congregó sobre todo espacio disponible arriba de árboles, barcos, lanchas y en cualquier punto que fuera visible, esa multitud que causaría tan sonora manifestación jubilosa y que se arremolinara para que sus ojos pudieran captar y quedarse preso en sus mentes para siempre, el preciso instante en que la quilla de la majestuosa nave tipo carabela, partía las aguas de la quieta laguna, quien cual madre amorosa, estrechaba a su recién nacida hija, permitiéndole que flotara triunfante iniciando así, a las quince horas de ese imborrable día, su venturosa vida que la llevaría a conquistar los mares del mundo, llevando el mensaje de paz y fraternidad que México su patria le encomendara”.

El alvaradeño maestro constructor de barcos, Óscar Camarero Figueroa, es un hombre serio, muy interesante en su plática y también se entiende que bondadoso, por lo que vivimos en el poco tiempo que estuvimos con él. Que nos fue presentado por el ingeniero civil Rafael Ernesto Almeida Ainslice, otro oriundo del lugar conocido entre la población como “fallito”, a quien agradecemos la oportunidad de conocer al histórico personaje. Y que en la conversación que tuvimos, nos percatamos de la gran cantidad de planes que tienen entre los dos, para el desarrollo de la economía del municipio de vocación natural pesquero, pero que no por eso, es la única que se puede practicar con éxito ahí. Pues si algo tiene el lugar es belleza, y con ingenio, inversión y dedicación, se puede explotar en beneficio de sus amables y picaros habitantes. Y así introducir otra forma de hacer más eficiente la economía alvaradeña, por medio del turismo, pues el lugar también presenta esta vocación de negocios, tanto por sus aguas, comida, playas, así como lo más importante, la forma de ser de sus habitantes, tan famosa no solo en esta entidad, sino en todo el país y algunos otros lugares del mundo, como lo expresa el ingeniero Rafael, mejor conocido por sus coterráneos como “fallito”. Perdón, se me estaba pasando, también por la belleza de sus mujeres.

Hasta el miércoles. 

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