EL HOSPITAL DEL ALMA 17/01/17

Por El Duque de Santo Ton

(Consultas gratis: [email protected])

Querido Duque:

Soy una muchacha muy trabajadora y hacendosa. Casi toda mi vida la he dedicado a trabajar para mantener a mis hermanos menores, ya que mi familia es muy humilde. No he podido seguir estudios superiores por esa misma razón, pero no descarto la idea de hacerlo, aunque siento que la edad se me está yendo.

En lo amoroso, solo he tenido un novio en mis 40 años de vida. Fueron cinco años de relación y terminamos hace ya casi un año. No tenía pensado abrirme de nuevo al amor, pero hace poco encontré a alguien especial. Es un hombre muy bello y lo conocí en un gimnasio al que empecé a ir hace una semana. Es muy guapo y corpulento, pero creo que solo quiere jugar conmigo. Él es mi entrenador y me ha estado coqueteando mucho. Yo no le correspondía en un principio. Ahora se me ha hecho inevitable aceptarlo, y es que me pregunta si tengo novio o hijos y me halaga diciéndome que le gustan mis ojos y mi cabello. Empiezo a sentirme atraída por él, pero acabo de darme cuenta de que es cinco años menor que yo, aunque no lo aparenta. La verdad es que pienso que él solo quiere pasar el rato conmigo. No nos hemos agregado a Facebook, pero lo busqué y descubrí que hace apenas unos días tenía una relación. ¿Qué debo hacer? Tengo miedo de que surja algo y por la premura del fin de su relación, luego me deje con el corazón roto y regrese con su ex.

Carolina

Tuxtla Gutiérrez

Querida Carolina:

Date cuenta de que a tus cuarenta años, si ese muchacho sólo te ofrece diversión, tómale la palabra, mientras trabajadora y hacendosa, esperas con tranquilidad la llegada del amor verdadero. Solamente te recuerdo que si quieres juegos de cama con ese deportista te cuides mucho, porque ya estás muy grandecita para salir con tu domingo 7.

Duque:

Soy un hombre que odia a los homosexuales pero que se siente atraído pos los travestis. De hecho yo puedo tener sexo con un travesti pero jamás lo tendría con un hombre de verdad. 

Joaquín

San Cristóbal

Querido Joaquín:

Te tengo varias noticias. Los travestis son hombres, hombres de verdad; y tú, mi querido Joaquín eres homosexual. No hay manera de taparlo. Un hombre que tiene relaciones sexuales con otro hombre es gay, aunque esté operado e inflado de hormonas femeninas.

Querido Duque:

Hace unos días me pasó algo increíble. Fui de noche al centro de Tuxtla para realizar unas compras, y cuando venía de regreso me detuve en un semáforo. Desde el volante pude ver travestis y mujeres prostituyéndose en la clandestinidad. También había hombres con aspecto varonil pero en actitud de esperar clientes para alquilar su cuerpo.  Por respeto, yo no fijaba la vista en nadie, pero hubo un hombre que llamó poderosamente mi atención, pues era ni más ni menos que mi marido, vestido con la misma ropa que había salido por la mañana de la casa. Duque, te juro que no sabía qué hacer, me quedé paralizada, y desde lejos vi como se detuvo una camioneta de lujo en la que viajaban dos hombres maduros, quienes después de una breve negociación, se llevaron a mi esposo seguramente a un motel. No me he atrevido a decirle que ya sé cuál es su verdadero trabajo pero desde entonces no me dejo tocar por él y estoy muy molesta. No sé qué hacer, entiendo que la situación sea difícil pero no como para prostituirse y menos siendo hombre y padre de familia. Si se vendiera con otras mujeres la cosa no sería tan grave, pero ¿con otros hombres, Duque?  He vuelto varias veces de noche al mismo lugar con la intención de sorprenderlo, pero tal vez él reconoce mi carro y se esconde porque no lo he vuelto a ver. No sé qué hacer. Pienso que si me engaña con algo tan grave, ¿qué cosas más me ocultará? Quizá tenga otra familia. No sé qué hacer, me da miedo que mis hijos lo descubran.

Alba Alicia

Tuxtla Gutiérrez

Querida Alba Alicia:

En realidad si tú marido se prostituye, da lo mismo que lo haga con hombres que con mujeres, pues seguramente lo hará por necesidad y no por gusto. Me parece que es urgente que hables con él, que encaren la verdad y le digas que puedes apoyarlo siempre y cuando abandone esa actividad, ya que es muy mal vista socialmente y tiene un alto grado de peligrosidad, pues el relacionarse sexualmente con desconocidos es una práctica de muy alto riesgo para la salud. Lo malo es que quien encuentra alguna manera fácil de ganar dinero, difícilmente se conforma con romperse el lomo y ganar tres pesos por ello. 

Querido Duque:

Cuando era niña, vivía enamorada de un collar de tres sartas de perlas naturales que tenía mi abuela. Se lo ponía solamente para ocasiones muy especiales y a mí me contaba que había pertenecido a una de las damas de honor de la emperatriz Carlota, pero que un soldado chiapaneco lo había robado en un a hacienda que fue saqueada por su contingente, al mando del general Pantaleón Castellanos, cerca de Puebla. Cuando mi abuela falleció, el collar fue heredado por mi madre, pero no tenía ni seis meses con él, cuando se lo robó una criada a la que contrató sin recomendación. Yo hice mucho coraje pero no me quedó otra cosa más que aceptar el hecho. Ahora estoy casada con un político de alta alcurnia y tengo posibilidades de comprar, si no el mismo collar, sí una joya similar ¿sabes dónde podría yo conseguir algo?

Emilia

Chiapa de Corzo

Querida Emilia:

Aquí en Chiapas es muy difícil encontrar piezas tan exquisitas como la que mencionas, pero en ciudades como México o Guadalajara, existen casas de subastas especializadas en reliquias familiares de gran valor. Algunas compran y venden joyas exclusivamente, ya por In Box te mandé algunos nombres y direcciones de correo electrónico.

Querido Duque:

La otra noche me invitó a cenar un heredero tuxtleco, de esos que tienen fortunas e inversiones en el extranjero, y después de sentarnos es la mesa de un restaurante de lujo y de ordenar la comida y los aperitivos, muy circunspecto me preguntó que si no me pensaba ir a lavar las manos. Yo me sentí muy ofendida, y en lugar de ir al baño para asearme, tomé un taxi y me regresé a mi casa ¿hice lo correcto? No por tratarse de un millonario tengo que aguantar impertinencias.

Cleopatra

Tuxtla Gutiérrez

Querida Cleopatra:

Efectivamente al tipo le faltó tacto, pero no como para ofenderte al grado de irte a tu casa. Con el mismo cinismo que él te preguntó, le hubieras hecho notar que ese tipo de cosas no se le preguntan a una dama y menos a una invitada. Seguramente se habría sentido tan mal, que hasta la champaña te hubiera invitado. Al tomar esa actitud tan “digna” 

No solo perdiste la amistad del millonario, sino la posibilidad de que te vuelva a invitar a cenar ni siquiera unas garnachas.

Querido Duque:

Durante toda la secundaria tuve un novio muy lindo, muy respetuoso, que nunca me tocó ni me hizo insinuaciones de mal gusto. Al entrar a la universidad decidí que ya era hora de cambiar de pareja, pero todos los muchachos a los que conocía, lo primero que me pedían era sexo. Me di cuenta de que todas mis amigas habían dejado de ser vírgenes y que ninguna se había casado. Yo decidí esperar al muchacho adecuado, uno que compartiera mi manera de pensar, pero todo fue inútil,  a todo el mundo lo único que le importa de los demás es el sexo. A mí no me hace falta, te lo juro, pero una noche decidí dejar de ser diferente y me acosté con el primero que me lo pidió, luego con otro y después con otro. Ahora me acuesto con todos los muchachos que me gustan pero, aunque todas mis amigas lo hacen, yo me siento promiscua ¿por qué será?

Eva

Tuxtla Gutiérrez

Querida Eva:

Porque lo eres, Muñeca. Una cosa es que las costumbres hayan cambiado y otra muy distinta que el pan haya dejado de llamarse pan y el vino, vino. 

Duque de Santo Ton:

Busco un hombre maduro, de entre 40 y 50 años, que quiera trabajar de sirviente en mi casa. Necesito que sepa realizar tareas domésticas, preparar tragos, servir la comida y lavar la ropa; y que duerma en casa. Certificado de preparatoria indispensable y tres referencias personales ¿Podrás publicar esta nota en tu espacio?

Eugenio

Querido Eugenio:

No tengo inconveniente pero juegas con fuego. Si alguien responde a tu anuncio yo  te aviso, no estés con el pendiente.