HOSPITAL DEL ALMA 06/12/16

Por El Duque de Santo Ton

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Querido Duque de Santo Ton:

Estoy muy excitada por un futbolista que juega en Jaguares de Chiapas, situación que me causa gracia, pues no me gusta ese deporte. Todo empezó cuando, por motivo de una promesa, llevé a mi hermanito Bryan a un entrenamiento de su equipo favorito. Yo estaba muerta del aburrimiento cuando lo vi en pleno calentamiento. Duque, nunca había visto a un muchacho tan guapo y semidesnudo, la verdad, yo también le atraje en ese instante.

Nuestras miradas se cruzaron y fue un flechazo. En medio del entrenamiento, él metió un gol, miró a las gradas y me señaló. ¡Duque, me humedecí de inmediato! No soy una cursi, pero ese detalle me mató. Al finalizar el encuentro, él se acercó y, muy seguro de sí mismo, comenzó a hablarme. No voy a negar que me gustó su determinación, pero siento que actúa así con todas las chicas que van a esos partidos. Como esa actitud de “donjuán” me irrita, tuve que responderle de manera seca, casi grosera. Pese a mi manera de comportarme,  le ofreció a mi hermanito un pase especial para conocer a todos los futbolistas del equipo. Obviamente, Bryan aceptó de muy buena gana la invitación y el futbolista me sonrió de forma pícara (se despidió con un “espero que lo acompañes”). Duque, yo acompañaré a mi hermanito y, me guste o no, lo veré. Sé que los futbolistas tienen fama de mujeriegos y eso me incomoda. Ese muchacho me gusta y no sé si seguir con el coqueteo. Aconséjame, por favor.

Malicha

Tuxtla Gutiérrez

Querida Malicha:

Te están brindando la posibilidad de un encuentro sabroso y te haces del rogar. A ti lo que te atrae de ese futbolista no es su forma de ser ni sus cualidades morales sino su cuerpo atlético. Disfrútalo y si después llega el amor, bienvenido sea, pero no dejes pasar la oportunidad de meterte a la cama con él.  Por si fuera poco, vas a conocer al resto del equipo. Estoy seguro de que si no te termina de convencer, algún otro miembro del equipo te hará la faena antes de Navidad y te quitará esa calentura que tú tienes. 

Duque de Santo Ton:

Hace más de cinco años inicié una relación con muchacho que se dedicaba a vender pollo en una tienda. Todo comenzó una tarde mientras esperábamos a que llegara la combi. Él, muy caballeroso, me dejó pasar antes. Desde ese instante comenzamos a entablar una amena conversación llena de risas y anécdotas que alegraron ese día. Intercambiamos números y durante dos meses las pláticas se volvieron fluidas. Luego de mucho hacerle al cuento iniciamos nuestras relaciones sexuales. Todo era maravilloso. Sin embargo, por cuestiones de trabajo y falta de tiempo, nuestras salidas comenzaron a ser menos. Para mi buena suerte, y a fin de no dejar de verlo, él pudo ingresar a trabajar al mismo supermercado en el que yo trabajo, ya que se abrió una vacante. Después de tres años juntos, decidimos irnos a vivir juntos. Al principio todo iba bien, él era ordenado y el respeto era mutuo. Sin embargo, todo cambió cuando por tres días no se apareció en la casa. Pensé que solo necesitaba su espacio y no le recriminé nada cuando regresó. Al ver que esta situación se repitió muchas veces, decidí hablar con él. Me dijo que se sentía un poco presionado y que necesitaba un tiempo para pensar en nuestra relación. Yo acepté. No obstante, hace unos días lo encontré saliendo con una muchacha con tipo de sirvienta de nuestro departamento y ella llevaba mi ropa puesta. Duque, no sé qué pensar. Yo lo amo, pero un hecho en vivo vale más que mil palabras. Me duele, pero debo terminar esta relación. 

María del Refugio

Tuxtla Gutiérrez

Querida María del Refugio:

Claro que debes terminar con ese pollero de inmediato. Imagínate desde cuando compartes el mismo hombre y las mismas pantaletas con una desconocida y tú sin saberlo.

Duque de Santo Ton:

Tengo una duda enorme que me inquieta sobre mi actual relación. Hace unos meses conocí a una linda chica, acostumbrada a ciertos lujos pues ella es de la alta sociedad. Pese a que no creí que pudiéramos llegar a nada por la diferencia de clases, iniciamos una relación, hasta el punto de ser casi inseparables. Luego de declararle mi amor y salir varios meses, la invité a que se fuera a vivir conmigo para poder iniciar una nueva etapa y ver si nuestra relación tenía futuro. Grande fue mi sorpresa al descubrir ciertas aficiones de mi novia, todas referidas al plano sexual. Duque, mi rutina diaria comienza con mis salidas a correr al parque Cañahueca, muy temprano en la mañana. Esto me motiva bastante para iniciar el día en el trabajo con mucha energía. Sin embargo, una mañana, a mi regreso, la descubrí esperándome cerca de la puerta de mi cuarto llevando puesta una bata. Cuando le pregunté si se le había hecho tarde para ir al trabajo, me tomó de los brazos y me llevó a la cama. Aunque me sorprendí mucho al inicio, dejé que el deseo nos guiara porque creí que era un arrebato del momento, pero me equivoqué. Al día siguiente, mi novia volvió a interceptarme en la mañana, acto que me incomodó porque me encontraba sudoroso en ese momento. Según me explicó, a ella le gusta verme así, empapado en sudor; dice que eso la excita y la pone muy cachonda. Mis amigos se burlaron de mí cuando les conté, pero a mí no me hace ninguna gracia, para mí que esa mujer está loca de remate y es una pervertida sexual.

Summer

Tuxtla Gutiérrez

Querido Summer:

Además de loca y pervertida sexual, tu novia es una puerca ¿cómo que se excita con el sudor?, ¿qué sigue?, ¿la lluvia dorada? Debes fijarte muy bien con quien te relacionas, muchas veces caras vemos y porquerías no sabemos. 

Duque de Santo Ton:

Estoy pasando por una crisis nerviosa a causa de mi novia, una mujer bellísima por fuera y por dentro. Es toda una diosa que canta, hace ejercicios, es inteligente como ninguna y demasiado sexy para cualquier persona. En los 4 años de relación que tenemos he sido testigo de que los hombres le coquetean aunque esté yo presente. Yo confío mucho en ella y en sus amistades, pero todas las personas que conocía al final le confesaban que estaban enamoradas de ella, hecho que a mi novia no le parecía y se alejaba. Muchos tipos que conozco me dicen que no creen poder estar con una mujer así. Incluso, dicen que soy poco para ella. He conversado con ella sobre mi inseguridad, pero mi novia me promete que solo me ama a mí y a nadie más. A pesar de que siento que es verdad, vivo alterado porque cuando vamos de la mano los hombres la miran y me vuelvo loco. Un día me salió con que había conocido a un hombre que no se fija en ella en lo sexual y ya tienen seis meses de amistad. Lo malo es que estoy tan traumatizado que pienso que me la quiere quitar. Hablé con ella y me dijo que este sujeto jamás le ha dado a entender algo más. Yo le creo, como siempre, pero quisiera que su amistad acabe, pese a que sé que es su único amigo en el lugar donde trabaja. Ayúdame, Duque. ¿Crees que está bien lo que me está pasando? Yo siento que debo ir a un psicólogo con tal de mejorar mi relación con la mujer que quiero para toda mi vida.

Hipólito

San Cristóbal

Querido Hipólito:

Definitivamente eres muy poca cosa para una hembra como la que tienes. Lo más seguro es que ese “amigo”  se acuesta con ella desde el mismo día en que la conoció pero, dadas las circunstancias, si quieres conservarla, como tú dices, tienes que apechugar y aguantarle eso y más porque eres tan poca cosa, que esa la única manera que te queda de retenerla a tu lado. 

Querido Duque:

Desde muy joven he tenido el cuerpo muy velludo, a comparación del resto de mis compañeros del colegio y la universidad. Pese a que esta situación me causaba algunos problemas para relacionarme con las muchachas, que los prefieren lampiños,  no me agobiaba. Sin embargo, el tiempo pasó y la vida se encargó de mostrarme lo contrario. El día que conocí a una compañera de oficina, sentí que había visto al ser más dulce de todo el planeta. Su inocente mirada y encantadora personalidad me cautivaron en pocos minutos. El problema llegó cuando el amigo en común que nos presentó en el trabajo le bromeó al decir que era como un hombre lobo debajo de la camisa. Como si fuera poco, eso no le bastó y le mostró con su celular unas fotografías mías de cuando estuvimos en la playa. No pude evitar sonrojarme en aquel instante por la vergüenza que me hizo pasar. Solo atiné a reírme para disimular un poco el pánico de ese primer encuentro. Cuando las aguas se calmaron, opté por acercarme de nuevo a ella y proponerle tener una cita. La idea no le agradó para nada, vi cómo me observaba con un poco de asco desde los pies hasta la cabeza. Me barrió con la mirada. Desde entonces, quedé devastado y me he deprimido mucho al punto de considerar renunciar a mi trabajo solo para no verla más. No sé qué hacer, tengo mucha vergüenza. No sé cómo actuar, Duque. Quizás otras mujeres también me vean como algo raro.

Alejandro

Tuxtla Gutiérrez

Querido Alejandro:

Tienes una idea equivocada. Así como los hombres preferimos a las mujeres lampiñas porque lucen más femeninas, más indefensas; ellas nos prefieren peludos, porque el vello corporal nos hace ver masculinos, protectores. Tal vez se trate de una cuestión cultural y nada más, pero los hombres con vello en pecho y nalga tienen mucho más aceptación entre las mujeres, sobre todo en lugares como Chiapas, en donde el prototipo de hombre es el lampiño. Tener pelos es un privilegio no seas bruto. 

Duque:

Siempre pensé que mi relación con mi novia iba a durar para toda la vida. Hace tres meses, a pocos días de acabar la universidad, le comenté a mi chica sobre la posibilidad de ir los dos juntos a trabajar como ilegales en Estados Unidos. Al principio ella no quería; sin embargo, logré convencerla a ella y a sus padres, ya que la paga iba a ser muy buena.  Pero ya allá nuestra relación se tornó un poco rutinaria, a veces yo llegaba algo temprano a la casa, mientras ella lo hacía en la madrugada. A pesar de estar en el mismo lugar parecía como que estuviéramos en extremos opuestos. Pocos días antes de nuestro retorno a Tuxtla, recibí una llamada de mi madre. Mi padre se encontraba mal de salud, al parecer su diabetes le provocó graves complicaciones. No dudé ni un momento y me regresé antes. Mi novia no quiso, ya que quería cobrar su salario completo. Yo acepté su decisión. Sin embargo, al pasar algunas semanas su regreso parecía lejano, la llamaba y no me contestaba. Les pregunté a sus padres y tampoco supieron darme razón. La semana pasada recibí un mensaje suyo por el Facebook, en el que me explicaba los motivos por los que me dejaba. Se había enamorado de su supervisor, un gringo rubio y de ojos azules, y estaba embarazada. Duque, me encuentro muy desilusionado y destrozado. Yo la amo, pero ahora me doy cuenta de que ella no sintió lo mismo por mí. 

Ángel

Tuxtla Gutiérrez

Querido Ángel:

Lo que me cuentas no tiene remedio ni vuelta atrás, menos ahora que Donald Trump va a ser presidente de nuestro vecino país del norte.